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Desafíos para la unidad latinoamericana

Decima conjetura de nuevo orden

Fuentes: Rebelión

El establecimiento de gobiernos de tendencia ultraconservadora y neofascista en Latinoamérica representa un desafío para la unidad y la integridad de los países de la región, a la complicidad de Colombia y Brasil con los Estados Unidos para agredir a Venezuela y buscar derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, se suma ahora, la decisión del […]

El establecimiento de gobiernos de tendencia ultraconservadora y neofascista en Latinoamérica representa un desafío para la unidad y la integridad de los países de la región, a la complicidad de Colombia y Brasil con los Estados Unidos para agredir a Venezuela y buscar derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, se suma ahora, la decisión del presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, de retirar a su país de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) fundada en el 23 de mayo de 2008 a partir del auge progresista que se registró en Suramérica tras el asenso al poder de Hugo Chávez Frías en Venezuela y la fundación de la República Bolivariana en 1999 marcando el inicio de la tendencia hacia construcción del socialismo del siglo XXI. Meses antes, el 27 de agosto de 20018, Iván Duque, presidente de Colombia, anunció la retirada de dicha nación, rompiendo el periodo de unificación, ahora la nueva geografía política genera un periodo de franca intensión fragmentaria y de algidez entre gobiernos.

La UNASUR surgió para dar continuidad el sueño de Simón Bolívar de integrar a los países suramericanos en una sola entidad que fortalezca el desarrollo continental, la organización estipula en sus lineamientos veintiún objetivos que proyectan la dirección de la unión entre naciones, las cuales van desde la unificación de la región hasta proyectos mancomunados en áreas humanas, sociales, económicas, y energéticas. Ecuador también anunció su retiro de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Al interior de la organización quedan activos a penas una tercera parte de los doce miembros fundadores; Venezuela, Bolivia, Guyana, Surinam y Uruguay. Desde el 2018 Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú suspendieron su participación en todas las acciones. La salida de Ecuador será paulatina como lo estipula el art. 24 del Tratado Constitutivo de UNASUR, la renuncia tendrá efecto una vez transcurrido el plazo de seis meses desde la fecha en que la notificación haya sido recibida por el Depositario, la Constitución ecuatoriana del 2008 establece que lo referente a tratados internacionales debe pasar obligatoriamente por la Asamblea Nacional de esa nación.

En Ecuador se respiran otra vez los tiempos del neoliberalismo, el Fondo Monetario Internacional ha logrado encontrar una nueva ruta de entrada con el gobierno de Lenin Moreno, quien ha aceptado un crédito por 4200 millones de dólares que se entregará en un plazo de tres años, iniciando con un desembolso de 652 millones, la justificación es que el monto servirá para fortalecer el programa económico del actual mandatario y reducir la relación entre deuda y PIB mediante una combinación que equilibre la masa salarial, subsidios y el gasto de capital, bienes y servicios con una nueva reforma fiscal. Entre otras cosas curiosas resalta el hecho de que Lenin Moreno no tiene interés de conocer ni divulgar los requisitos del FMI para otorgar el crédito, sabiendo que la historia registra el saqueo y la desnacionalización de los bienes y servicios en países sometidos ante el capital trasnacional y los intereses hegemónicos de las potencias aliadas al FMI. La relación entre Ecuador y el FMI fue puesta abajo durante el mandato de Rafael Correa, cuyo gobierno se inscribió en el periodo de reformas sociales al sur del continente, que frenaron significativamente durante ese periodo a las políticas neoliberales tan nefastas para la región, pero ahora estas políticas antihumanas encuentran vuelta de hoja con la actual correlación de fuerzas que giran hacia la derecha.

Los últimos acontecimientos podrían marcar el camino de la desintegración de la UNASUR y la generación de nuevos acuerdos regionales bajo la tutela de los intereses imperialistas en el contexto de una nueva epata de flagrante agresión injerencista. La agresión a Venezuela aún no finaliza, las presiones sobre Cuba, Nicaragua y Bolivia enfrentan una nueva oleada, los pueblos latinoamericanos tenemos que articular nuevas formas de integración y unidad para hacer frente al panorama actual, mantener los logros alcanzados, defender la soberanía y la autodeterminación y extender las conquistas sociales y el fortalecimiento de los movimientos populares, el reto es grande pero en la misma historia compartida está el ejemplo de que es posible poner fin a la injerencia imperialista en Latinoamérica.

Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.