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Grecia

El momento de la verdad para el Memorándum 3

Fuentes: A l'encontre

Hemos llegado a un punto que se puede calificar de la siguiente manera: «vale ya de bromas«. Bromas como la posibilidad de tomar medidas positivas llamadas «compensatorias» de las que derivarán de la aplicación del nuevo programa de austeridad. Hemos llegado a un momento en el que la verdad sobre el Memorándum 3 será expuesta […]

Hemos llegado a un punto que se puede calificar de la siguiente manera: «vale ya de bromas«. Bromas como la posibilidad de tomar medidas positivas llamadas «compensatorias» de las que derivarán de la aplicación del nuevo programa de austeridad. Hemos llegado a un momento en el que la verdad sobre el Memorándum 3 será expuesta a la luz del día, en el que el gobierno deberá firmar el «acuerdo» con los acreedores y hacer adoptar por el parlamento medidas criminales sobre la seguridad social, los impuestos, los salarios y la contratación en los servicios públicos, así como sobre los créditos hipotecarios impagados.

Los acreedores exigen un acuerdo que dará un golpe mortal a los derechos sociales y laborales. La vida en Grecia se va a volver mucho más difícil para las personas asalariadas y las pobres. Al mismo tiempo, el acuerdo no incluye ninguna medida que atente contra los intereses de los capitalistas, la parte de la sociedad que no ha sufrido durante la crisis. Al contrario, han aumentado sus beneficios y su riqueza acumulada.

Seguridad social

La crueldad social de los acreedores resulta evidente en cuanto se observan las medidas sobre la Seguridad Social. Se trata de una agresión sin precedentes contra la fracción más frágil de los «asegurados y aseguradas», contra quienes no pueden (entre otros motivos, por el paro) cumplir los requisitos para tener derecho a una jubilación completa. Esperaban -hasta hoy- recibir al menos la jubilación mínima. Hasta el mes de agosto de 2015, el montante de la jubilación mínima se situaba en 486 euros. El gobierno de Syriza la ha reducido a 392 euros (consecuencia de la medida propuesta por Pavlos Haikalis, de Griegos Independientes-ANEL, Secretario de Estado para la Seguridad Social). Actualmente, el acuerdo en discusión prevé un mínimo de 346 euros por mes. Sectores enteros de la clase obrera -a causa de la naturaleza de su trabajo (por ejemplo, obreros de la construcción, obreros eventuales y muy numerosas actividades estacionales)- no podrán presentar los 15 años de cotización exigidos por la Seguridad Social. Van a sufrir por consiguiente una reducción del 30% del montante de su jubilación respecto al de 2014.

Otro ejemplo de la ferocidad social es el acuerdo que intenta reducir el EKAS (la asignación de solidaridad social a la que tienen derecho las personas que reciben una pensión de vejez, de invalidez o de supervivencia y que han alcanzado los 65 años) aún más rápidamente, en los próximos 6 o 7 meses. O, también, la supresión de las asignaciones por viudedad antes de los 55 años. Un gran número de mujeres -que el capitalismo encierra en «su» hogar transmitiéndoles la carga de la reproducción ampliada de la familia obrera- estarán obligadas a vivir hasta los 55 años sin ningún ingreso si pierden a su marido, lo que ocurre a menudo como consecuencia de los accidentes de trabajo o las enfermedades profesionales. Y es imposible que obreras no especializadas puedan encontrar un empleo en un contexto en el que la tasa de paro se sitúa en el 38% para mujeres sin formación.

Esta brutalidad golpea al conjunto de la clase trabajadora. Las portadas de la prensa favorable al gobierno son las siguientes: Etnos-La nación «Mil euros como mucho«; EF-SYN- Diario de los redactores «Un poco de jubilación«). Demuestran que los elegantes compromisos de Georgios Katrougalos («Las jubilaciones no serán reducidas«) forman parte del pasado /1. Tras 40 años de trabajo, a los 67 años, un asegurado en Grecia no podrá esperar cobrar más de 1 000 euros (bruto, sumando todos los subsidios).

