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Uno de los homicidas no asistió al juicio por estar destinado en los Abruzos para reprimir las protestas contra la reunión del G8

Condenados cuatro policías italianos por matar a golpes a un chico de 18 años

Fuentes: Peace Reporter

Traducido para Rebelión por Juan Vivanco

El tribunal de Ferrara ha condenado a los cuatro policías acusados de «exceso culposo» en el homicidio culposo de Federico Aldovrandi, el chico de 18 años que murió por los golpes violentísimos que recibió en Ferrara el 25 de septiembre de 2005 en un control policial. Durante la lectura del fallo, que impone una pena de tres años y seis meses a los agentes, los padres del chico se abrazaron llorando y el público presente en la sala aplaudió.

Es una condena, y es severa. Algo poco frecuente en los juicios que sientan a policías en el banquillo. Tres años y seis meses para los agentes acusados de la muerte de Federico Aldovrandi. El juez de Ferrara Francesco Caruso pronunció el fallo poco antes de las siete de la tarde en una sala abarrotada de público, que en cuanto comprendió el sentido de sus palabras prorrumpió en aplausos.

Los padres de Federico, Lino Aldovrandi y Patrizia Moretti, se abrazaron con fuerza a su hijo Stefano y a uno de sus abogados, Fabio Anselmo, el que más se ha destacado en la batalla para que triunfe la verdad y la justicia. Al amanecer del 25 de septiembre de 2005 Enzo Pontani, Luca Pollastri, Paolo Forlani y Monica Segatto causaron la muerte de Federico, que volvía a casa después de pasar la noche en un local de Bolonia. Fue una muerte absurda en un control de policía. Según los agentes el chico «estaba furioso y daba patadas»; estaba bajo los efectos de una droga, dijeron los abogados defensores de los policías, pero los peritos establecieron que las cantidades de estupefacientes en la sangre de Federico eran mínimas. Por eso Lino Aldovrandi, inspector de policía municipal, dijo: «Hoy se ha hecho justicia y se devuelto el respeto y la dignidad a mi hijo; todos los policías que le ofendieron deberían disculparse con él. Mi hijo no era un drogadicto». En la sala también estaban presentes los amigos de Aldro, los que pasaron la última noche con él. En sus caras las lágrimas dan paso a una sonrisa y, en cierto modo, a una reconciliación con las instituciones.

La muerte de Federico y las actuaciones judiciales que se instruyeron sólo después de la denuncia de su madre en un blog, han cambiado muchas cosas en Ferrara. Han roto el muro silencio cómplice de los funcionarios de la Jefatura de Policía, que ha dado lugar a una segunda actuación de la Fiscalía sobre los intentos de hacer pasar el homicidio por la muerte accidental de un drogadicto. El fiscal Nicola Proto, que con pasión y competencia se hizo cargo de la investigación después de que en un primer momento se encomendara a otra colega, había pedido una condena de tres años y ocho meses. El juez ha admitido prácticamente todos los argumentos de la acusación, que hizo hincapié en las porras rotas sobre el cuerpo de Federico, algo que sólo se conoció tras una interpelación parlamentaria.

El chico murió pidiendo «socorro», como contaron los pocos testigos oculares de aquella noche que se han atrevido a declarar. Según la acusación particular, Aldro fue esposado de bruces sobre el asfalto. En esta posición no podía respirar. A Federico le faltó el aire cuando murió. Fue golpeado con saña, como revelan las fotos de su cadáver. Los dos únicos policías sentados en el banquillo, Pollastri y Pontani, escucharon ayer, abatidos, sus condenas. Paolo Forlani no estaba presente: se encuentra en los Abruzos, entre los agentes que protegen al G8.

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/16565/Condannati+i+poliziotti+per+la+morte+di+Aldrovandi