Jesús Dávila, con su tenaz y pertinaz trabajo investigativo ha publicado 5 artículos corridos documentando y dilucidando asuntos de lo geopolítico militar de los Estados Unidos y su manejo de la administración colonial desde Washington en Puerto Rico. Por más de medio siglo apostaron al Estado Libre Asociado como fórmula colonial conveniente para ellos. Hace […]
Jesús Dávila, con su tenaz y pertinaz trabajo investigativo ha publicado 5 artículos corridos documentando y dilucidando asuntos de lo geopolítico militar de los Estados Unidos y su manejo de la administración colonial desde Washington en Puerto Rico. Por más de medio siglo apostaron al Estado Libre Asociado como fórmula colonial conveniente para ellos.
Hace apenas unos 12 años sostenían esa posición. Según plantea un trabajo sometido el 11 de marzo de 2011 al War College de los EUA por el Teniente Coronel Lalo Medina esa preferencia se vió fuertemente jamaqueada por la lucha de décadas que culminó en la salida de la Marina de Guerra de los EUA de Ceiba y de Vieques y el desmantelamiento de Roosevelt Roads, su base principal en el Caribe y centro de mando de Naval Armed Forces Caribbean.
Por décadas desde su adopción en 1952 el Estado Libre Asociado (ELA) había sido mediáticamente representado ante el mundo como vitrina de la democracia y modelo de democracia y autogobierno para Las Américas. Pero el modelo de autogobierno adoptado hace 60 años era sumamente deficiente. Los Estados Unidos representaron ante la ONU en 1953 que se trataba de un verdadero pacto de asociación de igual a igual con los puertorriqueños. Pero no fue así.
El Gobierno de los EUA delegó algunos poderes a Puerto Rico. Notablemente se excluyo a Puerto Rico de la aplicación de las Leyes Tributarias del Código de Rentas Internas Federal. Puerto Rico podría tener su propio sistema de impuestos. Así ha seguido funcionando; pero el Congreso retuvo para sí todos los poderes no expresamente delegados.
Bajo los poderes que le concede la cláusula territorial el Congreso de los EUA mantuvo su poder casi intacto sobre Puerto Rico aunque los puertorriqueños carecían de representación con voz y voto en ese cuerpo legislativo. En ese sentido defraudaron las aspiraciones del pueblo puertorriqueño para lograr una verdadera autonomía y gobierno propio. El pueblo de Puerto Rico había consentido a ello en virtud de las falsas representaciones del Congreso y de la Presidencia en el sentido de que se trataba de un verdadero pacto de asociación. Puras promesas incumplidas.
Todos los intentos de la mayoría autonomista representada por el Partido Popular Democrático de obtener los poderes de autogobierno que se habían prometido fracasaron. Sucesivos Plebiscitos de Status celebrados en 1967, 1993 y 1999 resultaron en mayorías expresadas a favor de una verdadera autonomía. Todos fueron desoídos.
Durante esos años, sin embargo, los Estados Unidos y la mayoría autonomista representaban que el ELA era una relación que le había transferido a los puertorriqueños los poderes para autogobernarse y que era un modelo de democracia a emular. Por eso nos llamaban la vitrina de la democracia en Las Américas.
Pero la vitrina resultó ser un engaño. Nos presentaban un modelo de autogobierno con ropajes descolonizadores pero, al negarse a revisar sus evidentes limitaciones, pudo verse que, como el emperador de Hans Christian Andersen, los ropajes democráticos y descolonizadores del ELA eran inexistentes. Los mismos Estados Unidos que lo promovieron han acabado siendo sus verdugos. Lo mataron no solo a fuerza de negarle su crecimiento; también le fueron quitando poderes según el Congreso afianzaba cada vez más el poder federal imperial sobre sus propios estados.
Hoy el emperador anda desnudo y tenemos que afirmar en las urnas que ya no es aceptable a los puertorriqueños. Hay que votar por la Independencia, única salida digna a este dilema. No hay espacio para una verdadera autonomía para Puerto Rico como territorio de los EUA. Así ha sido en virtud de la clara voluntad de negarle al ELA los espacios de crecimiento que inicialmente le había prometido aceptaría. No hay voluntad política ni espacio jurídico para lo que el martes 6 de noviembre irá a las urnas como la opción autonomista: El Estado Libre Asociado Soberano.
Es por ello que se ha agotado el ELA como modelo y, según el Strategic Research Project recientemente reseñado por el periodista Jesús Dávila cuyo enlace les incluyo, esta fórmula de status no le ofrece garantías suficientes como fundamento para proyectar su hegemonía en el Caribe y proteger su seguridad nacional. A partir de la salida forzada de Roosevelt Roads y Vieques hace 10 años el artículo plantea la estadidad como única fórmula de status que ofrece las necesarias garantías para sus necesidades en el Caribe.
Pensaron que quizás podían prescindir de Puerto Rico como territorio ideal para sus bases militares; pero el fortalecimiento del Proceso de Integración Latinoamericana y el giro hacia la izquierda de América Latina ha puesto de relieve la necesidad de volver a convertir a Puerto Rico en su centro principal para el restablecimiento de bases.
El triunfo y popularidad de movimientos y partidos políticos de izquierda en Venezuela, Ecuador, Nicaragua y la afirmación de la soberanía nacional y de un proyecto de soberanía transnacional con Brasil, Argentina, a través de instituciones y organismos políticos, mediáticos, financieros y empresariales como UNASUR, MERCOSUR, CELAC, Banco del Sur, Telesur, son vistos como retos significativos que contribuyen a la profundización de una crisis del Capitalismo en general y a una crisis de la economía de los EUA.
Petrocaribe presenta un cuestionamiento a la legitimidad misma del capitalismo de mercado antidemocrático que aún pretenden imponernos a los que vivimos en su mítico patio trasero. Ese patio se les va de las manos y quieren afirmar su hegemonía. Necesitan bases militares en el Caribe para estar en posición de proyectar su fuerza militar en la región de América Latina Toda. Honduras no reúne ya los requisitos para garantizar lo que el Imperio define como esencial a su seguridad nacional según el artículo del Times y además los días del golpismo apátrida de la oligarquía hondureña están contados.
Se perfila el triunfo de la Resistencia verdaderamente Popular y Democrática apoyados por la Via Campesina y la Resistencia Unida hábilmente manejada por un colectivo democrático bajo la dirección coordinación de Juan Barahona, Rafael Alegría en apoyo además a la candidatura de Xiomara Zelaya. De pronto grupos en el Pantágono comienzan a ver la anexión como única garantía real para restablecer su bastión militar principal y la estadidad como única opción que les permitiría garantizar su estabilidad.
No debemos olvidar que efectivos de la Guardia Nacional de Puerto Rico fueron activados por el U.S. Army para ubicarse en la Base de Palmerola ayudando como asesores y en capacidades diversas al ejército de los Estados Unidos en apoyo a los golpistas. Ese uso potencial de Honduras se les desvanece a menos que los EUA decidan una movida más drástica como hacen con sus ejércitos de ocupación.
Los Estados Unidos llevan años librando una guerra de cuarta generación contra los pueblos y dirigentes desobedientes en América Latina. Pero no han podido derrocar a los presidentes que quisieran ver en el retiro permanente de la política. Pero ahí están Chávez, Correa, Evo, Cristina, Mujica, Dilma, Ortega, Raúl y Fidel fuertes en el apoyo del pueblo a muchas de sus políticas. Además están ahí los movimientos de resistencia e insurgencia en Chile, Paraguay, Perú, Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala, el Salvador y el Caribe Antillano.
Aunque el trabajo del Teniente Coronel Lalo Medina es una tesina sometida al War College y su publicación va acompañada de un disclaimer que indica no necesariamente representa la opinión del War College; eso no quiere decir que no represente las verdaderas intenciones del lobo o que sean serias las amenazas de que así pueda ser.
No hablo solamente de Puerto Rico. Lo que está en juego aquí es la seguridad y hegemonía militar en América Latina entera. Como reciente dijera Hugo Chávez esto convierte el status de Puerto Rico en un asunto relacionado con la seguridad misma de Venezuela y sus vecinos y cada vez menos en un asunto interno de los EUA como siempre argumentan en el Comité de Descolonización de la ONU los embajadores de ese país.
Los nuevos partidos que pensaban que podían darse el lujo de ignorar el asunto del status, por lo menos en lo que consolidaban una base más allá del independentismo, deben tomar en consideración que el status si está en issue. Es probable que sean el Congreso y el Ejecutivo los que tengan interés en poner el status en agenda. Me temo que si el Congreso, la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y el FBI deciden que sí está en issue; entonces sí lo está. Y de nada sirve meter, como el avestruz, la cabeza en la arena en negación de la realidad.
Debe seguíserle la pista a este y otros trabajos que podrían apuntar a un cambio en la política de la metrópolis hacia Puerto Rico. A solo tres semanas del Plebiscito de status esto debería ser suficiente causa para que el independentismo vota que No a la colonia y Sí a la Independencia.
Más del 70% de los electores acudirán a las urnas y expresarán su sentir. Ese es el sentir que recojo en la calle y las encuestas. Los que plantean la abstención han escogido un mal momento para abstenerse. Además, con la excepción del Movimiento Socialista de los Trabajadores, se han limitado a expresar su sentir; pero no han hecho campaña para participar en el Plebiscito.
Estoy convencido de que el más efectivo impedimento a las intenciones del movimiento anexionista y sus, hasta ahora, improbables aliados en los EUA, es que exista una minoría de un 15-20% de personas planteando la Independencia. Un voto a favor del Sí a la pregunta de si queremos permanecer como territorio bajo los poderes que le confiere al Congreso la cláusula territorial no es un impedimento a la anexión. No lo ha sido hasta ahora. No hay que pensar que eso cambie.
En este Plebiscito es importante que derrotemos la anexión y derrotemos la colonia. El mensaje debe ser claro. Puerto Rico ya no está dispuesto a seguir validando un status colonial que ya no nos sirve y que tampoco les sirve a ellos. Sigamos siguiéndole la pista a esta discusión que se está dando en el seno del War College, el Departamento de Estado y el Pentágono.
Cruzarnos de brazos y pretender que no enfrentamos una peligrosa situación es contraindicado. Solo con un frente amplio de independentistas y autonomistas lograremos mayoría; pero solo con un fortalecimiento cuantitativo y cualitativo del independentismo organizad y unido seremos capaces de derrotar las pretensiones hegemónicas de los Estados Unidos en Puerto Rico y la región. Un movimiento independentista unido detrás de un proyecto real para construir otro país es vehículo esencial para lograr nuestra libertad.
Aquí tienen el enlace al artículo del Teniente Coronel Medina http://www.dtic.mil/cgi-bin/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.