El sentido de esta política está perfectamente claro: con la firma de Syriza, es decir de un partido miembro de la llamada izquierda radical, la factura del robo perpetrado por los capitalistas en las diversas cajas de la Seguridad Social, durante mucho tiempo, será pagada a fin de cuentas por los jubilados actuales y los futuros.

Las medidas sobre los impuestos significan una crueldad equivalente. La tasa del IVA pasa al 24% sobre las facturas del agua y la electricidad. Como consecuencia, miles de familias estarán obligadas a vivir sin agua y sin corriente eléctrica.

La imposición sobre la renta no afectaba a las rentas más bajas. Ya no ocurre así. Esto significa una subida general de los impuestos, que serán cobrados en su fuente. Pero el gobierno proponía un límite de no imposición para ingresos de menos de 9 200-9 110 euros al año. Los acreedores quieren bajar este umbral a 8 200. Según estas informaciones, la mayor parte de la subida de los impuestos estimada en 1 800 millones de euros para los años 2016, 2017 y 2018 será pagada por los contribuyentes que disponen de una renta anual comprendida entre 9 000 y 20 000 euros.

En las antípodas, la «sensibilidad» del gobierno y de los acreedores es impresionante cuando discuten sobre los impuestos a los verdaderamente privilegiados. La propuesta de poner impuestos a las ganancias de la OPAP (organismo que controla las apuestas sobre los partidos de fútbol) de 5 céntimos de euro por apuesta jugada -lo que podría aportar 500 millones de euros- está olvidándose. Un destino semejante parece esperar a la proposición de poner un impuesto a las estancias hoteleras (por ejemplo en los hoteles de 5 estrellas), como consecuencia del montón de declaraciones en el sentido de que ello daría un «golpe mortal a las empresas de turismo griegas».

La clase dominante ha obtenido un estatus de asilo y la protección absoluta de sus privilegios, aunque no deje de afirmar con exaltación que, para «la salvación del país», son necesarios sacrificios para todos, con excepción de… Después de todo, es así como «nacieron» las sumas impresionantes ingresadas en los bancos suizos. Fueron reveladas en la lista Lagarde (lista que indicaba los nombres de 2.059 griegos que poseían cuentas en Suiza, lista que se ha evaporado…) o en los Panama Papers.

Está claro que el gobierno de Syrza participa ya de este comportamiento de brutalidad social contra «los de abajo» y de delicadeza absoluta hacia «los de arriba«. Quienes tienen dudas sobre esto harían mejor en pensar en el símbolo que representa la invitación al Maximou (residencia del Primer Ministro) de los honorables señores Evangelos Marinakis (hombre de negocios de reputación más que dudosa y presidente del club de fútbol Olympiakos) y Dimitris Melissanidis (armador y actor de primera línea en el comercio del petróleo así como principal accionista de OPAP y propietario del club de fútbol AEK de Atenas). Ahora bien, éstos dos son unos representantes muy característicos de lo que Syriza llamaba, antaño, los «empresarios negros«. Los hombres de numerosos negocios turbios que Syriza había prometido neutralizar en cuanto llegara al poder. Y esto en el momento en que se desencadena la violencia con ocasión de los partidos de fútbol (lo que lleva a las instancias internacionales del fútbol a intervenir, lo que dice mucho…). Y el gobierno presenta, con una cierta cara dura, estas relaciones como formando parte de una valoración del «espíritu empresarial» a fin de afrontar la corrupción y los conflictos de interés. ¡O tempora, o mores!

Política

El acuerdo con los acreedores comprende también otras medidas «difíciles»: la abolición de toda protección para los préstamos hipotecarios impagados (lo que implica la expulsión de la vivienda), la limitación rigurosa de la contratación en el sector público (según el principio de cinco «bajas» una contratación), la reducción de los salarios en el sector público, etc.

