El monarca más joven de Europa dice que la gente debe responsabilizarse de su propio futuro y crear sus propias redes sociales y financieras de protección. Traducido para Rebelión por Blanca Estevan
El rey Guillermo Alejandro comunicó al pueblo holandés un mensaje procedente del Gobierno en un discurso televisado a la nación: el Estado del bienestar del siglo XX ha llegado a su fin.
En su lugar está emergiendo una «sociedad participativa» en la que la gente debe responsabilizarse de su propio futuro y debe crear sus propias redes sociales y financieras de protección, con menor ayuda del gobierno nacional.
El rey pasó por delante de sus entusiastas admiradores subido en una ornamentada carroza tirada por caballos con dirección a la Sala de los Caballeros de La Haya, del siglo XIII, para dar el tradicional discurso anual del rey el día en que el Gobierno presenta los presupuestos anuales. Era la primera aparición pública de Guillermo Alejandro desde que la anterior reina, Beatriz, abdicó en abril y Guillermo ascendió al trono.
«El giro hacia una «sociedad participativa» es especialmente visible en la seguridad social y en los cuidados de larga duración», dijo el rey leyendo ante los parlamentarios un discurso escrito para él por el Gobierno del primer ministro Mark Rutte.
«El clásico Estado del bienestar de la segunda mitad del siglo XX, en estas áreas en particular, ha producido sistemas insostenibles con sus estructuras actuales».
Tal vez Rutte confíe en que la pompa y ceremonia que rodea al rey y a su popular esposa la reina Máxima, distraigan la atención de la triste realidad de unos presupuestos generales marcados por unos recortes impopulares que él mismo comunicó poco después.
Una serie de encuestas recientes revelan que la confianza en el Gobierno de Rutte ha alcanzado los niveles más bajos y que muchos holandeses, junto con sindicatos, asociaciones de trabajadores y muchos economistas, creen que las políticas de austeridad del Consejo de Ministros son responsables, al menos en parte, del empeoramiento de la economía holandesa en contraste con la recuperación de las vecinas Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Tras varios años consecutivos de recortes en el gasto social, se espera que en 2013 la economía holandesa se contraiga más del 1% y se prevé un crecimiento de solo el 0,5% para el próximo año.
«Las reformas necesarias requieren tiempo y necesitan perseverancia», dijo el rey. Pero «sentarán las bases para la creación de empleo y la recuperación de la confianza».
Guillermo Alejandro dijo que hoy la gente espera y «desea tomar sus propias decisiones, organizar su vida y cuidar unos de otros».
La «sociedad participativa» lleva un tiempo en funcionamiento: en la última década se han recortado regularmente ayudas como la prestación por desempleo y los subsidios de la seguridad social. La edad de jubilación se ha retrasado a los 67 años.
El rey dijo el martes que parte de los costes para el cuidado de los mayores, para servicios a los jóvenes y para programas de reintegración laboral lo asumirán los municipios, para ajustarlos mejor a las circunstancias locales.
El rey tiene un salario anual de unos 825.000 euros (1,1 millones de dólares), a pesar de que el mantenimiento de la Casa Real (castillos, desfiles, etc…) cuesta al Gobierno más de 100 millones de euros al año.
Un análisis de los presupuestos del Gobierno realizado por la agencia independiente de análisis del país, muestra que el déficit sumará un 3,3% del PIB a pesar de que los nuevos recortes en el gasto público tenían la intención de reducirlo.
Las leyes de la Eurozona precisan que los países deben mantener el déficit por debajo del 3% y Rutte ha estado entre los líderes europeos, junto con la alemana Angela Merkel, que más vigorosamente han insistido en que los países del sur de Europa deben conseguir este objetivo.
Entre otras medidas, el Gobierno ha anunciado un recorte de 2.300 puestos militares, lo que se suma a la decisión de 2011 de reducir 12.000 puestos, uno de cada seis empleos de defensa, entre 2012 y 2015.
Sin embargo, el Gobierno manifestó el martes que ha decidido de una vez por todas no abandonar el programa «Joint Strike Fighter», conducido por Estados Unidos para desarrollar nuevos aviones militares. Este programa ha sufrido sobrecostes y ha creado divisiones en la coalición del Gobierno de Rutte.
Será crucial para el futuro de la coalición el debate de los presupuestos que se celebrará a finales de esta semana, ya que no cuenta con la mayoría en la cámara alta y debe buscar ayuda en los partidos de la oposición para aprobar los presupuestos.
Presionado por el hecho de que su gabinete pueda encarar una crisis, Rutte reiteró el martes en una entrevista en la cadena de televisión nacional NOS que finalmente conseguirá el apoyo para el presupuesto.
«En momentos críticos la oposición está dispuesta a cumplir su parte».
Geert Wilders, cuyo Partido de la Libertad, de extrema derecha, está alcanzando su máxima popularidad, describió los presupuestos de Rutte como el equivalente a «pisotear al país cuando éste se encuentra en horas bajas».