«Creo en la vida después de la muerte», declaró calculadoramente el dos veces expresidente peruano un día antes de jalar el gatillo (Perú21, 16/04/19) y seis días antes de las declaraciones, que en el marco del Acuerdo con Odebrecht, tiene que dar el colaborador eficaz Jorge Barata. Algo curioso teniendo en cuenta que el suicidio fue […]
«Creo en la vida después de la muerte», declaró calculadoramente el dos veces expresidente peruano un día antes de jalar el gatillo (Perú21, 16/04/19) y seis días antes de las declaraciones, que en el marco del Acuerdo con Odebrecht, tiene que dar el colaborador eficaz Jorge Barata. Algo curioso teniendo en cuenta que el suicidio fue aconsejado por el preso político Antauro Humala a su hermano y expresidente Ollanta Humala cuando se descubrió que éste último recibió dinero también del gigante brasileño. Y tenemos que reconocer que, aunque señalamos varias veces que el aprismo en descomposición política-moral iba a luchar antes de terminar por derrumbarse, no avizoramos la probabilidad de un suicidio político por parte de Alan García (la fuga camuflada es una especulación apasionada). Pero como señalamos al principio de esta breve nota, la cuestión del suicidio fue meditado profundamente por el «delfín» de Haya de la Torre.
La carta de despedida de Alan García
Como era de imaginarse, antes de morir, Alan, escribió una carta a sus hijos, donde dice, « Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento…Por eso y por los contratiempos del poder nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustaciones…He visto a otros desfilar esposados exhibiendo sus miserias, pero Alan García no tiene porqué sufrir más injusticias… Les dejo mi cadáver como una muestra de mi desprecio a mis adversarios porque ya cumplí la misión que me propuse». Es una carta política que deslinda de todas las acusaciones de corrupción y denuncia persecución política en su contra.
Y es que, frente a la humillación de una detención preventiva, el líder de la estrella aprista, prefirió quitarse la vida. Paradojas de la vida, para quien en el 2008 declaró que «Cahuide fue un cobarde» por inmolarse antes de caer preso por los colonizadores españoles en 1536. Cuenta la historia que García le tenía un trauma a la cárcel por la que pasó su padre también aprista Carlos García Ronceros cuando cayó preso durante la dictadura de Odría y a quien conoció recién a los seis años. También es un secreto a voces el consumo de litio para superar su cuadro maniaco depresivo que algunos periodistas señalan que alcanzó un punto crítico cuando la muerte de Haya en 1979 (La Depresión de Alan, revista Caretas, 10/05/01) y que él reconociera a medias en una entrevista concedida al periodista Jaime Bayli en el año 2001.
García, por sus cualidades carismáticas y oratorias fue siempre admirado por tirios y troyanos. Y a pesar de habérsele declarado un cadáver insepulto después de la bancarrota de su primer gobierno, volvió a gobernar en el 2006. Luego del affaire Lavajato y Lavajuez se volvió a declarar su defunción política, pero esta vez volvió a tomar la iniciativa y se suicidó.
Lo cierto es que ahora, a pesar que la mayoría de la población es consciente de las irregularidades en sus dos gobiernos, se apiada de su muerte y hay los simpatizantes que incluso lo declaran como héroe nacional y mártir de la democracia, mientras que por otro lado, sus enemigos, estupefactos, siguen agitando que, «si el Apra nunca muere, el antiaprismo tampoco», e impulsan apasionadamente una marcha para que habrán el cajón fúnebre y «confirmar si Alan está muerto o no», sin comprender el proceso complejo de la materia, el movimiento y sus contradicciones, y a la vez las maniobras políticas en las alturas para superar la crisis de dominación político-legal de la burguesía, talvez porque es primera vez que se han hecho uso de las prisiones preventivas, y estos creían emocionados que las contradicciones iban a desarrollar una «verdadera justicia burguesa».
