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Similitudes entre el Uruguay de 1960-1976 y la España actual

El camino democrático a la dictadura

Fuentes: Rebelión

Hoy en día una nube de incertidumbre cubre Europa. En plena crisis económica, en medio de un ciclo depresivo del sistema capitalista en que está inmersa, el Estado de bienestar de los europeos y, así el de los españoles, hace equilibrios y se convierte en dependiente de las especulaciones bursátiles para mantenerse en pie. Uruguay, […]

Hoy en día una nube de incertidumbre cubre Europa. En plena crisis económica, en medio de un ciclo depresivo del sistema capitalista en que está inmersa, el Estado de bienestar de los europeos y, así el de los españoles, hace equilibrios y se convierte en dependiente de las especulaciones bursátiles para mantenerse en pie. Uruguay, un país con muy poco protagonismo en los medios de comunicación del «viejo continente», también tuvo una etapa en la que su población gozaba de un Estado de bienestar envidiado por el resto de países de la región. Fue apodado la «Suiza de América». Treinta años después cayó en crisis.

El «crack» de 1929 tiene repercusiones mundiales y una de las medidas es el acuerdo de Bretton Woods en 1945, donde el capitalismo se vuelve organizado: se establece el patrón oro y se instaura un control de cambios. A Uruguay, entonces, se le cierran las puertas de los flujos del comercio internacional con la restricción al cambio de moneda extranjera, que le aísla del auge económico de la posguerra occidental. Asimismo, su lazo de dependencia con Europa, su principal cliente de alimento durante el tiempo de batalla, se debilita cuando culmina la IIGM y empieza a recuperar su economía con ayuda de EE.UU y su Plan Marshall. Es en esa época cuando el gobierno del país rioplatense comienza a aplicar medidas poco convincentes para su población, acostumbrada a vivir en cómodas condiciones.

Su economía se estanca y la continua inflación destruye los ahorros privados de la población. Los despidos en empresas y el paro comienzan a ser habituales. El sistema capitalista entra en su lógica cíclica y el gobierno de facto es incapaz de ponerla freno. Algo que puede resultar familiar en la actualidad española. Parecen los síntomas del sistema capitalista y su consecuente debilitamiento político.

La sociedad ante estos cambios en su nivel de vida se moviliza luchando por mantener una comodidad que ya ha conocido y no quiere perderla. Estudiantes, trabajadores, sindicatos…se agrupan por la lucha de un fin común. Las movilizaciones de 1968 en Francia contagian y fomentan la iniciativa, cual 15M español en Europa. De este modo, van naciendo estructuras políticas y construyendo cimientos dentro de esas asociaciones: PVP, PCU, MLN-T, CAT, FIDEL… entre otras. Son grupos revolucionarios que en un momento se asocian junto con fracciones de los partidos tradicionales del gobierno y consiguen entrar en la política uruguaya con su iniciativa de el Frente Amplio. Partido que actualmente cuenta con el poder en el país.

El movimiento social en España con más repercusión del momento se pueden definir en un solo concepto: 15M. Dícese de un grupo formado en busca de un objetivo: el cambio. Cambio de la situación económico-política del modelo neoliberal, cambio para salir de la crisis sistémica. El ejemplo que oferta el país latinoamericano en este campo, es modelo a seguir para hacer camino en la persecución del fin de la organización española.

El siguiente paso que sucede tras las revueltas es la represión policial. El Estado no sabe como acallar a la multitud y el uso del organismo de seguridad nacional se vuelve habitual en esos momentos críticos. En la Península se acontecen momentos conflictivos entre el cuerpo de seguridad y civiles en huelga, sobretodo durante el 2011; y en Uruguay esos son los inicios del «estado de guerra interno». Los gobiernos de facto en el país sureño adquieren adicción por vías excepcionales. Medidas Prontas de Seguridad que restringen los derechos y garantías individuales de la población, así como el uso de las Fuerzas Conjuntas para reprimir al revolucionario comienzan a utilizarse en periodos cada vez más reducidos. Sin embargo, esa vía es constitucional. Así comienza el camino democrático hacia la dictadura.

Franz Neumann, escritor alemán de la Escuela de Frankfurt, identifica la dictadura como un «instrumento a la democracia«. En Uruguay sucede el caso contrario: la dictadura finalmente remplaza a la democracia. El régimen autoritario surge como un suceso «internamente impuesto que se va instaurando en el marco de un proceso de degradación interna del propio sistema democrático«1. Las Fuerzas Conjuntas ganan batalla a la lucha armada y comienzan a ser vistas por la sociedad como una herramienta para controlar la seguridad de la vida del sistema democrático (modelo en riesgo de extinción en la región de América del Sur del momento). Parece que el peligro social que supone la violencia callejera vuelve aceptable la intervención militar y es en 1973 cuando el presidente, José María Bordaberry, institucionaliza la participación militar en el gobierno con la condición de su permanencia en el poder y, al poco tiempo, disuelve el Parlamento. Todo con una única intención: la preservación del modelo democrático. Intención que sucede a 12 años de dictadura.

En los tiempos que corren, una dictadura militar en España parece imposible. Romper con el protocolo y conservar la imagen internacional es imprescindible para las relaciones del país. Pero la «sutileza» es una herramienta democrática y, de a poco, la «dictadura capitalista» se deja entrever con más frecuencia entre los que menos poder adquisitivo tienen. El dinero se encuentra en unos pocos y el resto está sometido a las leyes del mercado que, favorecidas por las medidas de un gobierno conservador, cada vez obligan a trabajar más por menos capital y con peores condiciones laborales. Por otro lado, se comienzan a proponer restricciones a derechos esenciales del ciudadano, como el derecho a huelga o a la educación.

El concepto y la realidad de dictadura se desvirtúa dependiendo del lugar y del momento histórico-cultural en que se sitúe. Cabe la posibilidad de que países europeos presionados por la repulsión magnética del sistema capitalista y el Estado de bienestar que caracteriza al continente devenga a una modelo «dictatorial sutil autorizado» post-neoliberal.

Nota:

1 RICO, Alvaro: ¿Cómo nos domina la clase gobernante?, Montevideo, Trilce, 2006, pp.44-60.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.