– ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? – Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar. – No me importa mucho el sitio. – Entonces, tampoco importa mucho el camino. – Si no sabes a donde vas, cualquier camino te llevará allí. (Frases del cuento de […]
– Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar.
– No me importa mucho el sitio.
– Entonces, tampoco importa mucho el camino.
– Si no sabes a donde vas, cualquier camino te llevará allí.
(Frases del cuento de Alicia en el país de las maravillas)
Ya iniciado, desde hace un buen rato, el periodo electoral para las elecciones generales del 2016 en el Perú (en donde ya no se distinguen periodos pre electorales y electorales, sino mas bien un permanente carnaval electoral), dentro de todas las manifestaciones ya acostumbradas en los procesos electorales de los últimos años: promesas, destapes, denuncias, alianzas, acomodos, disparates y disparatados; hay un tema que por recurrente y enunciado por distintos sectores, corrientes, propuestas, programas; y en distintos medios, conferencias, encuentros, charlas y charlatanerías, se hace necesario tocarlo por su innegable importancia y trascendencia: la nueva constitución para el Perú.
Que el Perú necesita una nueva constitución, es una realidad innegable, si es que queremos transitar por sendas de paz, progreso y desarrollo para los peruanos. E, igualmente, un cambio constitucional para los que manejan los hilos reales del poder, es necesario; para evitar un colapso, para ellos, mayor. El conocido cambiar un poco para que no cambie nada.
Sin embargo, las nuevas constituciones, y los procesos de transformación social a favor de las grandes mayorías, felizmente, no son algo nuevo en NuestraAmérica, es decir, que tenemos ejemplos cercanos para nuestro quehacer político, y no es necesario ver tan lejos como el europeo e inocuo PODEMOS de España, que a quienes lo hacen no se les puede notar mejor su pertinaz e incólume eurecentrismo, (o esfuerzo felón, para no poner en el debate los temas de la descolonización, el anti imperialismo, y de la soberanía nacional? ), debemos y realmente podemos ver los ejemplos cercanos de Bolivia y de Ecuador, incluso el de Venezuela, para poder diseñar nuestra ruta hacia una nueva constitución que realmente materialice una transformación social necesaria para nuestros pueblos: la gran transformación, el gran cambio, tantas veces prometido y anunciado. Es necesario tener una clara visión sobre los procesos constitucionales, y el parto de una nueva constitución, para no caer en errores, y sin querer queriendo, terminemos logrando una nueva constitución «moderna y democrática», a favor de los poderosos y como siempre, en contra de la patria y del pueblo. Es recomendable, para todos, especialmente para quienes están proponiendo en sus ofertas electorales una nueva constitución tener, por lo menos, una lectura somera del clásico texto constitucionalista de Ferdinand Lasalle: «¿Qué es una Constitución? (http://es.scribd.com/doc/
La idea central de Lasalle, que es distinguir entre la constitución formal de la real, y que esta no es mas que la manifestación de las relaciones de poder entre los distintos sectores sociales, es clave para entender lo que significa un proceso constitucional, y que este es más que una convocatoria a una asamblea constituyente «democrática», la cual no significa nada si en los hechos y en las calles no se ha cambiado la correlación de fuerzas favorable a la patria y al pueblo, y se haya comenzado a dislocar el aparato de poder de las minorías oligárquicas, y principalmente del poder real que los grandes grupos económicos, de nivel global, tienen en nuestro suelo patrio, y que permite que su crecimiento económico se haga pasar como crecimiento nuestro. Todo esto facilitado, provocado y permitido por la actual constitución. De lo que se trata finalmente es de desmontar el poder de las transnacionales en nuestra patria y en NuestraAmérica.
Es de esto de lo que desde las fuerzas progresistas y democráticas hablamos cuando planteamos una nueva constitución?, y el triunfo electoral de esta propuesta es la única vía?, o se esta usando esta justa aspiración como una mera bandera electoral, una mera promesa electoral que luego muy fácilmente se dejará sin cumplir?
Siendo ya una verdad por todos aceptada de que vivimos una era de globalización económica, ya hemos aceptado también que esta es también una globalización política?, ya nos hemos dado cuenta de que el escenario político es global, y que nosotros debemos actuar políticamente en nuestro suelo patrio, con una visión global?, bueno, por lo menos y para comenzar, desde una posición continental, americanista, pero de NuestraAmerica, la de Túpac Amaru, Bolívar, Martí, Mariátegui y la del Che. O es que vamos a seguir sometidos a la mordaza de no poder pronunciarnos sobre los procesos de cambio de Bolivia, Ecuador, Venezuela y aún sobre Cuba, y vamos a seguir evadiendo estos temas peliagudos, o peor, opinando sobre estos como lo esperado, lo permitido y lo dirigido desde los grupos de poder antipatriotas y antinacionales?. Cuándo vamos ha hablar valientemente y consecuentemente sobre estos hermanos pueblos y aunarnos a ellos en su lucha por la patria grande. Por la patria de los pueblos americanos. Es esto de lo que hablamos cuando planteamos la solidaridad latinoamericana y de insertarnos en los procesos de integración latinoamericana?, o seguiremos siendo miembros de la alianza del pacifico, como verdaderos lacayos del gobierno norteamericano y seguiremos permitiendo el ingreso de tropas yanquis a nuestro sagrado suelo patrio.