Y aunque todavía hay algunos analistas que no pueden creer que se haya suicidado, pues, hay que señalar que Alan fue un animal político y siempre hablaba de la trascendencia en la historia como en la entrevista que le hiciera el connotado periodista César Hildebrant (https://www.youtube.com/watch?v=CrtcGbIOFCo). «…Y debemos reconocer cómo sendero tiene militantes activos, entregados, sacrificados. Equivocados o no, criminales o no, el senderista tiene lo que nosotros no tenemos: mística. Mística de entrega. Esa es gente que merece nuestro respeto y mi personal admiración porque son, se quiera o no, militantes…Fanáticos les dicen. Yo creo que tienen mística y esa es parte de nuestra autocrítica, compañeros, saber reconocer que quien, subordinado o no, se entrega a la muerte, entrega la vida. Tiene mística…», declaró Alan García (revista Caretas, 1988), envidiando la mística partidaria senderista de entonces.
De esta forma, con su suicidio, García, frena el juicio en su contra (o le resta credibilidad), y evita «ensuciar» la imagen de su familia genética y partidaria. Hay que reconocer que esta fue una decisión muy astuta del que alguna vez fuera acusado por Hugo Chávez como «ladrón de siete suelas» (intervención chavista que, contradictoriamente, le ayudó a ganar las elecciones del 2006 acusando a Ollanta de ser un títere del difunto líder bolivariano), y el acusado también de varios actos de corrupción en sus dos gobiernos.
La política y la corrupción en sus dos gobiernos
Durante su primera administración del joven presidente de 35 años, talvez entusiasmado por la juventud, el poder, el programa nacionalista burgués aprista y la bancarrota económica de México (que se declaró en cesación de pagos), se «enfrentó» al FMI planteando pagar de deuda externa solo el 10% de ingresos por exportaciones (declarando inelegible por el FMI en 1986), el control cambiaro (mercado dólares MUC y mercado negro), y la estatización de la banca, para luego terminar vacilando y conciliando con los «doce apóstoles» quienes eran los empresarios más poderosos de entonces, y que al final se pasaron a la oposición junto al literato Mario Vargas Llosa, traicionando al líder aprista.
Es así como la hiperinflación llegó en 1987 a 114,5 % hasta llegar en 1990 a la increíble cifra de 2.178,49%. La balanza de pagos era de $521 millones y las RIN eran menos de $800 millones. Fue un gobierno en bancarrota política y económica que la mayoría popular recuerda con la pérdida de su poder adquisitivo y las largas «colas» para comprar los escasos productos de primera necesidad. Y como si fuera poco, la corrupción fue una de las mayores de la época con escándalos como el del BCCI, el negocio de los aviones Mirage (el exsenador y escritor, Carlos Malpica, señaló que la corrupción llegó a los $100 millones), dólares MUC, Tren eléctrico, y genocidio de comunidades enteras como Accomarca y Cayara, y de cientos de presos políticos (Frontón, Santa Clara, SJL).
Y si durante su primer periodo de gobierno (1985-1990), se caracterizó por la «rebeldía», la corrupción y el caos, en su segundo periodo (2006-2011), se caracterizó por ser «ordenado» en términos liberales y por la humillante sumisión al Imperio del Norte y al FMI. Es decir que, el segundo García negó la «rebeldía vacilante» del primer García (convirtiendo al APRA en una maquinaria electoral y de lobbies). En este sentido, impulso el «cerco político» al chavismo y sus aliados nac & pop como Evo Morales. Se alineó al TLC con EE.UU. y gobernó para los poderes fácticos. No obstante, tuvo la suerte de un contexto internacional que demandó materia prima peruana denominándolo el boom de los minerales.
La economía creció hasta el 7% en el 2009 y había más dinero circulando en la población fortaleciendo la clase media urbana. Se jacto de reducir la pobreza casi a la mitad, pero bajo un método de medición cuestionado ya que calificaba como no pobre al que ganaba 300 soles mensuales ($100). Sin embargo, el agro fue olvidado y la educación y la salud continuaron con la profundización de la privatización. Gobernó autoritariamente y en su ansiedad de contentar a Washington quiso privatizar la Amazonía produciendo una guerra civil conocido como Baguazo que se saldó con 33 muertos entre civiles y policías. Y en términos de corrupción se caracterizó por dar 5 500 Narcoindultos a delincuentes de alto nivel (que desarrollaron la inseguridad que vivimos hoy), así como el escándalo que se denominó Petroaudios, etc.
