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El Gran Hermano usa el gran hermano para convencernos de las bondades de la Constitución europea

Fuentes: Cádiz Rebelde

El Gran Hermano, así con mayúscula, como síntesis del sistema, de ese entramado de relaciones económicas, poderes y represiones, que conforman el sistema capitalista, tiene siempre la maquinaria lista. Pero sí es cierto que cuando se acercan elecciones o referendos, la engrasan para que sea más eficaz, más persuasiva, para obtener los resultados que siempre […]

El Gran Hermano, así con mayúscula, como síntesis del sistema, de ese entramado de relaciones económicas, poderes y represiones, que conforman el sistema capitalista, tiene siempre la maquinaria lista. Pero sí es cierto que cuando se acercan elecciones o referendos, la engrasan para que sea más eficaz, más persuasiva, para obtener los resultados que siempre obtienen, y que se sintetizan en que los grandes, los poderosos, no pierden nunca.

En apenas unas semanas habrá una consulta sobre la Constitución europea, donde el sistema (PP, PSOE, PNV, CiU, UGT, CCOO, Empresarios) apoyan unánimemente el Sí. Para ello no dudan en argumentar de la necesidad de una Europa unida, con los criterios que ellos necesitan, es decir, el mercado y la economía depredadora de conquistas sociales, pero dada con ese tono dogmático e inexorable, que quiere decir que no hay otra forma de construir una sociedad. La campaña no ha hecho más que empezar, el progresismo del sistema (la cara absolutamente necesaria para legitimizar y dar credibilidad al tinglado) tiene sus propios argumentos para convencernos del sí y que sus negocios pervivan, se nos dice que el sí es malo para Bush porque una Europa fuerte es lo que los sectores más derechones de USA no soportan. Y la falacia parece idea suficiente para tranquilizar las conciencias, y acudir a la urna con un sí, y por supuesto con El País debajo del brazo, para que el barrio sepa que es un sí diferente al de Aznar, que irá con el ABC, La Razón o El Mundo en su sobaco. Claro, que si las encuestas ofrecen datos de lo poco que seduce a la población ir a votar por algo que no acaba de entender, siempre habrá algún bulo soltado en el sitio y el momento oportuno, del tipo vaya usted a la urna con el sí, para poder seguir cobrando su jubilación que garantiza siempre un par de millones de votos de asustados pensionistas. Mientras, el gobierno ha decidido mostrarnos cuan talentosos son y usar el programa televisivo de El gran hermano, para que vayamos conociendo de boca de tamaños pensadores, a los que por otra parte jamás se le ha visto con un libro, de las bondades del sí. Con un poco de suerte aparecerá por la casa televisiva algún dirigente de CCOO y UGT para dar ánimo a los jóvenes concursantes, y no explicar que de los Fondos europeos dependen también la economía de tantos liberados, que cual ejercito disciplinado estarán con el sí en las manos ante los Colegios electorales, desde antes de que abran.

La izquierda debe llamar a votar NO.

Las razones las da el propio texto constitucional europeo, a saber, se hará ley a la prolongación de la jornada laboral y la reducción de plantillas. Se sancionará a los Estados que osen aplicar políticas sociales. Se hará ley de las privatizaciones de los servicios, antes llamados servicios públicos (enseñanza, sanidad…) y ahora conocidos con el nombre artístico de servicios de interés general. Se legalizan las disposiciones restrictivas contra el Derecho al trabajo. Se consolida el modelo económico, laboral, cultural que consagra al mercado y la acción del capital. Por primera vez se institucionaliza en un texto Constitucional, un modelo económico de un capitalismo depredador. Deposita el poder constituyente y la soberanía en los estados y no en los pueblos, negando su derecho a la libre determinación. No garantiza Derechos Civiles y Políticos enormemente devaluados por la Euro-orden y por la política antiterrorista en general. Establece la obligatoriedad de aumentar indefinidamente el gasto militar, en una UE subordinada a la OTAN y que inscribe en la guerra preventiva su estrategia de «seguridad y defensa».

En definitiva la mano invisible del mercado se enfunda, con mayor claridad que nunca, en el puño de hierro de la represión y la guerra que aparece así como la competencia fundamental de los Estados, y de esto no nos van a persuadir ni los medios de incomunicación, ni la sonrisa del Presidente de Gobierno, ni el reaccionario qué otra cosa podemos hacer de tanto progre con estómago agradecido que esta a apunto de descargar sus interesados argumentos por el sí al sistema.