Esa es la receta que quiere aplicar la UE: «que se retiren las mujeres del mercado laboral y que se dediquen a la reproducción y cuidado»; que viene a ser más de lo mismo, porque este episodio se repite en diferentes épocas, con diferentes trajes y medidas. Ahora que la oferta de trabajo masculina no […]
Esa es la receta que quiere aplicar la UE: «que se retiren las mujeres del mercado laboral y que se dediquen a la reproducción y cuidado»; que viene a ser más de lo mismo, porque este episodio se repite en diferentes épocas, con diferentes trajes y medidas.
Ahora que la oferta de trabajo masculina no encuentra puestos de trabajo disponibles suficientes, van creciendo los reclamos y «facilidades» para que aumenten las mujeres que deciden temporalmente volver al redil, al espacio doméstico y a las responsabilidades familiares. Somos elementos intercambiables, de fácil sustitución.
El mensaje sigue siendo el mismo, aunque el mecanismo es ahora más sutil, tanto que hasta parece como si lo hicieran por el bien de las propias mujeres y casi que habrá que agradecerles y todo que se ofrezcan prestaciones económicas para que alguien se dedique a cuidar en casa a sus familiares dependientes – ¿apuestan quién? si en total las mujeres llevan toda la vida encargándose del cuidado a otras personas, ahora que hay una radiografía de «paga monetaria» ¿cómo no van a seguir haciéndole durante casi las 24 horas del día y los 365 días del año?-; habrá que agradecerles también que piensen en la mejora de nuestra salud cuando ofrecen facilidades para la reducción de jornada ante las necesidades del cuidado familiar. Qué más da si ya de paso van preparando el camino de cómo conseguir el equilibrio en el empleo: ellas trabajando a tiempo parcial, que, ya se sabe, es la mejor forma de que las mujeres no se vuelvan esquizofrénicas al tratar de atender las responsabilidades profesionales con las familiares y con las de su vida personal.
Pero la medida estrella, es evidentemente la que proteje la «esencia» misma de lo que consideran que es ser mujer: su dedicación a la maternidad. ¡Mujeres, ya podeis parir como conejas! que además de la paga de los 2.500 euros, la UE está proponiendo ampliar el permiso de maternidad, o lo que es lo mismo el tiempo de ausencia de vuestros puestos de trabajo remunerado. Habrá que agradecerles también que nos recuerden que nuestra misión en la vida es salvar la economía presente y futura. ¡Menudo tufo que desprende eso!
La desigualdad entre los permisos de maternidad y paternidad refleja la concepción de que son las mujeres las que deben ocuparse prioritariamente del cuidado. Es, pues, un residuo del pasado que no refleja los valores adoptados hoy en día por la sociedad.
El nuevo comunicado de la PPIINA recuerda que esta iniciativa de la UE nos aleja del objetivo de la co-responsabilidad y que lo coherente sería promover otro tipo de iniciativa legislativa que rompa con el sistema de división sexual del trabajo ante el nacimiento de un bebé: ¡¡¡permisos iguales e intransferibles!!!
Ya he dicho en otras ocasiones que me repatea el mujerismo y la misoginia no digamos, ese virus mutante que resiste a todos los tiempos!!!
La crisis-time está sirviendo de excusa para asentar aún más la división sexual del trabajo y las evidencias se van mostrando cada vez más. Sin embargo, sería precisamente éste un buen momento para aprovechar la limpieza necesaria del sistema económico y replantearse desde otros criterios, la igualdad, una apuesta, justa y rentable. ¿Por qué será que esto no es lo que se vende? La presentación de los presupuestos generales del gobierno de españa es muy aleccionadora a este respecto: la Igualdad es el cometido con menor presupuesto.
Carmen Castro es Economista, ciberfeminista y experta en Políticas de Igualdad.