Sobre su primer gobierno, la comisión investigadora parlamentaria, integrada por Lourdes Flores, concluyó que hubo enriquecimiento ilícito. «En merito a todo ese caso dijimos: el Poder Judicial debe estudiar y analizar si García tiene un desbalance patrimonial, pero cerró el caso», (Cuarto Poder, 06/04/14). Y sobre el segundo, Sergio Tejada, el ex presidente de la Megacomisión que investigó la corrupción del segundo gobierno de García, redactó «Por el contrario, en 4 de los 9 informes de caso se establecieron presuntas responsabilidades del expresidente en actos de corrupción (muy similares, por cierto, a los que hoy día investiga la Fiscalía) y se formularon denuncias constitucionales», (Andina, 22/11/18).
La descomposición aprista comenzó con Haya de la Torre
Algunos analistas señalan que el «alanismo» fue el comienzo de la descomposición moral del APRA. No obstante, si bien es verdad, no le descubrieron desbalance patrimonial, la degeneración política la produjo el propio Haya al priorizar su oportunismo electoral y romper políticamente con Mariátegui, para años después, caracterizar a EE.UU. como el «imperialismo bueno» (bajo su tesis de «espacio y tiempo histórico»), así como pactar con la sangrienta dictadura de Odría, que le generó la renuncia de varios de sus cuadros políticos, artísticos e intelectuales como el poeta Juan Gonzalo Rosé, Magda Portal, Víctor Villanueva, Luis Chanduví, Gustavo Valcárcel, etc. Luego, tuvo otras rupturas por izquierda con Luis de la Puente Uceda, que fundaría la guerrilla del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y con Víctor Polay Campos quien fundaría el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.
Y es que desde el liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre, se aplicó la estrategia de la escopeta dos cañones, que expresaba una actitud inescrupulosa, al aprovechar oportunistamente el momento y traicionar los ideales de las bases apristas como pasó con la revolución de Trujillo de 1932.
«…Es más, mientras que Haya sonaba algo radical en sus discursos de campaña, en privado aseguraba al embajador estadounidense en Lima que él no representaba ninguna amenaza para el capital extranjero…», redactó Peter Klarén (Nación y sociedad en el Perú, pág. 335).
El suicidio de Alan cambia y «polariza» el panorama político por ahora
No obstante, con la muerte de García no muere la política pro capitalista y corrupta en el país. Tal vez a esto se refería cuando dijo que, «creo en la vida después de la muerte». Y es que su suicidio, contradictoriamente, le da vida al aprismo, que ahora se va a victimizar apelando al discurso de «persecución política», difundiendo la carta de despedida de García, etc.
Y pone en aprietos al vizcarrismo, que ve como su Plan bonapartizante, ingresa a una nueva y diferente crisis, como preámbulo, a una mayor disgregación política (bancada balcanizada y un sector en oposición, premier con su propia agenda), y ahora sí, con la probabilidad de la oposición, de voltearle la «tortilla» al mandatario (que llegó a Palacio conspirando contra su entonces presidente PPK), si es que no cierran un complejo pacto de borrón y cuenta nueva, que ambos necesitan para imponer el orden pro burgués en la crisis de Las Bambas y los planes de ajuste neoliberal como el DS 345 que es un salto cualitativo (técnico y sistematizado) en comparación con el fujimorismo de los 90s, ya que privatiza el agua y justifica el despido arbitrario así como reduce el salario obrero en las regiones, entre otras amenazas al medio ambiente y la salud.
Tal vez, Vizcarra, como buen felipillo, pensó que con la venia pública que le hizo Mike Pompeo días antes, le bastaba para arremeter contra el líder histórico del aprismo contrarevolucionario. Y tal vez este espaldarazo del agente yanqui también explica porque la administración Vizcarra «pateó» la instalación de la Mesa de Cumplimiento de Las Bambas (una crisis de poder de dos meses donde la comunidad con dos meses en huelga y un paro regional de 48hrs-contra la minera de cobre China MMG-derrotó el Estado de Sitio y donde tuvo que intervenir la Iglesia para salvar al régimen) , ya que Pompeo maldijo a los chinos en el marco de su estrategia de guerra comercial de desplazar a China de su «patio trasero» (https://cnnespanol.cnn.com/video/mike-pompeo-gira-oficial-lima-quintana/).
