Las autoridades de la república separatista de Crimea han detallado sus planes y preparativos para la independencia. No temen ninguna acción o represalia por parte de Kiev. Mientras, el resto de Ucrania sigue estando lejos de la normalidad. Las acciones violentas se suceden tanto en la zona oriental del país como en la capital.
Crimea está totalmente preparada para materializar su independencia de Ucrania y acto seguido ingresar en la Federación Rusa. Por lo menos así lo aseguran sus autoridades. Ninguna acción por parte del Gobierno de Kiev podrá impedir la secesión y queda descartada la intervención militar del Ejército ucraniano debido a la manifiesta superioridad de las tropas rusas. El bloqueo parecía ser la única opción para que Ucrania pudiera influir en el devenir de esta península del mar Negro.
Ni el corte en el suministro de electricidad, gas o agua será ya decisivo o impedirá el normal funcionamiento de los diferentes estamentos del eventual Estado de Crimea. Esto manifestó ayer su primer ministro, Serguéi Aksionov, en una multitudinaria rueda de prensa celebra- da en Simferopol, previa a la comparecencia del viceministro de Energía, Andrei Skripnnik. Ambos dejaron claro que la decisión ya está tomada y que el referéndum es solo un trámite que legalizará todo el proceso.
Para asegurar el normal funcionamiento de todas las infraestructuras, Rusia anunció que ya se han traído a Crimea 900 generadores eléctricos de diferente potencia, cuya capacidad puede satisfacer hasta el 30-40% de las necesidades de energía eléctrica de la península. Estos generadores, sumados a las centrales eléctricas de energía renovable (que aseguran otro 25-30%) garantizaría el normal funcionamiento de todas las infraestructuras básicas, tales como hospitales o fuerzas del orden. No faltaron las referencias a los problemas que ha tenido Kiev a la hora de pagar su factura energética, al subrayarse que Crimea está al día de sus pagos por la electricidad y otras infraestructuras.
También se afirmó que el suministro de agua solo se vería afectado en el caso de la industria y la agricultura, ya que el consumo de la población estaría cubierto durante un tiempo importante con las reservas de agua de la propia península. En cuanto al suministro de gas, las necesidades se cubrirían prácticamente con la producción local de la costa de Crimea.
Por lo que respecta a la presencia de las tropas ucranianas, Aksionov declaró que a partir del 17 de marzo, al día siguiente del referéndum, solo tendrán dos opciones: «O se unen al pueblo de Crimea, o abandonan la región destino a la Ucrania». No se contempla ninguna otra alternativa, según afirmó.
Mención aparte dedicó a la minoría tártara y su supuesta oposición al referéndum. A su juicio, «son solo el 12% de la población» y ninguna organización representa la opinión de la totalidad de los tártaros de Crimea, en clara referencia a las declaraciones de rechazo a la integración en Rusia del Mejlis, organización de los tártaros de Crimea.
Las autoridades crimeas garantizaron, además, que el proyecto de construcción del puente que va a unir Crimea con Rusia a través del estrecho de Kerch se va a acelerar todo lo posible. La idea nació en octubre del año pasado y, según los máximos responsables del Gobierno de Simferopol, incluye la instalación de tuberías y cables para el transporte de agua, gas y electricidad directamente desde Rusia a Crimea sin pasar por territorio de Ucrania.
La violencia no cesa
Mientras tanto, la Ucrania continental vive un nuevo estallido de violencia. Los enfrentamientos más graves se han vivido en los últimos días en la ciudad de Donetsk, en el este, donde el jueves murieron dos personas. Según las últimas informaciones, un grupo de 70 manifestantes pro unidad nacional ucraniana fueron atacados por entre 300 y 400 activistas prorrusos. Como resultado de los choques entre ambos bandos, un activista del partido nacionalista de extrema derecha Svoboda, de 22 años, y otro manifestante de unos 50 años fallecieron. Una tercera persona está ingresado en estado crítico. La Policía fue testigo y fue acusada de inacción por Kiev. Las autoridades de la ciudad informaron de cuatro detenciones, aunque las fuerzas de seguridad no lo confirmaron por temor a que sus comisarías puedan ser asaltadas por grupos de radicales.
En Kiev, ayer se vivió un nuevo altercado cuando unos 15 miembros armados del grupo ultraderechista Pravy Sektor intentaron ocupar un edificio privado para destinarlo a cubrir «las necesidades de la organización». Los propietarios se resistieron a la toma y solicitaron ayuda a las fuerzas policiales. Agentes armados conseguieron bloquear a los asaltantes, pero no pudieron efectuar arrestos ya que en el lugar se personó el jefe de la oficina presidencial de Ucrania, Serguéi Pashinski, quien personalmente protegió y escoltó a los ultraderechistas lejos de allí.
Un reflejo más de la complicada situación política y social que vive Ucrania.