En Eslovaquia, un manifestante sostiene una pancarta con la foto del periodista asesinado Jan Kuciak y su novia Martina Kusnirova. Cientos de miles de personas protestaron en las semanas que siguieron a su muerte, en febrero de 2018, lo que derivó en la renuncia del primer ministro Robert Fico En un café de esta capital […]
En un café de esta capital de Eslovaquia, la periodista Zuzana Petkova confesó que al igual que otros colegas dedicados al periodismo de investigación, tiene miedo.
Los periodistas que investigan los vínculos entre dirigentes políticos, empresarios y la mafia italiana comenzaron a utilizar métodos especiales para permanecer en el anonimato lo más posible, encriptando correos electrónicos, cuidando sus comunicaciones y protegiendo su identidad.
«He pasado por varias», comentó Petkova, conocida periodista del semanario eslovaco Trend.
Debió comparecer ante la justicia, fue investigada por la brigada de delitos complejos y recibió amenazas anónimas. Pero nunca tuvo un miedo real por su vida como ahora.
Sin embargo, el asesinato en febrero de su colega Jan Kuciak y su novia, Martina Kusnirova, ambos de 27 de años, en la casa de él en Velka Maca, a unos 60 kilómetros de Bratislava, cambió las cosas.
En Europa Central, las organizaciones defensoras de la libertad de prensa denuncian la alarmante erosión de libertades en los últimos años, y señalan que los gobiernos de algunos países usan recursos legales, adquisiciones y clausura de medios de prensa, criminalizan casos, imponen multas y denigran reiteradas veces a los medios y a los periodistas con el fin de silenciar a los críticos.
En Eslovaquia, los periodistas de investigación se acostumbraron a lo que llaman presión «psicológica» del gobierno, como las reiteradas denuncias ante la justicia por artículos sobre corrupción y los ataques públicos a su integridad.
«Nunca pensamos que sucedería algo así. El periodismo de investigación implica cierto riesgo, sabía eso. Pero recién ahora quienes nos dedicamos a él, tomamos conciencia de ello», dijo a IPS.
Antes de morir, Kuciak trabajaba en un reportaje sobre los vínculos entre la organización mafiosa ‘Ndrangheta y algunas personas del Smer, el partido más viejo de la coalición gobernante.
Tras el asesinato, hubo frenéticas especulaciones sobre la participación de la mafia y las razones políticas detrás de la muerte de Kuciak, cuyo objetivo también fue mandar una señal al resto de los profesionales de la prensa.
Sus colegas tienen distintas teorías sobre quiénes están detrás del asesinato, pero todos están de acuerdo en que la hostilidad del gobierno hacia la prensa y los ataques públicos envalentonaron a los asesinos.
El comunicado divulgado por la sección eslovaca de la Asociación de Periodistas Europeos señala que el asesinato fue «una consecuencia grave del clima de peligro creado por los ataques prolongados y sistemáticos contra los periodistas de varios destacados representantes del Estado».
El ex primer ministro eslovaco, Robert Fico, que tuvo que renunciar en medio de una crisis política tras el asesinato, insultó a la prensa varias veces mientras todavía estaba en el cargo. El año pasado, organizaciones defensoras de los derechos de los periodistas lo criticaron por tratar a los reporteros de «sucias prostitutas antieslovacas».
Y días después del asesinato de Kuciak, insultó a uno de sus colegas.
El editor de la plataforma Proyecto Periodístico sobre Corrupción y Crimen Organizado (OCCRP, en inglés), Ilya Lozovsky, dijo a IPS que no debe subestimarse el problema de las retórica hostil contra los periodistas.
«Cuando un político se burla públicamente o amenaza a periodistas, a menudo, otros actores tomarán las riendas del asunto, sin que el gobierno tenga que hacer nada», explicó.
«Rusia es conocido por eso; varios actores independientes (personas o instituciones) harán algo como un ‘regalo’ hacia (el presidente Vladimir) Putin, sin que él tenga que dirigir nada. Así matan a muchos periodistas y dirigentes de la oposición», acotó.
