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El proceso irlandes necesita tiempo

Fuentes: Rebelión

Tras el recuento definitivo de las citas electorales en los seis condados del norte de Irlanda, el nuevo panorama que se presenta parece que va a estar ligado a cambios importantes en el tablero político e institucional de la región. El escenario que asoma tras estas elecciones deja el partido unionista de Ian Paisley DUP […]

Tras el recuento definitivo de las citas electorales en los seis condados del norte de Irlanda, el nuevo panorama que se presenta parece que va a estar ligado a cambios importantes en el tablero político e institucional de la región.

El escenario que asoma tras estas elecciones deja el partido unionista de Ian Paisley DUP en una privilegiada posición, como la fuerza más votada dentro de su comunidad y a un paso de absorber casi todo su potencial electoral. En el campo nacionalista los resultados del Sinn Féin también asientan el papel mayoritario que viene desempeñando el partido republicano desde hace unos años. El resto de formaciones políticas apenas han logrado mantener o maquillar sus fracasos, caso del nacionalista SDLP, o han sufrido un batacazo de consecuencias impredecibles, el UUP de David Trimble, mientras que los partidos más minoritarios se acercan al abismo, muchos de ellos perdiendo toda su representación municipal, y reflejando un claro retroceso en número de votos.

El empuje electoral que ha recibido el DUP ha vuelto a presentar la cara más agresiva y prepotente de Ian Paisley, si ya hace unos meses solicitó la humillación pública del IRA, en esta ocasión sus ataques a su eterno rival unionista, Trimble, no han escatimado en adjetivos peyorativos. Los analistas señalan, con bastante acierto, que el anciano dirigente unionista tal vez pretenda devolver a sus rivales los malos tragos que sufrió en la época del referéndum para el Acuerdo de Viernes Santo. En esos días, la imagen de un Paisley derrotado ocupó las portadas de los medios de comunicación, era el rostro de la derrota, sin embargo, la situación ha cambiado.

De momento, las dudas sobrevuelan la estrategia que pueda adoptar en el futuro. En primer lugar, y a corto plaza es difícil prever un cambio de estrategia. Paisley no cejará hasta acabar con su rival, el UUP, para convertirse en la única fuerza de la comunidad unionista. Los resultados electorales además confirman esta tesis, al tiempo que puede frenar las pretensiones de otros dirigentes del partido, los denominados «pragmáticos» que buscarían un acercamiento de posturas con el resto de formaciones, incluida en su momento el Sinn Féin.

El derrotado

La estrella de Trimble ya se ha acabado, pero en su ultima deriva ha arrastrado a su propio partido. El UUP tendrá muy difícil sobreponerse al batacazo que se ha dado, al tiempo que su futuro no pinta nada claro. Por de pronto, la pérdida de parlamentarios tendrá un reflejo directo en las arcas del partido, lo que puede agravar aún más la situación. Tras estos resultados, se estima que con el paso de las semanas algunos miembros electos del UUP no dudarán en pasarse con el cargo al DUP, asegurando su fututo político en las instituciones.

La tarea de recomponer este maltrecho partido va a estar salpicada de obstáculos. Ahora mismo no se perfila ninguna figura como capaz de tomar el relevo, algunos dirigentes señalan la posibilidad de buscar una dirección colegiada, pero lo que no queda claro es la postura o la dirección que tomará el partido a partir de ahora. A pesar de que todavía hay quien señala a Trimble como el artífice del proceso de paz, su indecisión en los momentos claves y la búsqueda de salvar su carrera por encima de todo le ha llevado a ese triste final en su carrera política.

Otro partido que ha perdido apoyo electoral es el nacionalista SDLP, que ha podido maquillar esas pérdidas con los tres parlamentarios en Westminster. No obstante, y a pesar de las alabanzas de la prensa, el futuro de este partido no está nada claro. La mayoría de análisis coincide en señalar las dificultades que tendrá dentro de cuatro años para retener esos escaños. En el caso de South Belfast , la unión de los votos unionistas en torno al DUP, en el caso de South Down su candidato no se volverá a presentar debido a su edad, y finalmente el escaño de Foyle, estandarte del SDLP, la distancia con el Sinn Féin decrece. Hay quien se atreve a señalar que se podría repetir la historia de 1992. Entonces, los unionistas votaron al candidato del SDLP para quitar el escaño a Gerry Adams, y lo lograron, sin embargo desde entonces ese parlamentario siempre ha sido del Sinn Féin. En esta ocasión el voto unionista también ha ayudado al SDLP. Aunque tal vez sea el abrazo del oso.

