En este artículo no intentaré hacer un análisis global de la situación en Ucrania, sino señalar algunos temas de importancia para el movimiento unitario contra el fascismo. [Aquí hay varios artículos que tratan las cuestiones políticas generales en castellano, y aquí un buen análisis de esta cuestión en inglés.] Uno de los muchos aspectos preocupantes […]
En este artículo no intentaré hacer un análisis global de la situación en Ucrania, sino señalar algunos temas de importancia para el movimiento unitario contra el fascismo. [Aquí hay varios artículos que tratan las cuestiones políticas generales en castellano, y aquí un buen análisis de esta cuestión en inglés.]
Uno de los muchos aspectos preocupantes del conflicto en Ucrania es que los fascistas se están aprovechando de él para fortalecerse. La izquierda ve muy claramente una parte de esta amenaza; pero la otra no la reconoce en absoluto, y tiene una gran confusión al respecto.
La subida de los nazis en Kiev
En sus inicios, dentro de las protestas Euromaidan, se vio como los combatientes nazis de Pravy Sektor (sector de derechas), inicialmente una minoría muy pequeña, jugaron un papel cada vez más importante. La verdad es que lo lograron gracias a su disposición a hacer frente a los brutales ataques de las fuerzas de seguridad del gobierno de Yanukovich, responsables de matar a tiros a decenas de manifestantes y de herir a centenares de personas más.
Al caer Yanukovich, subió un gobierno pro occidental, formado por tres partidos, uno de ellos el partido fascista con corbata, Svoboda. Es vergonzoso que la Unión Europea no tuviera problema alguno a la hora de aceptar este gobierno, fascistas incluidos, como a un interlocutor válido. Mientras tanto, algunos grupos de la extrema derecha occidental expresaron su apoyo a Euromaidan y sobre todo a los fascistas ucranianos; hacía muchos años que los partidos fascistas europeos más conocidos mantenían relaciones con Svoboda.
En la situación actual de conflicto abierto en el este de Ucrania, un sector importante de la izquierda europea -del entorno de los partidos comunistas y del antifascismo clásico- no ha dudado en calificarlo de una lucha entre el fascismo y el antifascismo; la realidad es más compleja. Es cierto que fascistas ucranianos han llevado a cabo barbaridades, como el brutal ataque a una sede sindical en Odessa. Igual que el movimiento Euromaidan, el bando «pro ruso» incluye a elementos muy diversos, desde gente corriente realmente preocupada ante las decisiones reaccionarias del gobierno de Kiev, hasta sectores auténticamente nacionalistas rusos e incluso fascistas.
El conflicto en Ucrania ha adquirido ciertas características de lucha sectaria, en la que los abusos del sector más extremo de un lado refuerzan al sector más extremo del otro. Crea una dinámica que lleva a la gente de cada bando a agruparse tras el grupo más extremo y violento, para «protegerse». Huelga decir que los sectores ultra no representan los intereses reales de la gente trabajadora, ni ucraniano ni ruso hablante. Los únicos que se benefician de esta situación son los oligarcas -y los dirigentes fascistas aliados con ellos- de cada bando.
Miremos el papel de los fascistas dentro del bando pro ruso, supuestamente antifascista.
La extrema derecha en Donetsk
Una figura clave es Pavel Gubarev, nombrado «Gobernador popular» de la región de Donetsk en marzo de 2014. Gubarev (a veces escrito Gubarov, Gubariov, Gubariev, Gubariew… lo que complica la búsqueda de información) era empresario y también militante del partido nazi, «Unidad Nacional Rusa». Metapedia -la Wikipedia de los fascistas- incluye una extensa y halagadora entrada sobre Gubarev que explica que su partido pertenecía a la «Unión Mundial de Nacional Socialistas». También informa que «El 13 de mayo, [Gubarev] fundó un nuevo partido político, el Movimiento Social Político – Partido de la Nueva Rusia, abreviada Novorossiya o Partido Nueva Rusia. Con sede en Donetsk, Nueva Rusia celebró su primer congreso el 22 de mayo [de 2014]…». Pocos días después Gubarev anunció que las autoproclamadas Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se habían fusionado en un solo Estado… llamado Novorossiya. Como comenta Metapedia, la bandera de Novorossiya, «probablemente diseñada por el propio Gubarev», se parece mucho a la insignia confederada, la del bando esclavista en la guerra civil de EEUU.
Alexander Borodai, que hasta hace poco ocupaba el cargo de Primer Ministro de la «República popular» (acaba de dimitir por ser ciudadano de Rusia, no de Ucrania), también es un histórico militante de la extrema derecha, asociado con Alexander Prokhanov y su periódico ultranacionalista y antisemita, Zavtra (Mañana). Al asumir Borodai su cargo en Donetsk, Prokhanov lo alabó como un «verdadero nacionalista blanco ruso» (los «blancos» eran los que se levantaron contra la revolución de 1917). El gran proyecto de Prokhanov es unir a estalinistas y fascistas. En el pasado ha colaborado tanto con Ziuganov, dirigente del Partido Comunista de Rusia, como con David Duke, dirigente del Ku Klux Klan; parece que en el este de Ucrania ha dado un nuevo paso importante en esta dirección. (Hay que añadir que en una reciente entrevista, Prokhanov se refiere a «nuestros amigos Borodai, Strelkov y Gubarev» y poco después despotrica contra «los judíos».)
Igor Strelkov, nombre real Igor Girkin, es un ex militar ruso, veterano de operaciones en Chechenia, Serbobosnia, Móldova… y un viejo amigo de Borodai. Strelkov explicó, en una rueda de prensa conjunta con Borodai el 10 de julio de 2014, que hasta el marzo pasado perteneció al servicio de inteligencia ruso, el FSB, heredero de la KGB. Durante muchos años su afición era realizar recreaciones de batallas antiguas, en las que su «ídolo» era un general contrarrevolucionario de la guerra civil rusa. Ahora, según Borodai, Strelkov es el «Comandante en Jefe de las fuerzas armadas, Ministro de Defensa y Jefe del Consejo de Seguridad, de la República Popular de Donetsk».
Lo más revelador sobre Strelkov son una serie de declaraciones que hizo en el marco de una mesa redonda sobre Siria en junio de 2013. Strelkov denunció la «inmigración masiva» a Rusia de personas «ajenas» que no podrían ser «digeridas, ni en una o dos generaciones», y que serían «tierra fértil para el islamismo radical». Concluyó que «Por tanto, es esencial combatir con decisión la extensión del islam radical. Esta lucha… podría incluso ir más allá del marco de los derechos humanos.» Aun más chocante fue lo siguiente. Tras hablar de cómo evitar en Rusia algo como la Primavera Árabe, añadió que: «no hay nada nuevo en el nuevo tipo de guerra. En 1917 experimentamos la misma situación. Una parte de la élite política concibió la idea de un derrocamiento. Empezó a implementar esta idea, sobre todo con la ayuda de las masas en la calle, totalmente empapadas de propaganda, así como de las tropas que no querían ir al frente. Como resultado, ya que no habían tomado las medidas oportunas para neutralizar a esta élite, los poderes en Rusia no fueron capaces de aplastar la calle, y bajo la presión de esta élite, al final el poder en sí se derrumbó.» En resumen, explicó y lamentó la incapacidad de la dictadura zarista para reprimir la revolución en 1917. No debe sorprendernos que su héroe sea un general contrarrevolucionario.
Otro sector de la extrema derecha que participa en este peculiar «movimiento antifascista» son los chetniks serbios, implicados en la limpieza étnica -y masacres- durante las guerras en los Balcanes. Finalmente, se ha demostrado que muchos grupos nazis de la propia Rusia apoyan activamente al bando pro ruso en el este de Ucrania, algunos de ellos incluso tienen combatientes participando en el conflicto.
El fascismo europeo con Rusia
Todo esto ha contribuido a un cierto cambio de orientación de importantes grupos fascistas occidentales, que ahora apoyan, en su gran mayoría, al bando pro ruso. La histórica revista antifascista británica, Searchlight, informó de un congreso internacional de grupos fascistas para apoyar a la «República popular de Donetsk», con la participación del Front National francés, del FPÖ de Austria -representado por su máximo dirigente, Heinz-Christian Strache, en persona-, Ataka de Bulgaria… El bando pro ruso de Donetsk estuvo representado por Alexander Borodai.
Incluso antes, durante el referéndum que devolvió Crimea al control ruso, el Setmanari La Directa informó de la presencia como «observadores», avalando la votación, de una amplia delegación fascista. En otra muestra de «internacionalismo» fascista, el grupo español Democracia Nacional tradujo una declaración de Amanecer Dorado favorable a Rusia.
Hay que destacar que un elemento importante en este giro fascista es la creciente atracción que ejerce sobre estos sectores la figura de Vladimir Putin. Con su autoritarismo, su nacionalismo, su racismo, su homofobia… Putin tiene cada vez más fans entre los nazis occidentales, y él cultiva activamente sus relaciones con ellos.
La izquierda y los nazis pro rusos Esto es lógico y coherente entre los fascistas. Lo que no lo es el amplio apoyo mostrado hacia el bando ruso dentro de la izquierda occidental, sobre todo entre los partidos comunistas. Incluso, según informa una página web de este entorno, bajo el título «Brigadistas internacionales españoles se unen a milicias antifascistas de Ucrania»:
«Activistas de varios países, entre los que se encuentran, además de España, Italia, Rusia, Francia, Canadá y Polonia, han acudido a la ciudad de Donetsk, capital de la República Popular de Donetsk, para unirse a sus milicias o dar apoyo logístico y humanitario, según afirmó Paul Gubariov, gobernador de la región alzada en su página de Facebook.
«Según recoge Al-Manar, Grupo de Comunicación Libanés, los voluntarios, que podrían tomar parte en combates contra las tropas ucranianas, estarán bajo el mando de Igor Strelkov, jefe de las Fuerzas Armadas de la República Popular de Donetsk. Las autoridades de la región han llamado directamente a la formación de unas ‘Brigadas Internacionales’.»
Son los mismos Gubariov/Gubarev y Strelkov a los que se acaba de hacer referencia.
Una página de Facebook que promueve estas «Brigadas Internacionales», con el nombre Internacionalistas36, cita, sin crítica ni comentario alguno, a Gubarev: «Es por eso que hago esta predicción firme: no sólo alcanzaremos Kiev, sino que también llegaremos hasta Lviv, y estrangularemos a esta escoria para que los ucranianos se olviden de Bandera, Shukhevych y el fundamentalismo nacionalista ucraniano durante otros 300 o 400 años.» [Traducción sacada de la fuente italiana]. Todo esto adornado con la bandera confederada.
Dejémoslo claro: una página «antifascista» difunde las declaraciones de un nacionalista ruso, un nazi, que anuncia su intención de tomar todo el territorio de Ucrania bajo control ruso, y eliminar durante 3 o 4 siglos los anhelos nacionales del pueblo ucraniano. Este tipo de declaración ahonda las divisiones dentro de la población de Ucrania, y fortalece a los fascistas de Pravy Sektor, ayudándolos a presentarse como la única fuerza capaz de defender a los ucraniano hablantes, de los otros fascistas. La izquierda no debería fomentar estas declaraciones, y aún menos luchar con armas en la mano para hacerlas realidad.
Los supuestos brigadistas internacionales se han puesto bajo las órdenes militares de un fan de la contrarrevolución rusa de 1918-19 y protagonista de las barbaridades cometidas por Rusia contra el pueblo checheno, así como bajo el control político de un nazi.
El acto más reciente de esta historia es que el grupo italiano Banda Bassotti ha anunciado su intención de realizar una gira «antifascista» por la región, y busca colaboraciones económicas para hacerla posible. La gira sería imposible sin la aprobación de la «República Popular de Donetsk», es decir del nazi Gubarev. Sería una locura intentar denunciar en estos conciertos a los nazis del bando pro ruso, y no hay indicio alguno de que lo piensen hacer. En otras palabras, sean cuales sean las intenciones de sus organizadores, el efecto político del concierto no será combatir el fascismo, sino apoyar a un bando dirigido por fascistas, frente a otro.
Contra todo fascismo, sea cual sea su bandera Un movimiento antifascista coherente debe oponerse al fascismo, sea cual sea su bandera. Unitat Contra el Feixisme i el Racisme ha dejado claro que no sólo se opone al fascismo españolista, sino también a los grupúsculos de fascistas catalanistas. Aunque los nazis fuesen un elemento marginal en el bando pro ruso, una posición coherente antifascista respecto a Ucrania implicaría denunciar el fascismo de ambos bandos. Y como hemos visto, la influencia de la extrema derecha en la «República Popular de Donetsk» no es nada marginal.
Nada de esto debería hacernos olvidar lo terribles que son los grupos nazis de Pravy Sektor y los fascistas trajeados de Svoboda, en el bando de Kiev. Sigue habiendo nazis occidentales dentro de este bando. Pero no hay indicios de que nadie en la izquierda o en el movimiento antifascista les brinde su apoyo. En cambio, con los nazis del bando pro ruso, hay confusiones graves y peligrosas dentro de la propia izquierda occidental.
Debemos ser capaces de denunciar a todos los sectores fascistas implicados y no tomar partido a favor de unos nazis contra otros.
Blog del autor: http://davidkarvala.blogspot.com.es/
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