En Hungría, los analistas señalan que desde que el primer ministro Viktor Orban llegó al poder en 2010, reprime a la prensa, mediante artimañas legales, impuestos a los medios o cerrando a los periódicos de oposición para silenciar la crítica.
El año pasado, después de una concentración política en la que Orban se refirió a la necesidad de «luchar» contra los medios de comunicación porque trabajaban contra su partido, los medios favorables a su gobierno lanzaron una campaña publicando una lista de profesionales que lo habían criticado para denigrarlos a ellos y a su trabajo.
En Polonia, donde desde que el gobernante Partido Ley y Justicia llegó al poder en 2015 la posición del país en el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF) cayó de 18 a 54, entre 180 países, los periodistas polacos denuncian una presión sin precedentes del Estado.
La presión incluye amenazas de acciones legales, negarles el acceso a ciertos funcionarios, controlar los medios públicos y recortar la publicidad y las suscripciones a varias publicaciones. Algunos periodistas, incluso, creen que las agencias de seguridad del Estado los espían.
Mientras, el presidente checo Milos Zeman nunca ocultó su aberración por los periodistas.
Incluso generó gran controversia con comentarios comparándolos con animales, y bromeó acerca de que había que «liquidarlos», durante una reunión con el presidente ruso Putin.
El editor de OCCRP, Drew Sullivan, dijo a IPS: «A políticos populistas y nacionalistas como los que gobiernan Eslovaquia y República Checa no les gusta que los periodistas actúen como órganos de control».
«Cuanto más autoritarios y herméticos se vuelven los gobiernos, mayor presión soportan los periodistas. Al mismo tiempo, ese gobierno casi siempre rendirá cada vez menos cuentas a su pueblo y será más corrupto», observó Lozovsky.
Cuanto más corrupto, más entreverado con el crimen organizado estará, y cuando eso pasa, es que comienza a aparecer la amenaza de la violencia física contra los periodistas.
En Eslovaquia, la falta de confianza entre periodistas y la policía también complicó la situación. La población tiene la percepción de que la policía y otras instituciones de justicia tienen una corrupción endémica.
Las protestas masivas tras la muerte de Kuciak, que terminaron con la salida de Fico del gobierno, se debieron, en gran parte, a la sensación de que su asesinato nunca se investigaría como es debido.
Tras la muerte de Kuciak, se supo que él había denunciado las amenazas que recibía de un empresario local con vínculos con el gobierno. En Facebook había dicho que la policía nunca investigó.
Los asesinos, especuló Petkova, «probablemente llegaron a la conclusión de que podían salirse con la suya por cualquier cosa, como ese asesinato».
«Nadie sabe quién está de qué lado», explicó Sullivan. «El gobierno eslovaco es corrupto y ha sido corrupto. Hay muchos criminales de Europa oriental y de los Balcanes que operan en Bratislava y la policía no hace nada. Un periodista no puede sentirse seguro en ese ambiente», subrayó.
Hay un nuevo gobierno en Eslovaquia, pero los periodistas no tienen muchas esperanzas de que mejore la forma en que los dirigentes políticos se dirigen a ellos.
El nuevo primer ministro Peter Pelligrini, fue designado directamente por su predecesor, quien también encabezará el gobernante Smer.
El exeditor en jefe del diario Pravda, Juraj Porubsky, se preguntó en diálogo con IPS: «¿Los políticos amenazarán mejor a los periodistas después de eso? No, ¿por qué iban a hacerlo?».
Mientras continúa la investigación por el asesinato de Kuciak, los periodistas parecen escépticos de que finalmente se vaya a procesar a alguien.
«No creo que nunca se vaya a investigar bien», opinó Petkova, con tristeza. «No creo que nunca se vayan a encontrar a los asesinos de Jan», acotó.
Traducción: Verónica Firme.
Fuente original: http://www.ipsnoticias.net/2018/04/el-miedo-de-los-periodistas-se-hizo-realidad-en-eslovaquia/