Ayer el Presidente del Consejo Europeo, el Presidente de la Comisión Europea y el Presidente del Parlamento Europeo -Van Rompuy, Barroso y Schulz- recibieron en nombre de la Unión Europea el Premio Nobel de la Paz de manos del primer ministro noruego. Es curioso que Noruega, el país que otorgó el premio no pertenezca a […]
Ayer el Presidente del Consejo Europeo, el Presidente de la Comisión Europea y el Presidente del Parlamento Europeo -Van Rompuy, Barroso y Schulz- recibieron en nombre de la Unión Europea el Premio Nobel de la Paz de manos del primer ministro noruego. Es curioso que Noruega, el país que otorgó el premio no pertenezca a la UE, pero bueno. Llamó mucho la atención también la ausencia de seis jefes de gobierno de los 27, entre los cuales destacaba por lo significativa la de David Cameron, primer ministro británico.
El discurso conjunto de Van Rompuy y Barroso lleva por título: «De la paz a la guerra: un cuento europeo». Van Rompuy subraya en él que la idea de Europa congrega, que se ha desarrollado un «arte del compromiso»; Barroso, por su parte, suelta dos afirmaciones que merece la pena recoger: «[La Unión Europea] Es un nuevo orden legal, que no está basado en el equilibrio de poderes entre naciones sino en el libre consentimiento de los Estados para compartir soberanía.» Y poco más adelante, al hablar de la necesidad de Unión mayor, revela una clave de lectura importante del acto: «Hoy uno de los símbolos más visibles de nuestra unión está en manos de todos. Es el Euro, la moneda de nuestra Unión Europea.» Ya, el Euro. El Euro y su rescate, gran mito magistralmente desvelado por Escif.
Si uno va por la calle y pregunta a un ciudadano de a pie cuántas monedas hay en la UE, es posible que responda como Barroso, el presidente de la Comisión: «Una: el Euro». Pero sabemos que no es así. En la UE tenemos también libras esterlinas, zlotys polacos, coronas suecas, coronas danesas, florines húngaros, leus rumanos, levs búlgaros, coronas checas, lats letones, litas lituanos, kunas croatas (será pronto el 28º Estado miembro) y; y fuera de la UE, francos suizos, coronas noruegas, coronas islandesas, dinares macedonios, leks albaneses, dinares serbios,marcos convertibles (BAM) bosnios. Es la propaganda la que nos insiste en la unicidad del Euro. ¿Por qué será?
De acuerdo, pues: el Euro no es la moneda de la Unión Europea, sino una de ellas. Pero, ¿qué es la Unión Europea? Grande es la confusión de instituciones en Europa. Pego a continuación este diagrama de Fischer porque una imagen a veces vale más que mil palabras.
Después de observar el gráfico no cuesta admitir que la Unión Europea está más desunida que nunca. Desunida en política exterior, donde es incapaz de hablar con una voz ni sobre las masacres en Palestina, ni sobre la guerra de Siria, ni sobre la adhesión de Turquía, ni sobre la paz en los Balcanes. Pese a que aseguraban que la institución de un Servicio Europeo Exterior haría que la UE hablara con una voz y contaría con una diplomacia activa, las primaveras árabes, Palestina o la guerra del Congo no demuestran más que un hecho: que la UE sigue siendo una excelente productora y traficante de armas que sigue haciendo negocio con la guerra.
No hay acuerdos sobre impuestos a las finanzas, tampoco sobre el papel del BCE, ni sobre qué hacer con la quiebra de Grecia (y del resto de los países cerditos). Aparece desunida también en lo económico esta UE. El Nobel de la Paz, que tanta indignación ha generado, ha de inscribirse en este marco. Lo que hoy está en crisis son los fundamentos primeros, la razón de ser de esta Unión Europea: la «economía social de mercado altamente competitiva» (artículo 3 del Tratado de Lisboa), y el instrumento para llevarla a cabo, o sea, el Euro (artículo 4). El Nobel de la Paz no ha sido sino un ejercicio de propaganda mediática para fortalecer la moneda única y lo que ella representa: el sometimiento a un poder monetario supranacional de las soberanías nacionales parlamentarias. El apoyo que recibió ayer Mario Monti de todas los poderes europeos es muy significativo. Mejor una tecnocracia que respete y apoye los «ajustes estructurales» que sean necesarios, mal que mueran ciudadanos por ellos, que un populismo berlusconiano que pueda poner en peligro la supremacía alemana o el propio euro. Con el Euro nos aplican las políticas que Reagan aplicó en su tiempo. Sin el Euro, nos amenazan, la guerra.
Europa hoy no vive un periodo de paz sino una guerra económica que está causando cada vez más miseria, hambre y muerte. Este es un premio con el que se intenta ahuyentar el negro presente y nulo futuro de una Unión que poco tiene que ver con el espíritu europeísta de quienes en 1941 escribieron en cárceles fascistas la necesidad de una unión política (no monetaria, no económica) para evitar una tercera catástrofe en el Viejo Continente. Decían Spinelli y Rossi:
La revolución europea, para responder a nuestras exigencias, deberá ser socialista, esto es, deberá proponerse la emancipación de las clases trabajadoras y la obtención, para éstas, de condiciones de vida más humanas […]
El principio verdaderamente fundamental del socialismo es aquel según el cual las fuerzas económicas no deben dominar a los hombres, sino ser sometidas, guiadas, controladas por el hombre, del modo más racional hasta que las grandes masas dejen de ser víctimas.
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