Con la constitución del nuevo Bundestag la canciller Angela Merkel y sus ministros, incluso los liberales, se mantienen en un Gobierno en funciones. Todo ello en espera de que terminen las negociaciones CDU-CSU y SPD para formar una Gran Coalición.
Desde que el Parlamento Alemán se constituyó el martes, está operativo, pero en funciones. La demócrata cristiana Angela Merkel (CDU) seguirá ejerciendo su cargo de canciller. El presidente alemán, Joachim Gauck, ha pedido también a los actuales ministros que sigan en sus puestos hasta que hayan concluido las negociaciones con el SPD sobre el futuro ejecutivo que acabarán en la reelección de la presidenta de la CDU a canciller, si todo sale bien, o a elecciones anticipadas en el peor de los casos.
Desde ayer, 45 miembros de la CDU y de su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), se reúnen con 30 representantes del SPD para negociar un pacto de gobierno. Los puntos que suscitan cierta discordia, son el aumento de impuestos y el sueldo mínimo, promesas de campaña del SPD. La CDU/CSU se niega en banda a subir los impuestos y prefiere que el sueldo mínimo no sea acordado por ley sino que los sindicatos y la patronal se pongan de acuerdo.
Otra patata caliente es el peaje para vehículos extranjeros que utilizan las autopistas gratis. La idea es del ministro-presidente bávaro, Horst Seehofer (CSU), lanzada en plena campaña electoral, lo que irritó a Merkel. No parece que estas fricciones puedan llegar a provocar la quiebra de las negociaciones.
Sin embargo, en el SPD sigue habiendo una corriente, más notable en las bases que en la ejecutiva, que prefiere la oposición antes de entrar en otro bipartito con Merkel. El presidente socialdemócrata Sigmar Gabriel sigue con su idea de someter el pacto con la CDU a una consulta de la base, pero esta debe celebrarse mediante el voto por correo.
Sobre la mesa sigue estando la opción de que en el peor de los casos pueda haber elecciones anticipadas, después de un complicado proceso parlamentario, pero los sondeos ubican a la CDU en 44 puntos, 20 por delante del SPD como segunda fuerza política.
Ante este panorama, que situaría a Merkel de nuevo muy cerca de la mayoría absoluta, se cuenta con que los socialdemócratas harán caso a Gabriel encontrando un modo de convivir con la CDU.
Si se da esta Gran Coalición, entonces 504 parlamentarios, o sea el 80% del Bundestag, respaldarían al Ejecutivo, que contaría con una abrumadora mayoría en el Bundestag y solo tendría que negociar la correspondiente mayoría para sus proyectos de ley en la segunda cámara, el Bundesrat.
Dado que la oposición quedaría reducida a los 64 parlamentarios del partido Die Linke (La Izquierda) y a los otros 63 de los ecologistas, los Verdes, carecería del 25% de escaños necesarios para crear incluso una comisión parlamentaria de investigación.
Los Verdes insisten en que irían hasta la Corte Constitucional Federal para reclamar los tradicionales derechos de la oposición. Algo parecido quiere hacer Die Linke, cuyo jefe parlamentario, Gregor Gysi, se estrenó el martes como jefe de oposición al ser la tercera fuerza política en este hemiciclo. En las encuestas su formación se sitúa ahora en 10 puntos, dos más que en las elecciones y dos más por delante de los Verdes, porque saca provecho de la deriva del SPD.
No obstante, Gysi no puede realizar su plan de lanzar con los votos del SPD y de los Verdes un proyecto de ley sobre el salario mínimo porque, a pesar de la mayoría numérica de escaños, los socialdemócratas no pueden prestarse a ello sin romper las negociaciones con Merkel.
Ministros liberales
A esta laguna democrática se añade la decisión de la canciller de mantener en sus puestos también a aquellos secretarios de Estado parlamentarios del Partido Liberal Demócrata (FDP) pero que por primera vez desde 1949 no logró entrar en el Bundestag. Estos cargos no son administrativos, sino políticos, porque deben de hacer de bisagra entre el respectivo ministerio, el partido y el grupo parlamentario. Ante la ausencia del FDP, su trabajo ha quedado obsoleto y es cuestionable desde el punto de vista político y jurídico. Está por ver si el Linke y los Verdes aprovechan este punto para perfilarse como partidos de oposición porque mucho más no podrán hacer mientras que Merkel y Gabriel no hayan forjado su bipartito.