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Paraguay

El «Nuevo rumbo», rumbo a la conmoción social

Fuentes: Rebelión

Las movilizaciones que se suceden desde fines del año pasado son respuestas a las medidas neoliberales, bautizado como «nuevo rumbo», proyecto concebido bajos los postulados más arcaicos y obtusos del neoliberalismo, y que están impactando con dureza en los sectores más pobres. ¿Cómo se sostiene el neoliberalismo en el resto del continente? Latinoamérica experimenta un […]

Las movilizaciones que se suceden desde fines del año pasado son respuestas a las medidas neoliberales, bautizado como «nuevo rumbo», proyecto concebido bajos los postulados más arcaicos y obtusos del neoliberalismo, y que están impactando con dureza en los sectores más pobres.

¿Cómo se sostiene el neoliberalismo en el resto del continente?

Latinoamérica experimenta un nuevo ciclo neoliberal: el de capitalismo extractivista, modelo que logra mantenerse gracias a los tributos cobrados al capital exportador. Tributos que invertidos en programas públicos actúan de contención social. En Argentina, los agroexportadores pagan casi 30% de impuestos sobre sus ventas y en Brasil el 45%. Pero en Paraguay no pagan prácticamente nada, al contrario, reciben un gasoil subsidiado. Mientras en los países vecinos tributan grandes sumas, acá se les regala dinero, y conste que Paraguay es el cuarto mayor exportador de soja del mundo.

Un país sin burguesía

El régimen económico que se está aplicando en Paraguay es estructuralmente insostenible y de no mediar acciones llevará a su colapso a mediano plazo. La razón es sencilla: pobreza y neoliberalismo son irreconciliables. En los otros países de la región el neoliberalismo se sostiene debido a los programas sociales. Brasil se convirtió en la quinta mayor economía planetaria siendo un país del tercer mundo. Pero además de convertirse en potencia económica logró sacar de la pobreza a más de 30 millones de sus habitantes.

Las políticas económicas de Argentina y Brasil son dirigidas por burguesías ilustradas, mientras que en Paraguay está manejada por una oligarquía con mentalidad medieval. Los empresarios paraguayos se lamentan contantemente por la baja calidad de la educación que «impide» un desarrollo industrial, pero el presidente de los industriales, Eduardo Felippo, tilda de vulgares delincuentes a los educadores por reclamar mejores condiciones laborales.

El presidente juega con fuego

Cartes responde a los educadores y médicos en huelga, que no dispone de recursos para atender sus reivindicaciones, pero vetó la ley de impuesto a la soja que representaba unos 400 millones de dólares anuales para el Estado. Los hospitales están desabastecidos y la educación sufre dramáticos recortes. Desatender sectores tan sensibles como la salud y educación es un juego muy peligroso en un país que junto a Haití lidera los niveles de pobreza continental.

Dentro de la lógica del «nuevo rumbo» en que todo está sujeto al mercado, el cartista intendente de Asunción, Arnaldo Samaniego, pretende vender las tierras del bañado, y la reacción no se hizo esperar. Los «bañadenses» situaron la municipalidad desatando una guerra campal, al punto que Samaniego está reviendo su plan al igual que su candidatura a la intendencia.

Los pasos del nuevo rumbo son todavía dificultosos e inciertos. Lo único claro es que su aplicación está generando conmoción social, y en la medida que trate de imponerse puede conducir a un levantamiento con caracteres de rebelión popular.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.