Finalmente el jueves 30 de octubre las tres partes en discusión, la Unión Europea, Ucrania y Rusia parecen haber llegado a un acuerdo -por lo menos hasta marzo del año entrante- respecto al suministro del gas procedente de la Federación Rusa, que debe atravesar Ucrania para abastecer a varias de las naciones europeas centrales (y […]
Finalmente el jueves 30 de octubre las tres partes en discusión, la Unión Europea, Ucrania y Rusia parecen haber llegado a un acuerdo -por lo menos hasta marzo del año entrante- respecto al suministro del gas procedente de la Federación Rusa, que debe atravesar Ucrania para abastecer a varias de las naciones europeas centrales (y a la propia Ucrania).
A pesar de las inmensas presiones políticas ejercidas por los Estados Unidos, cuyo principal interés es mantener la tensión en Ucrania dentro de su estrategia de cercar a Rusia, el principal factor real que aceleró este pacto es la próxima llegada del «señor invierno». Ni Ucrania ni la propia Unión Europea están en condiciones de afrontarlo sin contar con el suministro del gas ruso. Ya en Ucrania las temperaturas se están acercando a los 0º y a pesar de un octubre cálido en Europa, el invierno es inminente.
La situación no es nada sencilla, además de la parte geopolítica donde la Casa Blanca actúa para mantener a como dé lugar las tensiones internas en Ucrania y atacar la influencia rusa en el país, la propia situación económica del casi quebrado estado ucraniano, la inmensa deuda anterior existente con Gazprom (la compañía rusa suministradora del gas) y su posible incapacidad para pagar los abastecimientos futuros, han sido obstáculos muy duros interpuestos en el camino de esta negociación. Igualmente estuvo por delante llegar a establecer a qué precios suministraría Rusia, quien hace mucho tiempo venía vendiendo el gas muy barato a Ucrania y que ahora pretendía mantener un aumento sustancial de su precio.
Un problema fundamental ha estado en asegurar que si Rusia entrega otra vez el gas (el acuerdo pide el pago por adelantado de las nuevas entregas), además se pueda amortizar la deuda pasada. Una Unión Europea en plena recesión económica (incluida la locomotora alemana) no está en gran disposición de suministrar fondos para garantizar el acuerdo, teniendo en cuenta además que aunque el origen de todo el conflicto haya sido integrar a Ucrania a la comunidad, sus lazos institucionales no están en absoluto consolidados. El otro factor que ha participado en las negociaciones, ha presionado para que se llegue al acuerdo y está dispuesto a proporcionar parte de la financiación es el FMI (Fondo Monetario Internacional). Con esa ayuda y la promesa de Ucrania de ir pagando es que se ha llegado al convenio.
Dentro del acuerdo se ha establecido un precio inferior al que Rusia venía cobrando, de 378 dólares para los 1.000 m3 con la garantía que se mantendrá por lo menos hasta marzo. La deuda del orden entre los 3.600 y los 4.000 millones de dólares se pagaría en dos tramos, uno inmediatamente, para comenzar a recibir los nuevos suministros, y el otro a fin de año.
Todo el acuerdo, al que se ha llegado presionados por la situación (como ya dijimos en el caso de la UE y Ucrania por la llegada del invierno, y en el caso de Rusia por la necesidad de asegurar los ingresos mínimos a Gazprom) es bastante inestable según algunos analistas, ya que la propia situación interna de Ucrania (que mantiene el conflicto armado a pesar de la tregua acordada entre Kiev y las provincias autonomistas y cuya situación económica es bastante desesperada) no da garantías muy claras de poder cumplirlo, y las presiones continuas de Washington para seguir cercando a Rusia, son dos factores que juegan en contra.
Si este acuerdo llega a mantenerse, y es de desear que así sea, es obvio que será un factor importante para ir hacia un proceso de aflojamiento de la tensión en Ucrania. El problema es que la situación es muy compleja y existen otras múltiples variables en la zona de conflicto, que pueden producir cambios en el panorama general en cualquier momento.
Fuente: http://barometrointernacional.bligoo.com.ve/miguel-guaglianone-el-gas-ruso-y-ucrania