No, no es gobierno radical ni siquiera socialdemócrata; social-liberal con tintes sociales -bajo activa presión de la ciudadanía- siendo generosos. Pero los países, sus tradiciones republicanas, la movilización ciudadana y su propia historia cuentan. Más de lo que pensamos. «Francia reclutará a 10.000 licenciados en paro para reforzar la secundaria». «Los nuevos contratos se suman […]
No, no es gobierno radical ni siquiera socialdemócrata; social-liberal con tintes sociales -bajo activa presión de la ciudadanía- siendo generosos. Pero los países, sus tradiciones republicanas, la movilización ciudadana y su propia historia cuentan. Más de lo que pensamos.
«Francia reclutará a 10.000 licenciados en paro para reforzar la secundaria». «Los nuevos contratos se suman a los 60.000 puestos aprobados por la reforma Peillon». «Los titulados ayudarán en informática, nuevas tecnologías y valores ciudadanos.». Estos son los titulares de la noticia [1]. Caminando en sentido totalmente opuesto a lo está ocurriendo en Cataluña, una de las zonas de Sefarad con mayor presencia de la privada y mayor privatización de la pública, con un presupuesto educativo en 2012 casi el mismo que en 2007 pero, eso sí, con 182.500 alumnos más (el decremento del gasto por alumno en el país de Rosa Sensat desde 2010 es del 17%, 927 millones de euros y unos 3.000 profesores menos, con menos transferencias para material o mantenimiento y con eliminación de las subvenciones a las AMPA.
Era, según parece, la principal promesa electoral de Hollande: reformar y potenciar la educación nacional. Va a ir finalmente más lejos de lo previsto. El ministro de Educación francés, Vincent Peillon, el colega de nuestro Wert(güenza) anunció el pasado miércoles 26 de junio que su departamento contratará «a 10.000 licenciados en paro para reforzar los centros más conflictivos de secundaria, una cifra que se suma, además, «a los 60.000 puestos de educadores nuevos previstos para los próximos cuatro años por la nueva ley de Educación», aprobada el martes 25 por el Parlamento francés.
El ministro francés señaló que los 10.000 nuevos puestos de trabajo servirán para reforzar y dar «más serenidad y seguridad» a los colegios públicos y a los liceos de las zonas más desfavorecidas. No es ninguna bicoca por supuesto: los contratos, que serán firmados en septiembre, tendrán una duración de un año (renovable), serán a tiempo parcial y se dirigirán a los licenciados que ahora están sin empleo. También en Francia el número de los interinos de apoyo para la educación secundaria ha disminuido en los últimos años (sumaba solo 4.500 plazas a fines de 2012). Los nuevos profesores contratados ayudarán a los titulares «en sus clases y en la orientación de los alumnos, se ocuparán de las actividades de informática y nuevas tecnologías, y en general contribuirán a mejorar el clima de la escuela para socializar a los alumnos e inculcarles los valores de la vida en común». Nuestra «Educación para la ciudadanía (crítica)» lanzada, en nuestro caso, al cubo de lo inservible. Aquí, de Educación, nada de nada y de ciudadanía menos aún
Peillon pretende una «refundación de la escuela republicana». El sistema público y laico surgido de la Revolución Francesa «vive una aguda crisis de resultados y un creciente desequilibrio entre barrios ricos y pobres tras un par de décadas de retoques sugeridos desde Bruselas y adoptados por los sucesivos Gobiernos conservadores». ¿Les suena el escenario? Lo mismito que aquí con una diferencia esencial añadida: en el país de países de Mas y Rajoy seguimos transitando (aceleradamente) por un camino que nos conduce al abismo.
Estos 10.000 refuerzos se sumarán a otros 10.000 contratos previstos para apoyar a los directores de los centros y a los 8.000 anunciados para ayudar a los alumnos con discapacidades [3]. El grueso de las incorporaciones a la escuela pública, en todo caso, son los 60.000 puestos de funcionarios fijos (que fueron prometidos por Hollande durante la campaña), aprobados en la nueva ley, que echarán a andar al inicio del curso 2013-2014.
Mejor no trazar una comparación para que no cunda la desesperación pero son evidentes las diferencias y tomas de posición.
«La historia cuenta» escribió y explicó Enric Tello en un libro excelente que ha pasado algo desapercibido [4]. Y tanto que cuenta. Pensarán que empiezo a estar un poco touché pero no es forzosamente el caso si lo piensan un poco: a finales del siglo XVIII hubo en Francia una revolución que cambió el mundo en algo más de 10 días. Hubieron luego contrarrevoluciones y pasos atrás. Pero el pueblo alzado imprime carácter a un país y genera ecos imposibles de prever a lo lejos y a lo ancho del espacio y el tiempo.
PS. Una duda, una sugerencia: ¿el dret a decidir del que tanto se habla en Cataluña no debería permitir a la ciudadanía concernida pedir afablemente la anexión a la Francia republicana?
Nota:
[1] http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/06/26/actualidad/1372266468_123875.html
[2] Unas 280 escuelas e institutos que no existen, unos 17.000 profesores más que no han sido contratados.
[3] Los salarios los pagará el ministerio de Trabajo (75%) y el de Educación (25%). El primer titular, Michel Sapin, prometió en junio de este mismo 92.000 contratos subvencionados para jóvenes sin empleo. Casi un tercio de ellos, en torno a los 30 mil, serán para Educación.
[4] El Viejo Topo, Barcelona, 2005.
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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