La explotación minera en América Latina se está convirtiendo en un negocio cada vez más complicado para las compañías transnacionales, después de que protestas de las poblaciones indígenas, iniciativas legales y fallos judiciales pongan coto a la posibilidad de seguir expoliando las entrañas de la tierra para obtener metales. El más reciente golpe fue propinado […]
La explotación minera en América Latina se está convirtiendo en un negocio cada vez más complicado para las compañías transnacionales, después de que protestas de las poblaciones indígenas, iniciativas legales y fallos judiciales pongan coto a la posibilidad de seguir expoliando las entrañas de la tierra para obtener metales.
El más reciente golpe fue propinado por un tribunal de Costa Rica a la empresa canadiense Infinito Gold, a la que ordenó retirar la concesión de una mina a cielo abierto que tiene más de un millón de onzas de oro, en un fallo aplaudido por ecologistas, pero que complica al gobierno de Laura Chinchilla.
El miércoles 24 de noviembre la Sección IV del Tribunal Contencioso Administrativo anuló la concesión, otorgada por entidades del Gobierno, debido a múltiples irregularidades, así como el decreto de Conveniencia Nacional, promulgado por el ex presidente Oscar Arias Sánchez.
La compañía, que dijo que apelará la sentencia, tiene la opción de exigir una suculenta indemnización al gobierno costarricense, pero eso tomaría tiempo. Infinito ha gastado 127 millones de dólares en la mina Las Crucitas, sin haber extraído una pepita de oro ni recuperado un centavo de su inversión.
«Costa Rica se puso los pantalones largos. Es un ejemplo para otros países de la región que ya están bien afectados en el tema minero y poder ver allí que la última palabra no la tienen las empresas mineras que están continuamente amenazando con demandar internacionalmente», dijo a la AFP la directora de la Fundación Panamá Sostenible, Raisa Banfield.
«Este fallo debería ser un ejemplo para los países que estamos siendo víctimas de los caprichos de las empresas mineras», agregó Banfield.
El fallo del Tribunal de Costa Rica cayó como un balde de agua fría sobre Infinito Gold, que confiaba en recuperar con creces su inversión de la mano de los altos precios del oro en el mercado mundial, superiores a 1.300 dólares la onza.
El fallo fue celebrado en las calles de San José como un carnaval, pero preocupa a los empresarios, que temen que frene la inversión extranjera.
Pero la actividad minera no solo ha sido puesta en entredicho en Costa Rica, sino también en otros países latinoamericanos.
El Congreso de Argentina convirtió en ley el 30 de septiembre un proyecto que protege los glaciares y fija severas restricciones a la minería; mientras en Perú –con larga tradición minera– pobladores de la región sureña de Arequipa han protestado en los últimos días contra un proyecto cuprífero de la empresa Southern Perú, de capital mexicano.
Esta semana, una indígena guatemalteca presentó una demanda en un tribunal de Canadá alegando que su marido fue asesinado por un guardia de una mina de capital canadiense en Guatemala, informó la organización maya Waqib Kej.
La demanda por el homicidio de Adolfo Ich, perpetrado en septiembre de 2009, fue presentada por su viuda Angélica Choc contra las mineras HudBay Minerals y HMI Nickel, propietarias del yacimiento de níquel Fénix en El Estor, en el caribe guatemalteco.
Además, indígenas guatemaltecos han exigido que se paralice la explotación de una mina de oro de una subsidiaria de la canadiense GoldCorp, invocando las medidas cautelares exigidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por presunta contaminación.
En Centroamérica, la minería enfrenta el rechazo de organizaciones sociales y ecológicas en Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá. Incluso obispos católicos han pedido prohibir esta actividad por su carácter contaminante.
«Los sectores que adversan a la actividad minera están estructurados y formados con argumentos, mientras que a los sectores que promueven la explotación minera, yo no les escucho una explicación lo suficientemente contundente», dijo el analista Edwin Cabrera a la AFP.