En torno a estos «fracasos» se oyen las voces que apuestan por una tercera vía, que pudiera recoger en su seno a los votantes «centristas» del UUP, del SDLP o de Alliance, como única alternativa al bipartidismo que se avecina. Por su parte desde el sur de la isla también se incide en la posibilidad de que el Fianna Fáil, o algún otro partido del sur, desembarque en la región para unirse al SDLP, tal y como ha sucedido en la campaña.

Sinn Féin

El partido republicano ha tenido que hacer frente a una de las campañas más feroces en su contra (medios de comunicación, gobiernos de Dublín y Londres, resto de partidos políticos…) utilizando tácticas y medios que se asemejan más a la guerra sucia que a cualquier enfrentamiento político. Y a pesar de todo, el movimiento republicano ha salido fortalecido. Ha incrementado su representación institucional y ha subido en votos, convirtiéndose en la primera fuerza nacionalista, la segunda de los seis condados y la primera fuerza entre los que apoyan el proceso de paz.

Su aumento confirma las expectativas de crecimiento, a pesar que algunos pretendían que en la comunidad nacionalista se diese el mismo fenómeno que en la unionista, desbancando definitivamente al SDLP del escenario. Sin embargo. El Sinn Féin tiene una apuesta de futuro, consciente de la bolsa de votantes entre los más jóvenes, al tiempo que su proyecto para el conjunto de la isla (Hacia Una Irlanda Unida) le convierte en el referente más claro en los treinta y dos condados de Irlanda.

Tras este nuevo escenario se dejan vislumbrar momentos difíciles, donde el equilibrio y la decisión de las partes jugarán un papel primordial. En esta nueva coyuntura es evidente que todos los actores políticos necesitan tiempo, por eso es demasiado prematuro dar fechas para reconducir el proceso. Las partes, o al menos la mayor parte de las mismas, ya han manifestado su disposición ha reanudar los contactos y las negociaciones.

Y en esta situación, el papel de los gobiernos de Londres y Dublín, será fundamental. En caso de mostrar su disposición para cumplir el Acuerdo de Viernes Santo en su conjunto, las fuentes republicanas han señalado que su postura irá en la misma decisión, dejando entrever importantes movimientos por parte del IRA. Pero si alguien interpreta esos movimientos como debilidad o cesión, se equivocará y pondrá nuevamente el proceso ante un callejón sin salida, un lujo que la población de Irlanda ni se merece ni está dispuesta a soportar.

El movimiento republicano ha dado muestras de estar dispuesto a «arriesgarse», a dar pasos osados en su compromiso con el Acuerdo y el proceso, pero Londres y Dublín deberán responder en la misma dirección, y entre las medidas a tomar debería estar la «obligación» hacia el DUP para que asuma el papel que la sociedad ha puesto en sus manos, no permitiendo que posturas de veto o de chantaje prevalezcan nuevamente, tal y como ocurrió el mes de diciembre pasado.

Como todo proceso de paz que se precie, el caso irlandés no está exento de altibajos y de atascos, pero si la voluntad firme de las partes al alcanzar un acuerdo y de llevarlo adelante hasta sus ultimas consecuencias prevalece, el futuro de la experiencia irlandesa puede estar en el camino adecuado. En las próximas semanas los movimientos se vana a suceder, pero todavía estaremos ante unos meses peligrosos, pues el vacío político y las marchas orangistas pueden tensar aún más la frágil situación de la zona, por ello el esfuerzo de las partes se encamina a medio y largo plazo, para evitar prisas y cimentar poca a poco las bases definitivas para la resolución del conflicto. El próximo otoño o comienzos del 2006 podrían ser las fechas para ese asentamiento.