Optar por una política económica que busque el desarrollo nacional, significa realmente salir del neoliberalismo?, y si es así por qué hay un silencio negligente (o cómplice?), Sobre el TPP, de la cual el Perú es signatario?, será posible una transformación, un cambio, una nueva democracia y una nueva constitución atados a este tratado?, el cual nos es impuesto silenciosamente, sin explicación de parte del gobierno, y sin resistencia de parte del movimiento social, y menos de los congresistas, algunos ahora candidatos o candidateables.
Esto nos lleva al tema de la ética en la política, la del movimiento social, la de los partidos, movimientos o bloques o alianzas, progresistas, o de centro, o de izquierda, por que en los de derecha no se puede esperar esta ética. En esta situación en la que nuevamente despunta, asoma, se vislumbra una fuerte votación a favor de las propuestas de cambio social: qué hacer para que esta voluntad de cambio, esta senda de soberanía y dignidad, no se vea nuevamente traicionada por el oportunismo, el pragmatismo, el arribismo, el clientelismo, la corrupción, la mediocridad?
La única opción es ser honestos y eficientes en construir realmente la democracia participativa con las organizaciones sociales, el pueblo organizado, aperturar canales de toma de decisiones políticas, programáticas, electorales y de gobierno con la participación directa del pueblo a través de sus fuerzas vivas y movilizadas, hay que involucrar, movilizar, concientizar al pueblo, inculcarlo de sentido de pertenencia e instinto de soberanía, y construir una verdadera democracia, un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
Sólo así nos veremos libres de las lacras de la corrupción, oportunismo y arribismo, que tanto daño ya han hecho al movimiento popular en el Perú, y tanto les gusta y favorece a la derecha política y económica. Los movimientos progresistas, éticos y eficientes no pueden actuar igual que la derecha, corrupta e inmoral por naturaleza propia. Sólo así seria posible mantener el histórico 30% de votación en el Perú, por el cambio, incluso la posibilidad de una segunda vuelta con la presencia de un bloque o alianza progresista, o la de un gobierno de esta naturaleza si se alcanza el triunfo electoral el año 2016, de llevarse a cabo una campaña electoral honesta, sincera, eficiente y consecuente con lo que se esta planteando en los programas electorales de los frentes progresistas ya en campaña, especialmente la de una nueva constitución; incluso se puede mantener este objetivo político aún ante una derrota electoral como una vía de lucha social por la transformación social de nuestra patria, a favor de los intereses populares y patriotas.
Un buen gesto sería que los precandidatos, de cada organización, sean elegidos por estas entre sus dirigentes sociales más representativos y en contacto directo con sus bases, dejando de lado el tabú de que estos deben ser profesionales o empresarios de éxito, altamente capacitados y eficientes (por el sistema y para el sistema), y que los costos de inscripción de las precandidaturas, y las de la campaña en si, sean asumidos por las organizaciones políticas y no individualmente, lo cual cierra el paso a dirigentes honestos, sinceros y por lo tanto, de escasos recursos, lo contrario significa actuar igual que la derecha: el que puede, puede y el que no, que espere…, hasta tener dinero?, y cómo?, bajo el riesgo de perder la sinceridad y honestidad?
Finalmente, que en el Perú se inicie un proceso de cambio, un proceso que de un paso adelante a lo ya avanzado por las fuerzas progresistas de NuestraAmeríca, y que signifique un salto en la lucha política latinoamericana, mas allá del pretendido «fin de ciclo», que esa posibilidad se haga realidad, depende en gran medida sólo de la honestidad, sinceridad, valentía, capacidad y decisión de las fuerzas políticas progresistas actuantes en este proceso electoral, y de la voluntad de hacer reales las propuestas, programas y promesas electorales, de conquistar el gobierno para el pueblo, por el pueblo y con el pueblo. Si estamos seguros, y es importante para nosotros, de que ese es el destino al que queremos llegar, sabremos que camino nos llevará ahí, e importará mucho saber cual es el camino correcto, de lo contrario, una vez más no importara el camino a tomar, cualquiera será bueno…, pero no nos llevara a nada bueno, sólo a la traición, la corrupción, y a la derrota del pueblo peruano.
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