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Cateriano no está solo

Fuentes: Rebelión

La campaña de prensa de la derecha y el griterío de sus áulicos de los más diversos pelajes se empeña en cuestionar a la esposa del Presidente Humala acusándola de «usurpar funciones». La ofensiva mediática tiene un doble propósito: Por un lado, aislar y desprestigiar a Nadine Heredia porque, pese a todo, la consideran un […]

La campaña de prensa de la derecha y el griterío de sus áulicos de los más diversos pelajes se empeña en cuestionar a la esposa del Presidente Humala acusándola de «usurpar funciones».

La ofensiva mediática tiene un doble propósito: Por un lado, aislar y desprestigiar a Nadine Heredia porque, pese a todo, la consideran un valor político del nacionalismo y la admiten como una figura en ciernes. Y por otro, porque buscan generar una crisis entre el mandatario y su esposa para debilitarlo aún más. No les basta introducir cuñas en todo el espectro que lo rodea, y quieren darle la estocada final distanciándolo de su esposa.

Tan empeñados andan en este propósito, que no han reparado en un hecho que sí es grave: el Presidente del Consejo de Ministros, el señor Pedro Cateriano Bellido, sí ha usurpado funciones al hacer comentarios no solamente erróneos, sino también absolutamente ajenos a su función gubernativa.

La Constitución del Estado señala, en efecto, que la política exterior del gobierno compete al Presidente de la República, quien la coordina y aplica a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, vale decir, la Cancillería.

Ni el Presidente del Consejo de Ministros ni el titular de ningún portafolio tiene que ver con el tema, que está circunscrito al criterio del Primer Mandatario de la Nación. Sólo él tiene el derecho -y la obligación- de determinar las orientaciones de la política exterior.

Y lo ha hecho desde que asumió sus funciones respetando escrupulosamente los principios de no Intervención y Libre Determinación de los Pueblos. Ante el odio contenido de la reacción, ha observado un comportamiento respetuoso con relación a Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y, en general, el proceso emancipador latinoamericano. En el contexto de esa política, la declaración de Cateriano asoma completamente fuera de lugar.

Viene al caso el comentario porque hace algunos días, inquirido por «los medios» al alcance de las peores causas, el Presidente del Consejo de Ministros se permitió formular ataques contra un país con el que el Perú mantiene las más cordiales relaciones: la República Bolivariana de Venezuela.

Como una manera de darle en la yema del gusto a sus entrevistadores, Pedro Cateriano se despachó a su antojo, sin siquiera tener en cuenta que, al hacerlo, estaba vulnerando un principio fundamental de la relación entre Estados Soberanos: la no injerencia en los asuntos internos de cada país.

Es verdad que, al mismo tiempo, dejó en claro que su declaración era «a título personal». Olvido que el jefe de Gabinete de un gobierno, no tiene ninguna «opinión personal», Todas reflejan -o no reflejan, como ocurre en este caso- la opinión del gobierno del que forman parte.

El propósito de la declaración, fue sumarse a la campaña internacional que el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados han desatado contra Venezuela en la antesala de la consulta electoral del próximo domingo 6.

Se trata de una acción concertada en el plano más amplio. Por eso, la opinión de Cateriano se produjo el mismo día que el Presidente de Colombia adoptara postura similar, y muy poco después que la Corte Suprema de Justicia de Chile -esa que en su momento se negó a juzgar a Pinochet y a sus cómplices- formuló una declaración «exigiendo» a la administración de Caracas, la «libertad·»de un delincuente: Leopoldo López, responsable de la muerte de 43 personas, asesinadas en el marco de las acciones terroristas desatadas contra el Presidente Maduro y su gestión, en febrero de este año.

Que el Presidente de Colombia diga cuando le plazca lo que piensa su gobierno, es, finalmente legítimo, aunque por cierto transitorio. Después, otro Presidente del mismo país dirá lo contrario.

Pero que la Corte de Justicia de Chile y el Presidente del Consejo de Ministros del Perú se compren el pleito, y asuma públicamente una opción de ese corte, no tiene justificación alguna, ni política, ni legal.

El Presidente de Consejo de Ministros de nuestro país puede pensar lo que quiera, pero lo que no puede, es declarar en materia de política exterior porque eso, sólo es competencia del Presidente de la República.

Por lo demás, no se trata de una declaración cualquiera. El Perú mantiene relaciones cordiales con Venezuela y el gobierno de nuestro país ha agradecido públicamente los gestos de buena voluntad del gobierno amigo, que nos tendió la mano en momentos de verdadero apremio, como ocurrió en agosto del 2007, con motivo del terremoto de Pisco.

Y es más, el Presidente Ollanta Humala, a su vez, ha tenido diversos gestos y expresiones de cordialidad con los actuales ocupantes del Palacio de Miraflores, sin subordinar su opinión a los dictados del Imperio. ¿Con qué derecho, entonces, el señor Cateriano asume la opción que ha formulado, y que ha llenado de gozo a todos los verdaderos en enemigos del proceso peruano?

Curiosamente ellos no han objetado para nada lo dicho por Cateriano. Ni siquiera han criticado que las hiciera, sin contar con la facultad de hacerlo. No han alegado «usurpación de funciones», que se configura en todas sus letras.

Una declaración similar a la del titular de la PCM la hizo, por cierto, Luis González Posada, quien fuera Canciller de Alan García. Pero es explicable, no sólo porque se trata de un funcionario del gobierno más corrupto y represivo que hemos tenido hasta lo que va del siglo XXI; sino porque además, el propio González Posada fue sindicado pública y abiertamente como agente de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de Norteamérica, por documentos desclasificados procedentes de Washington.

No hay que olvidar que, cuando fue puesta en evidencia su condición de asalariado de los servicios del país del norte, el aludido hizo mutis en el Foro, como ocurría con los Senadores Romanos cuando pesaba sobre ellos una acusación grave, pero cierta.

También han hecho mutis, dirigentes de la Izquierda Peruana, empeñados como están en preocupaciones electorales. Tal vez piensen que hablar del tema del resta votos, o les abre flancos de ataque; y creen que eso, «no les conviene».

Los que no han callado son los políticos más reaccionarios, desde Alan García hasta Alejandro Toledo, pasando por todos sus «intermedios». Se sumaron al coro de los anti bolivarianos, carro el que se subió incluso el Presidente del Congreso. Este último, por cierto, está llamado a guardar sus opiniones porque no las representa. El representa a todos los parlamentarios, entre los cuales, varios se identifican con la Venezuela de hoy, y con su causa.

Finalmente, es necesario advertir el juego que trama la reacción, a pocos días de los comicios previstos para el domingo. Ella, sabe que va a perder. Para perfilar su estrategia mirando más hacia «afuera» que «adentro», mueve una campaña mediática asegurando encuestadoras que les pronostican una victoria.

Así, cuando pierda, dirá que fue fraude. Y los que les creen hoy, les creerán mañana, del mismo modo que quienes hablan, lo harán también después de su derrota. Y es que, finalmente, no les importa ganar, o perder. Lo que les interesa, es generar un clima de inestabilidad y de violencia que perturbe la vida de los venezolanos y que, eventualmente, pueda ser usado por los lacayos del Imperio para pedir o una intervención norteamericana, o una maniobra golpista como aquellas que le dieron resultado en Honduras y Paraguay, e incluso Guatemala; y como la que ya implementan en Brasil, para escarnio del mundo.

Cateriano, en este asunto, no esa sólo. Lo acompañan todos los náufragos de América.

 

Gustavo Espinoza M.,Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.