Lambros Moustakis, de 53 años, se quedó en paro y ahora vive en un albergue municipal. Hace las veces de intérprete, ya que habla español, portugués, italiano, inglés y griego. El nuevo ministro Yanis Varoufakis habló el martes sobre él en su blog
Ni el spread, ni los presupuestos generales, ni los acuerdos previos… Yanis Varoufakis, el flamante nuevo ministro de Finanzas griego, revelaba el martes en su blog que cuando se incorpore a su cargo no pensará en eso, sino en el impacto profundo que le provocaron las palabras que le dijo el intérprete que acompañaba a una periodista española que le entrevistó hace unos días. Esa periodista era servidora, y la persona que le acompañaba, Lambros Moustakis, un ‘sin techo’ de 53 años.
Lambros trabajaba en la recepción de un hotel, pero comenzó la crisis y hace tres años se quedó sin empleo. Buscó y buscó, pero no encontró nada. Consumió el subsidio de desempleo, no podía paga el alquiler de su casa… Acabó en la calle. Durante un mes estuvo durmiendo a la intemperie, acurrucado sobre unos cartones, hasta que el Ayuntamiento de Atenas le dio una plaza en uno de sus albergues para pobres.
Conocí a Lambros hace casi tres años. Era uno de los ‘indignados’ que ocupaban la Plaza de Syntagma, en el centro de Atenas, en protesta por las medidas de austeridad. Hablaba perfectamente español (además de portugués, italiano, inglés y griego), era simpático y corpulento. Nos caímos bien. Pensé que un tipo así me ayudaría a adentrarme en el infierno que empezaba a gestarse en Grecia y que, además, podría hacerme de escudo si había cargas policiales. Hizo ambas cosas. Acabamos siendo muy amigos.
Cuando hace unos días fui a entrevistar a Varoufakis, cuyo nombre ya sonaba como ministro de Economía de Alexis Tsipras, me preguntó si podía acompañarme. No le necesitaba como intérprete porque la entrevista iba a ser en inglés, pero Lambros es un tipo bien informado y estaba interesado en ver de cerca al que podía ser el responsable de las finanzas griegas. «Además, no tengo nada que hacer, te recuerdo que estoy en paro. Así al menos me entretengo», me dijo.
«Durante toda la entrevista no dijo ni una palabra, pero escuchó con atención e interés», recordaba el martes en su blog Varoufakis. Al final, cuando apagué la grabadora, me preguntó si podía dirigirse en griego a él. Le dije que por supuesto. Lambros comenzó a contarle a Varoufakis su historia. «Se me acercó, agarró mis dos manos», rememoraba el martes Varoufakis. Y, sensible como es, según le contaba al futuro ministro de Economía su particular bajada al averno, se le saltaron las lágrimas. A Varoufaki también se le humedecieron los ojos, y otro tanto a esta periodista.
«Cerró con estas palabras: ‘No le estoy pidiendo que haga algo por mí, yo ya estoy acabado. Le pido que haga lo que pueda por aquellos que aún no han caído aquí abajo», escribía Varoufakis en su blog. Y prometía: «Cuando entre en el ministerio de Economía, voy a pensar en esas palabras. Ni en los spreads, ni en las Finnzas, ni en los acuerdo previos. Pensaré en esas palabras«.
«Parece un buen tipo», sentenció Lambros al salir de la entrevista. «Yo creo que si llega a ministro puede hacer grandes cosas».
Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2015/01/28/54c7ec0be2704e8e478b457f.html