En todas las puertas de las comunidades y familias de los pueblos Ngäbe y Buglé afectadas por la represa de Barro Blanco, en Panamá, cuelgan letreros donde se lee «Ñagare Barro Blanco» (No a Barro Blanco). La hidroeléctrica inundará grandes extensiones de bosque, último refugio de especies en peligro de extinción como la rana azul […]
En todas las puertas de las comunidades y familias de los pueblos Ngäbe y Buglé afectadas por la represa de Barro Blanco, en Panamá, cuelgan letreros donde se lee «Ñagare Barro Blanco» (No a Barro Blanco). La hidroeléctrica inundará grandes extensiones de bosque, último refugio de especies en peligro de extinción como la rana azul del Tabasará.
Los pueblos originarios Ngäbe y Buglé de Panamá continúa dejando bien claro que el proyecto hidroeléctrico Barro Blanco no cuenta con el consentimiento previo, libre e informado. Lo que más les duele es que Barro Blanco continúa adelante contra su voluntad y a pesar de no haber cumplido con el debido proceso.
Mientras, el gobierno minimiza los impactos de la inundación prevista de comunidades indígenas y campesinas, campos de cultivo, viviendas, escuelas, templos, cementerios y manifiestaciones ancestrales como petroglifos que quedarán irremediablemente sumergidas. Los indígenas critican también que la empresa Generadora del Itsmo está entrando a las comunidades a ofrecer medicamentos y una serie de cosas para comprar conciencias y voluntades. Además, el ministro se permitió declarar por TV (27-11) que los Ngäbe Buglé son » un grupo minúsculo».
En febrero 2012, se estableció una mesa de negociación para poner fin a las protestas indígenas contra la reforma al Código Minero y la hidroeléctrica Barro Blanco. La mesa culminó con el llamado ‘pacto de San Lorenzo‘ que el gobierno no está respetando.
En septiembre 2012, se realizó una misión de verificación, coordinada por Naciones Unidas, para revisar el proyecto hidroelectrico Barro Blanco. El informe se dará a conocer el 20 de diciembre.
El 27 de noviembre, el ministro Jorge Ricardo Fábrega dijo que con la verificación de campo se dan por terminados los acuerdos. Pero para los indígenas Ngäbe y campesinos afectados, este asunto no ha terminado en lo absoluto ya que quedan todavía muchas cosas pendientes para hablar. La cacica Silvia Carrera, representante elegida por los Ngäbe, considera que «el gobierno siempre nos ha engañado con compromisos que no nos cumple y nos ha entretenido para que no sigamos denunciando en los medios de comunicación».
El proyecto Barro Blanco (con una capacidad instalada prevista de 28.6 MW) tiene un presupuesto algo superior a los 78 millones de dólares y cuenta con financiación del Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE (25 millones), el Banco de Inversiones Holandés (FMO) y el fondo de inversión en países en desarrollo DEG, subsidiario del banco público alemán KfW.
«Pedimos al ministro que respete los acuerdos de la mesa de diálogo», dice Ricardo Miranda del Movimiento 10 de Abril (M10) en declaraciones a TVN 2. «El gobierno está dilatando y distorsionando el proceso del informe técnico que se hizo en el mes de septiembre en las áreas afectadas».
Los mensajes de aquellos que se oponen al proyecto Barro Blanco son que el gobierno «cumpla con lo pactado en la mesa de negociación» y que Panamá y el mundo «se mantengan en alerta ante la prepotencia que tiene el gobierno panameño ante al clamor del pueblo Ngäbe Bugle y Campesino contra el proyecto Barro Blanco y otros».