La «distancia» que separa a los negociadores -Unión Europea, BCE, Mecanismo europeo de Estabilidad así como el FMI y el gobierno griego- ha tenido como resultado el atraso de la firma del acuerdo, aunque, esta vez, el gobierno haya participado en la «negociación» sin manifestar resistencia. Dos factores explican este atraso:

a) De una parte, hay diferencias entre las «instituciones», entre el FMI y la parte europea del cuarteto. Wolfgang Schauble ha indicado claramente que no discutiría la eventualidad de aliviar la deuda griega. Por su parte, el FMI subraya que, en este caso /2, el gobierno griego debería tomar decisiones aún más drásticas para que el programa pueda ser «viable».

Este procedimiento laborioso refleja la crisis de dirección de las instancias dirigentes de la UE. Al día siguiente de la devolución del acuerdo el 12 de abril (pausa impuesta dada la reunión del FMI en Washington del 15 al 17 de abril), Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, miembro del SPD, que hacía sonar la alarma desde el mes de febrero, repetía su fórmula sobre el peligro de un «hundimiento de la zona euro». Llamaba a los dirigentes de la UE a que tomaran decisiones más audaces en estas condiciones de «polarización aguda».

b) Estas «decisiones más audaces» exigen, para ser aplicadas, la puesta en pie de un poder político más fuerte en Grecia. Las «instituciones» saben ya que Tsipras no tiene la capacidad de aplicar él solo (con sólo los 153 diputados de Syriza-ANEL) un acuerdo tan duro. Presentan sus exigencias en un leguaje absolutamente crudo frente a Euclides Tsakalotos (ministro de Finanzas) y Giorgios Stathakis (Ministro de Economía) y envían el mensaje de que quieren la aceleración de los cambios políticos, es decir la ampliación de la base parlamentaria y política del gobierno, que va a tener la responsabilidad de aplicar el Memorándum 3.

Los trabajadores y las fuerzas populares no tienen nada que esperar de estas negociaciones que están en las portadas de los periódicos. Su entrada decidida en la escena sociopolítica -comenzando por la huelga necesaria de 48 horas /3– es un previo insoslayable si se quieren defender nuestros derechos y nuestras conquistas. ¡El objetivo inmediato debería ser echar atrás todos los memorándum!

Las movilizaciones en Francia, entre otras cosas contra la nueva ley del trabajo, indican la posibilidad de modificar una «agenda política» decidida por las cumbres gubernamentales.

Notas

1/ Declaraba al diario L´Humanité el 26 de agosto de 2015: «Podemos neutralizar las medidas neoliberales del acuerdo» concluido por Tsipras en julio de 2015 (Red A l´Encontre).

2/ Las divergencias entre las instancias europeas y el FMI parecen haber acabado en Washington mediante un acuerdo de cara a imponer una especie de «memorándum 3+» que impondría a Grecia un programa de austeridad aún más drástico. Romaric Godin en la tribune.fr del 19 de abril de 2016 concluía: «El balance para el gobierno griego es sin embargo amargo. Verse obligado como es probable a un nuevo memorándum con, sin duda, aún más vagas promesas de reestructuración de la deuda griega. No ha logrado arrancar una puesta en cuestión del objetivo quimérico del 3,5% del PIB de excedente primario para 2018«. El viceprimer ministro Ionnis Dragasakis no podía más que declarar en la prensa griega que esta solución conducía a una catástrofe política, dicho de otra forma, a obligar al gobierno Tsipras a una reestructuración de sus alianzas. Como sabíamos, la economía es ante todo política. (Red. A l´Encontre).

3/ La huelga de 48 horas es objeto de numerosas discusiones entre las centrales sindicales (ADEDY, GSEE) y en su seno, así como con el frente sindical PAME, animado por el KKE (PC). La decisión de convocar una huelga el día en que lo esencial del memorándum sea adoptado por el parlamento implica que la fecha sigue siendo desconocida y que como consecuencia, la preparación de la movilización no puede ser puesta en marcha (Red A l´Encontre).

(Artículo publicado en el bimensual de DEA del 13 de abril de 2016. Traducido de la versión publicada en http://alencontre.org/europe/grece-le-moment-de-verite-pour-le-memorandum-3.html)

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR