En su discurso ante la Congreso Nacional, el Presidente Danilo Medina se concentró en «más de lo mismo» obviando los temas que tradicionalmente han sido evadido por todos sus antecesores. Se dedicó, como Leonel, «balaguer» y todos los recientes gobiernos del PRD, a enumerar inauguraciones y a presentar estadísticas que contradicen la realidad dominicana. Con […]
En su discurso ante la Congreso Nacional, el Presidente Danilo Medina se concentró en «más de lo mismo» obviando los temas que tradicionalmente han sido evadido por todos sus antecesores. Se dedicó, como Leonel, «balaguer» y todos los recientes gobiernos del PRD, a enumerar inauguraciones y a presentar estadísticas que contradicen la realidad dominicana.
Con este discurso, el presidente Danilo Medina dejó claro, hoy más que nunca, la necesidad de un frente opositor que reúna las organizaciones y a todos los dominicanos que, además de oponerse a los partidos tradicionales, aboguen por un cambio de sistema.
En este sentido urge el inicio de las conversaciones entre todos los «creyentes» para evitar que elementos comprometidos traten de venderle al pueblo la supuesta «Convergencia por un Mejor País» como única la solución a los problemas que afectan la sociedad dominicana.
¿Por qué, además de rechazar los partidos tradicionales debemos oponernos a la Convergencia por un «Mejor País»?
Sencillamente, esa convergencia es más de lo mismo. Es el lobo del PRD representado por la facción que encabeza Hipólito Mejía que, aprovechando las diferencias tácticas que existen en el movimiento revolucionario, logró que algunas organizaciones de carácter marxistas avalaran esa falsa convergencia y ahora se hace pasar por una «noble ovejita» que desea ayudar al pueblo a deshacerse de «la corporación del PLD y a cimentar una democracia participativa».
¿Quién en este país no se acuerda de las hipolitadas de Hipólito?
Esa convergencia no le conviene al pueblo dominicano y por ende debemos rechazarla con las mismas energías con que rechazaremos cualquier candidato que salga de la putrefacta guarida de corruptos en que se ha convertido el PLD.
Pero rechazar a los partidos tradicionales y participar en protestas populares no es suficiente para que el movimiento revolucionario se gane la confianza y el apoyo del pueblo. Tampoco es suficiente que diferentes organizaciones o ciudadanos independientes se dediquen a publicar limitados y esporádicos llamados a la unidad.
Camaradas, si la Izquierda desea ganarse la confianza y el apoyo del pueblo, si desea unírsele en su lucha por la emancipación de la clase trabajadora, debe mostrarle que es capaz de poner a un lado sus reducidas diferencias para darle paso a la imprescindible unidad de quiénes creen que un Frente Revolucionario es posible.
Esta acción, no solo impulsará la salida de las organizaciones marxistas de la falsa convergencia, sino que proveerá al pueblo con una opción donde podrá usar las energías, las ganas y el descontento acumulado para apoyar al único movimiento que le garantiza un cambio radical del estado de las cosas.
Camaradas, la responsabilidad es nuestra.
¡A trabajar!
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