Han pasado casi 230 días desde que los ex trabajadores azucareros y las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la UITA, llegaron a Managua para exigir a la Nicaragua Sugar Estates Ltd, propietaria del Ingenio San Antonio e integrante del Grupo Pellas, una indemnización por los […]
Han pasado casi 230 días desde que los ex trabajadores azucareros y las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la UITA, llegaron a Managua para exigir a la Nicaragua Sugar Estates Ltd, propietaria del Ingenio San Antonio e integrante del Grupo Pellas, una indemnización por los daños ocasionados a su salud y por la muerte de miles de ex trabajadores por insuficiencia renal crónica (IRC).
Casi 8 meses de incansable lucha ante una poderosa empresa que sigue negándose a abrir una mesa de negociaciones, hace caso omiso a las más de diez cartas enviadas por los ex trabajadores afectados y busca toda forma de presión para vencer ese ejemplo de resistencia.
Los hombres y las mujeres de la ANAIRC han aguantado insultos, amenazas, campañas mediáticas denigratorias, provocaciones, golpes y balas. Han visto como la Nicaragua Sugar Estates Ltd. y el Grupo Pellas invertían decenas de miles de dólares para llenar la Web con su campaña de desprestigio y también para limpiarse la cara ante el mundo, tratando inútilmente de contrarrestar la información que circula a nivel internacional y el desarrollo de una campaña de boicot a su «niño mimado»: el ron Flor de Caña.
Una inversión económica que demuestra cuánto le temen a la verdad.
Han soportado estoicamente el intento de aislamiento, el boicot mediático de los medios nacionales que temen por sus pautas publicitarias, la falta de alimento, el sol y la lluvia, las miradas sin caridad cristiana de los curas que administran la catedral de Managua y el show mediático montado por la empresa y los dizque sindicatos para aislarlos de los trabajadores activos.
Muchos de ellos engrosarán pronto las filas de los enfermos de insuficiencia renal crónica.
Sin embargo, todas esas vejaciones no han podido arrebatarles la dignidad, porque ya no tienen nada que perder. La vida ya se la arrebataron hace años en los cañaverales del Ingenio San Antonio.
Es por eso que nadie se sorprendió cuando a 21 miembros de la ANAIRC, todos jubilados, la empresa les canceló de manera definitiva y sin ninguna explicación la mísera cantidad de 347 córdobas (17 dólares), que recibían como ayuda alimentaria.
«Pasó una persona de la empresa con un listado donde aparecíamos todas las personas jubiladas afiliadas a la ANAIRC. Nos pidió que abandonáramos la lucha y que renunciáramos a la organización y ante nuestra negativa se fue, no sin antes darnos a entender que algo nos iba a pasar -contó a Sirel, Carlos Sevilla-.
Yo me jubilé en 1992 después de 50 años de trabajo en el Ingenio San Antonio. Hay un Convenio Colectivo en el Ingenio que establece que al jubilarse, el trabajador va a recibir de manera indefinida una ayuda para comprar provisiones.
A final de septiembre -continuó Sevilla- me presenté en la oficina de la empresa para retirar el pago y al dármelo me di cuenta que en el recibo habían puesto la palabra «liquidación». No me dieron ningún tipo de explicación. Solamente me agarraron el carné para darme el cheque y no me lo devolvieron.
Ni siquiera quise investigar qué estaba pasando porque ya me lo esperaba y sabía que se trataba de una represión por estar luchando aquí en Managua.
Cuando me jubilé -recordó Sevilla- la empresa me pagó la quincena trabajada, mis vacaciones y el treceavo mes, pero nunca me dieron mi liquidación por los 50 años trabajados. Esta cantidad de dinero para comprar provisiones no era mucho, pero para nosotros los pobres es algo que nos ayuda a seguir adelante.
Sin embargo, desde el principio estaba decidido a llegar hasta el final y esta medida de represión no me va hacer retroceder», concluyó.
Según Carmen Ríos, presidenta de la ANAIRC, «Ya tenemos contabilizado a 21 jubilados en esta situación, y es totalmente ilegal ya que se trata de un derecho adquirido a través de un Convenio Colectivo.
Como organización no vamos a quedarnos de brazos cruzados y ya estamos preparando la denuncia a través de nuestro abogado. Es evidente que es una forma más para presionar a nuestros afiliados para que abandonen la lucha», denunció Ríos.
Según datos de la ANAIRC ya serían 3.509 los ex trabajadores del Ingenio San Antonio fallecidos por IRC y 8.049 los afectados.
Desde el pasado 9 de marzo, fecha de la llegada a Managua, han muerto 8 ex trabajadores que participaron en la movilización y un gran número de personas fueron regresadas por su condiciones físicas.
«Actualmente hay un promedio de 90 personas que se mantienen en el plantón -continuó la presidenta de la ANAIRC- y seguimos con nuestra lucha. La autoestima de la gente se mantiene alta y pese a las muchas dificultades y al hostigamiento, vamos implementando nuevas estrategias de presión hasta lograr lo que nos proponemos.
Ya hicimos un pacto entre todos nosotros y nosotras: no nos vamos a morir en nuestras casas. Vamos a morir aquí, porque es aquí nuestro lugar de lucha y es aquí que vamos a lograr el respeto a nuestras reivindicaciones», concluyó Ríos.
El próximo 24 de octubre, ANAIRC realizará su Asamblea General para elegir nuevas autoridades. La actividad se realizará en el campamento con la presencia de centenares de afiliados que tienen previsto marchar hasta el Edificio Pellas reivindicando sus derechos.
Fuente: http://www.rel-uita.org/