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Derecha alemana colabora con nazis para hostigar a Cuba

Fuentes: AVN

El ala derecha de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel colabora con organizaciones con vínculos históricos con el nazismo y con personas relacionadas a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, la CIA, Cuba desde Alemania. A ello intentan hacer frente los solidarios con la Isla con protestas y abriendo espacios para […]

El ala derecha de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel colabora con organizaciones con vínculos históricos con el nazismo y con personas relacionadas a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, la CIA, Cuba desde Alemania. A ello intentan hacer frente los solidarios con la Isla con protestas y abriendo espacios para informar por ejemplo sobre el caso de los cinco héroes cubanos, presos en Estados Unidos por haber defendido su patria contra atentados que fueron preparados desde suelo norteamericano.

También en Alemania es el Ministerio de Exterior, dirigido por el liberal Guido Westerwelle (FDP), el que gestiona por lo general las relaciones con otros países. En esta labor compite hasta cierto punto con la oficina de la jefa de Gobierno, que en alemán se llama Cancillería. Debido a la crisis financiera de la Unión Europea, Westerwelle ha tenido que ceder mucho protagonismo a Merkel.

Sin embargo, ahora otros dos ministros están cazando en el coto de su compañero de gabinete. El primero fue su correligionario y responsable de la Cooperación Económica y Desarrollo, Dirk Niebel, quien reconoció al presidente de facto del Paraguay, Federico Franco, tan sólo veinticuatro horas después del «golpe parlamentario».

Aún ahora es que la diplomacia alemana está intentando contener el daño provocado por el miembro del Gobierno alemán porque ha dejado aislado a Berlín tanto en América Latina como también en la UE que todavía no ha adoptado una postura consensuada sobre la destitución del mandatario legítimo Fernando Lugo.

Pocos días después llegó la noticia de que la ministra de Familia, la cristianodemócrata Kristina Schröder, ha seguido el ejemplo de Niebel, pero esta vez interviniendo en los asuntos internos de Cuba. La correligionaria de Merkel acaba de presentarse como «madrina» de la denominada «disidente» Niurka Luque Álvarez, vinculada a las «damas de blanco», que son muy cortejadas por la CDU. De esta forma Schröder antagoniza a su compañero de partido Gert Lindemann.

En marzo el ministro de Agricultura del estado federal de Baja Sajonia viajó a Cuba en busca de nuevas cooperaciones comerciales entre su región y la Isla. Respecto al bloqueo ilegal, impuesto por EEUU, el ministro regional dijo: «En el sector agrario no hemos de temer ninguna situación de embargo». Pero parece que no contó con la larga mano de Washington que llega hasta Alemania.

Porque detrás de la acción de Schröder se halla la denominada «Sociedad Internacional para los Derechos Humanos» (IGfM, por sus siglas en alemán). Dicha organización es un producto de la Guerra Fría y criatura de soldados rusos, que colaboraron con los nazis en la lucha contra la Unión Soviética. Después de la derrota del nazismo en 1945 encontraron cobijo en la Alemania occidental, donde fueron protegidos por el nuevo servicio secreto exterior alemán, el BND, y por la CIA, convirtiéndose en un instrumento de la política exterior de Washington contra los estados socialistas y en favor del apartheid.

En 1987 la Asamblea General de la ONU calificó a la IGfM de «agentes» del régimen racista sudafricano y de haber llevado acabo «oscuras e injuriosas campañas de desinformación». La IGfM no se ha distanciado nunca de su pasado ni de sus vínculos con viejos y nuevos nazis, sino ha optado por darse la imagen de ser una organización «progresista» e inofensiva, copiando los colores y una simbología muy parecida a la de la ONU. En la TV alemana suele emitir frecuentemente un videoclip en defensa de la libertad de prensa – en Oriente Medio, donde Irán es uno de sus objetivos preferidos.

La IGfM difundió la noticia sobre la intervención de Schröder en asuntos cubanos justamente el mismo día cuando tenía pensado realizar otras acciones propagandísticas, una en Berlín ante la Embajada de Cuba y otras dos en la excapital de Bonn, donde La Habana mantiene una oficina diplomática.

Mientras en la capital alemana la acción no se celebró, en Bonn la IGfM tuvo que enfrentarse a la protesta organizada por la Netzwerk Cuba, una «red» que reúne a 40 grupos de solidaridad de diferente índole político y social.

Fueron estos solidarios con la Isla los que hicieron ver al mando policial que estaba permitiendo una vulneración del Derecho Internacional cuando dejó que la IGfM instalara su toldo justo al lado de la entrada a la Oficina Diplomática y pegado a la valla que protege la sede.

En ocasiones anteriores los anticubanos y los defensores de la Isla tuvieron que instalarse en la acera de enfrente, pero esta vez la policía sólo apartó los grupos un poco del lugar exterritorial, instalando a la IGfM en la misma carretera. Ahí tuvieron que escuchar los eslóganes como «Cuba sí, contras no» que corearon los amigos de la Isla.