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Costa Rica a las puertas de una primavera o cambios para que nada cambie

Fuentes: Rebelión

En los últimos 25 años se llevado a cabo 24 «revoluciones de colores o primaveras» en diversas partes del mundo, específicamente, en aquellas regiones que presentan un alto valor geopolítico y económico debido a la existencia de vastas reservas de materias primas o recursos estratégicos vitales para la economía global, esto sin contar las desestabilizaciones […]

En los últimos 25 años se llevado a cabo 24 «revoluciones de colores o primaveras» en diversas partes del mundo, específicamente, en aquellas regiones que presentan un alto valor geopolítico y económico debido a la existencia de vastas reservas de materias primas o recursos estratégicos vitales para la economía global, esto sin contar las desestabilizaciones internas y los golpes de estado que se han consumado. En la mayoría de los casos, por no decir todos, quienes han llegado al poder no son necesariamente las fuerzas progresistas o aquellas que proponen un «cambio real» a la situación socioeconómica y política del país, lo cual podría parecer contradictorio, porque son precisamente aquellas fuerzas que salen más rápido a manifestarse y las que bajo una bandera de una causa justa logran movilizar a gran cantidad de personas, en especial jóvenes críticxs con un orden que parece cada vez más, negarles un futuro digno y equilibrado.

Para muestra un botón, en Egipto (2011) por ejemplo, pudimos observar cómo tanto fuerzas progresistas como conservadoras salieron a protestar y a pedir la cabeza del presidente Hosni Mubarak que por treinta años estuvo a cargo del gobierno, el pueblo desde luego estaba bastante cansado de tanta arbitrariedad e injusticia así como falta de democracia. Lo interesante de este caso es que a Mohamed Mursi, presidente electo después la caída de Mubarak, le montaron un segundo «amanecer» y lo sacaron del poder mediante otro golpe militar, lo condenaron a pena de muerte y tras el escándalo internacional por la evidente violación de derechos humanos que se siguen cometiendo en ese país después de la «primavera popular» y contra él, le dictaron cadena perpetua. Finalmente, quien está ahora en el poder es un militar acusado de reprimir y agredir a miles de egipcios que siguen saliendo a la calle a protestar, lo que evidentemente no cambia mucho la realidad que desde hace 30 años viene viviendo ese país.

De la misma forma ha sucedido en los diversos países en los cuales se han presentado teatros de este tipo, en algunos cae el gobierno de forma pacífica y en otras se torna necesaria la intervención militar o se llega a una guerra civil sin fin como es el caso de Libia y Ucrania, solo por citar dos recientes. Varios analistas geopolíticos han llegado a la conclusión de que existe una especie de «manual» que se sigue al pie de la letra en los países donde se han desarrollado y se desarrollan estos fenómenos geopolíticos contemporáneos, después de estudiar el modo y la forma en que suceden, así como la coyuntura política interna y externa de cada región y país en el momento en que se llevan a cabo, les queda muy claro que más allá de ser éstas revueltas populares y democráticas que realmente representan el cambio de dirección que desea la ciudadanía, lo que se está dando es una especie de contraofensiva neoconservadora y neocolonial (en los cuales ahora participa también China), que leyendo muy bien la señal de los tiempos entiende que la única forma de hacer cambios para que nada cambie es mediante el montaje de escenarios de este tipo, en los cuales, al iniciar siempre las marchas por causas evidentemente justas, utilizan a los movimientos progresistas como una especie de títeres con el fin de hacer ver y creer que «ya ha llegado el momento del cambio», que ahora sí es «inevitable», mientras que estos grupos, sin entender con claridad lo que de verdad se está orquestando (como lo que acaba de suceder en Guatemala y puede venir para Costa Rica), caen en la trampa sin tener la menor idea de que en la realidad objetiva de su país existen sino pocas, nulas, posibilidades de que lleguen al poder después del derrocamiento o la desestabilización del gobierno de turno. Otro claro ejemplo es el temor que ahora expresan activistas y sectores de la izquierda guatemalteca con la candidatura y muy posible llegada al poder del evangélico Jimmy Morales.

Los métodos inician por medio de la confusión mediática y las campañas contra el gobierno y el Estado, entiéndase el sector y servicios públicos, sindicatos, empresas estatales, etc, llevando y promoviendo la polarización ideológica y social (nótese las similitudes con la actual coyuntura en nuestro país), en ello la tecnología y las redes sociales se vuelven un instrumento indispensable. Gene Sharp plantea que el método de la lucha no violenta se basa en que «la fuerza del poder descansa sobre la obediencia del pueblo», por lo que si la ciudadanía deja de obedecer, mina la legitimidad y desprestigia a la cúpula gobernante, paso fundamental para dar pie a las movilizaciones masivas contra el gobierno, en ese momento, la «primavera o revolución de color» ha empezado. Actualmente en Guatemala acaba de consumarse y en Honduras se están realizando grandes manifestaciones en esta línea pidiendo la cabeza del presidente, lo interesante de esto sería estudiar quiénes son los sectores políticos y económicos que lo están articulando y qué existe realmente detrás, muy probablemente nos daremos cuenta que la realidad es bastante distinta a lo que se ve.

Por ello es que el gobierno ruso ha tomado la iniciativa de empezar a formar a sus soldados en la lucha contra las primaveras o revoluciones de colores, ya que evidentemente, para países que poseen gran variedad de recursos naturales, intereses geopolíticos fuertes y son potencia, como Rusia, este tipo de situaciones son una verdadera amenaza para su seguridad y estabilidad, esto debido a que no siempre son intereses patrióticos y democráticos los que están detrás. La gran pregunta que me surge para un país tan rico en recursos y con tanta agitación política interna como Costa Rica es; ¿seremos los próximos en vivir una primavera? ¿Caerán en el juego de los conservadores las fuerzas progresistas de este país? ¿Contamos con la madurez política para dialogar y sacar entre todos y todas un gran acuerdo nacional para evitar situaciones de este tipo? Creo que es algo que solamente el tiempo y la praxis están en capacidad de responder.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.