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El planton del pueblo mexicano

Fuentes: Rebelión

Las recientes elecciones mexicanas han abierto una importante crisis que afecta a todos los aspectos del país, aflorando las importantes contradicciones de la sociedad mexicana que han permanecido ocultas durante décadas. Lo que para muchos se presentaba como la confirmación de un proceso iniciado hace seis años, donde se puso fin a setenta años de […]

Las recientes elecciones mexicanas han abierto una importante crisis que afecta a todos los aspectos del país, aflorando las importantes contradicciones de la sociedad mexicana que han permanecido ocultas durante décadas. Lo que para muchos se presentaba como la confirmación de un proceso iniciado hace seis años, donde se puso fin a setenta años de monopolio político del corrupto Partido Revolucionario Institucional (PRI), se ha convertido en un importante pulso entre los sectores del status quo y amplias capas de la población que apuestan por una importante transformación.

Pero además lo que está en liza también es la transparencia y legitimidad del llamado proceso democrático mexicano, los cambios demandados socialmente y sobre todo el futuro del pueblo mexicano. Acostumbrados a los hábitos corruptos y manipuladores del PRI, que no dudo en manejar a su antojo todos los resortes del sistema democrático, los nuevos aires parecían abrir una puerta a una nueva experiencia que sin ser una transformación revolucionario permitía, según algunos sectores, albergar esperanzas de cara al futuro.

Después de 70 años de gobierno corrupto del PRI llegó el gobierno de Vicente Fox y se vendió la idea que México había hecho, finalmente, su transición política a la democracia. Pero los 6 años de gobierno del Partido Acción Nacional (PAN), como era de esperar, fueron un desastre y no se llegó a ninguna parte. Las reformas fiscales y del sector energético, junto a una importante política de privatizaciones y de marcado corte neoliberal no han supuesto ningún avance ni para la democracia ni para una justicia social.

Más bien ha sido todo lo contrario, se ha dado un importante deterioro de las condiciones sociales y políticas en el país. Durante estos años las protestas populares y obreras han sacudido buena parte de los corruptos cimientos de México. Los campesinos se movilizaron en torno a la campaña «El Campo No Aguanta Más», los obreros de las empresas estatales han salido a la calle para protestar contra las políticas privatizadores del gobierno de Fox (el sector eléctrico fue uno de los más afectados), los trabajadores de la minería han protagonizado las mayores huelgas y movilizaciones que se recuerdan desde los años cincuenta, y más recientemente el sector de la educación se ha echado a la calle. La respuesta gubernamental ha sido la represión policial y militar, con varios muertos entre los manifestantes en estos años.

Elecciones

Con estas elecciones una gran parte de la población estaba convencida que con López Obrador sí se haría esta transición, o al menos esta es la percepción que se tenía en algunos ámbitos méxicanos. En esta línea algunas fuentes cercanas a la postura defendida por el movimiento zapatista, agrupada en torno a la campaña de «La sexta» y que denuncia todo el sistema electoral por corrupto, incluido López Obrador, se reconoce que, como mínimo en el DF, la propuesta zapatista es marginal y que la mayoría de la gente estaba ilusionada con el cambio que suponía Andrés Manuel López Obrador (Amlo). No es que la gente no le de la razón al Sup de que en todos los partidos político hay corrupción, incluido el Partido Revolucionario Democrático (PRD) de López Obrador, sino que Marcos ha perdido relevancia y la inmensa mayoría estaba por quitarles el poder a las cuarenta familias que controlan la situación en México, «les tenían ganas».

Y ahora parece que había la coyuntura favorable y la persona adecuada (Lopez Obrador). Se percibía que era posible. Incluso pienso que la postura del Sup criticando a López Obrador no era más que (a parte de un cierto vedetismo -seguramente son tal para cual-) una estrategia para tener una posición de fuerza en las negociaciones posteriores a su elección -pues también el Sup se debía pensar que López Obrador ganaría-. O sino no se entiende el beneficio de la duda que le otorgó a Fox y que no le dio a Amlo.

Para algunos, la postura del Sup, en general, no parece tan absurda. La situación les recordaba el primer triunfó del PSOE (Gal, corrupción, políticas de derecha…), «y eso produce más miedo que otra cosa». Así que una buena organización de base para controlar al PRD se ve más que necesaria, pero, como dicen por México, «ni modos». En esta coyuntura parecía claro que ganaría la coalición del PRD y esto despertaba ilusión en la gente, y sobre todo animadversión en el poder. No hay que olvidar que en torno al candidato conservador se han unido los principales medios de comunicación mexicanos y la clase empresarial.

Muchos retos

Finalmente, según parece, ganó Amlo, y hubo una vez más fraude electoral. Más delicado que cuando Salinas pero igualmente fraude, pero a diferencia de Cauhtemoc (el anterior candidato del PRD), López Obrador no ha aceptado el resultado y está respondiendo con firmeza y movilizaciones. E evidente que está en juego el futuro modelo del país, porque, aparte de todo, si manda Calderón se profundizará una política represiva y de derechas.

El movimiento que lidera en estos momentos López Obrador, el que se reúne en las asambleas del Zócalo y el que está colapsando el DF va mucho más allá que el PRD. También hay mucha gente que cree que lo que está en juego es mucho más que una era cita electoral.

Cuando empezó el plantón, algunos pensaron que «si la derecha había hecho fraude electoral no iba a soltar el poder ni de casualidad», que mantener un plantón de estas características era muy difícil, y que la posibilidad de anular las elecciones era imposible. Incluso algunos sectores reconocen que es muy remota, sin embargo, «cuando pasas por el plantón y las asambleas te quedas impresionado. Llevan casi quince días y siguen ahí sin demostrar desgaste. Por menos han echado presidentes en los países del este o en otros países de Latinoamérica. Claro que México no es un pequeño país latinoamericano, ni un país del este de Europa en el que la oposición tenga el apoyo de EUA. Al contrario.»

Aún así, el movimiento «voto x voto, casilla x casilla» tiene a favor varias cosas. Por un lado, una base social de redes ciudadanas con muchas ganas, que sigue creciendo y que cuando comiencen las clases de la Unam (la universidad pública), la situación puede «calentarse todavía más». Pero también cuenta con un líder indiscutible y además cuenta con el poder del PRD, que tiene un importante poder político real, por ejemplo en el DF, y por eso se puede hacer el plantón.

Por su lado, la mayoría de las organizaciones guerrilleras que operan en el país han denunciado el fraude, pero se distancian de la figura de Amlo, un poco en la misma línea que ha señalado el movimiento zapatista. Para estos grupos las elecciones y la alternativa de Amlo suponen un movimiento «reformista» y ellos propugnan un cambio revolucionario.

De momento, el escenario muestra una importante crisis y la inestabilidad es política, económica y social. En muchos lugares de México la situación es muy problemática (Atenco, Oaxaca…). Y con las desigualdades sociales de México la situación se puede oaxaquizar fácilmente. Todo ello, unido al problema del narcotráfico, de la mal llamada «seguridad fronteriza con Estados Unidos, y directamente relacionadas con ésta, las reformas sobre inmigración, pueden crear una coyuntura mucho más frágil, pero como señalan desde el país americano, «veremos lo que pasa».

TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)