La corrupción es un problema moral y estructural. La distinción entre una y la otra es analíticamente necesaria, aunque no excluyente. De acuerdo con la definición más básica, la corrupción es la depravación o vicio de las cosas inmateriales. Y en este sentido –por la propia inmaterialidad de la definición–, ya estamos hablando de un asunto del orden moral. No obstante, interésanos escudriñar el aspecto estructural del problema, y explicar desde tal óptica la pertinencia del juicio a los expresidentes. Y para ello acudo a una añeja discusión filosófica engarzada con antecedentes históricos.