Horacio Cartes probó una dosis del poder popular durante la huelga general del 26 de marzo pasado; en los meses previos se mantuvo muy ocupado trabajando incesantemente para restar fuerza a la medida, recurrió a varios asesores, tanto del plano político como de otras esferas, dirigentes claves de su partido fueron convocados para analizar el […]
Horacio Cartes probó una dosis del poder popular durante la huelga general del 26 de marzo pasado; en los meses previos se mantuvo muy ocupado trabajando incesantemente para restar fuerza a la medida, recurrió a varios asesores, tanto del plano político como de otras esferas, dirigentes claves de su partido fueron convocados para analizar el desarrollo de la movilización popular, apeló a reactivar el diálogo con los «seccionaleros» y con los sindicatos del funcionariado público, utilizó a los medios de comunicación empresariales para infamar la huelga, y seis días antes de la huelga recibió a Roberta Jacobson, Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental del Gobierno de los Estados Unidos, con el objetivo de hablar sobre la situación de Paraguay y la necesidad de aumentar la cooperación con Estados Unidos.
Al parecer la orientación que recibió el gobierno del empresario Cartes fue dejar que se desarrolle la huelga convocada por las centrales obreras, organizaciones campesinas y otros varios movimientos sociales sin provocar situaciones de represión policial, coacción a los manifestantes y no exponer a su gobierno a una eventual situación de crisis o de conmoción interna, que pueda derivar de alguna situación de violencia. La fachada democrática se vería afectada de darse algún desborde.
Siguiendo esta directriz, en las primeras horas del 26 de marzo, Horacio Cartes ya en un tono mucho más conciliador daba a conocer un comunicado en el que reconocía «la legitimidad de la mayoría de los reclamos», anunciaba la creación de mesas de trabajos a cargo de su vicepresidente, Juan Afara, prometiendo que se activaría inmediatamente al día siguiente de la Huelga, y en la parte final convocaba «a todos los paraguayos a protagonizar las jornadas de reivindicación en el marco del Estado de Derecho que impone la Constitución de la República» [1].
Veamos algunas reacciones llamativas del anillo más cercano del presidente, como la del Senador Juan Carlos Galaverna, uno de los políticos más influyentes del partido colorado, quien una semana antes de la huelga aseguraba que lo que se pretendía era desestabilizar al gobierno, refiriéndose a los manifestantes declaró: «Vamos a pensar que va a haber un rebaño de ovejas, vamos a prepararle pastito y agüita» [2]. Galaverna, junto con otros políticos colorados, compartieron el día de la huelga con Horacio Cartes en la residencia presidencial. Al culminar la medida mencionó que estaban satisfechos con la misma, afirmó que el sindicalismo no trae nada nuevo y la falta de recambio dirigencial, «El sindicalismo paraguayo ha quedado aletargado por décadas y ahora está este intento que me parece muy válido. Solo que probablemente no ayuda a una resurrección más rápida el hecho de que no haya renovado para nada sus cabezas», menciono el hombre cercano de Cartes y como hábil político colorado, intentó mostrase sensible ante la problemática campesina alegando que: «Es doloroso ver a nuestros campesinos marchar por año número 21 con los mismos reclamos y las mismas reivindicaciones» [3].
Cuando los ricos y poderosos asumen esta postura es porque entienden que la correlación de fuerzas no les favorece coyunturalmente, comprenden que existe un gran descontento popular y necesariamente deben aparentar ocuparse de el, deben ganar tiempo para reacomodar sus piezas de dominación que se traducen en mesas de diálogos, reuniones burocráticas, notas, cartas y otros formalismos de la democracia capitalista para congelar el avance del movimiento social, cooptar a través de algunos pactos a cierta parte de la dirigencia y preparar la contraofensiva represiva contra las organizaciones que no entren en el diálogo democrático.
Por el momento las centrales obreras han aceptado el diálogo con el gobierno, las organizaciones campesinas no acudirán hasta que el gobierno cumpla con la principal consigna que motivó la huelga general, la derogación de la Ley conocida como APP (Alianza Público Privada), las diversas organizaciones como la de los bañados, estudiantes, mujeres, niños/as trabajadores y otros más que salieron las calles para participar de la huelga no demuestran gran interés en acudir a un diálogo con un gobierno que sólo ofrece, como lo anticipaba Galaverna, «pastito y agüita» como si se tratara de un rebaño hambriento y sediento.
Notas
[1] Ver en: http://www.presidencia.gov.py/noticia/12924-mensaje-del-presidente-de-la-republica-horacio-cartes-con-motivo-de-la-huelga.html#.U1gZwFV5Ne8.
[2] Ver en: http://www.abc.com.py/nacionales/cale-despotrica-contra-la-huelga-1226614.html
[3] Ver en: http://www.presidencia.gov.py/noticia/12935-la-huelga-no-fue-un-fracaso-quienes-fracasaron-fueron-el-plra-y-frente-guasu-declaro-galaverna-.html#.U1gge1V5Ne8
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