En otras palabras, la crisis retroalimenta la crisis, y Vizcarra queda «relativamente» más aislado que antes. Lo que no se comprende es porque si solo faltaban seis días para que comience hablar Barata, el Ministerio Público y Vizcarra, decidieron la detención preventiva de García, al menos que supieran que en las declaraciones del funcionario brasileño no había nada nuevo que involucrara al difunto líder o en su defecto estaban tan desesperados por recuperar popularidad (cayó del 65% en noviembre con Keiko Fujimori presa, a 44% en abril), que se adelantaron en la detención de Alan.
Por otro lado, recién tuvo que hacer renunciar a sus ministros estrenados de Vivienda y Transportes (cuestionados por corrupción), a pedido de su flamante premier Salvador Del Solar. En Palacio cunde la desesperación por el suicidio de Alan, y Vizcarra, en compañía de sus fiscales celebrities, se han visto obligados a decretar la prisión preventiva para PPK (internado en una clínica argumentando problemas cardiacos), porque si no lo hacían, el gobierno iba a dar señales de «debilidad». Y es que al igual que García, hay varios cuadros y congresistas apristas que están enjuiciados por Lavajato y otros casos de corrupción.
La decisión política de Vizcarra va a desarrollar una mayor polarización ya que el suicidio de García ha planteado la unificación del APRA (algo complejo debido a que el propio Alan lo destruyó, pero es obvio que Mauricio Mulder se fortalece frente a la reyerta con Del Castillo), y la recomposición del aprofujimorismo y va aprovechar los «anticuchos» de los ministros y congresistas afines al gobierno para obligarlo a pactar. Y de no concretarse el pacto, pues, la Iglesia primero, y los militares, después, pueden intervenir.
La prisión preventiva frenó el juicio a Alan García
Para las/os jóvenes y trabajadoras/es que cantaban victoria por ver cerca «la justicia burguesa» (¿una contradicción de los que se reclaman anticapitalistas?), también se le complican las cosas. Por un lado, porque el aprismo en descomposición, va a salir a la ofensiva con cientos en las calles haciendo fila para las honras fúnebres, declarando que «murió en su ley» (martirologio aprista), con arengas y fotos de «su mártir de la democracia y del crecimiento económico, que redujo la pobreza, etc.». Esta cuestión fortalece al aprismo pro patronal planteando su recomposición política unitaria (que estaba en el limbo por la crisis interna y la ilegalidad de la dirección política nacional), así como el sucesor del exmandatario (que puede ser asumido por Jorge Del Castillo, un nuevo Congreso partidario o en el mediano plazo por uno de sus hijos).
El primogénito de Alan, Federico Danton García Cheesman, a la vez que se inscribió en el APRA y rechazó la visita del contrincante y ex presidente Ollanta Humala, dio un discurso perfilándose como el heredero del legado del difunto, al señalar que, » Hoy nos dejó alguien que ha sido líder del Apra por casi 30 años, alguien quien nos enseñó a todos, que considero un maestro. No hay que darle gusto a nadie a ningún enemigo que está en las redes o en las calles. Hay que hacer que este partido vuelva al gobierno de cualquier manera y lo único que quiero decir ante la tumba de mi padre es adiós y gracias».
Y, por otro lado, la presión de varios presidentes de la comunidad internacional contra Vizcarra que han enviado mensajes de pésame a la familia de García, incluido el gobierno de Uruguay (que le negó el asilo diplomático), y el ex presidente Rafael Correa que ha declarado que, «si el suicidio ha sido por una persecución política, pues, entonces es un asesinato», ponen en tela de juicio las prisiones preventivas contra la oposición política.
La conclusión que deben sacar las/os jóvenes y trabajadoras/es revolucionarias/os es que, como estamos observando, las prisiones preventivas son contraproducentes si se quiere buscar «justicia» no solo por el suicidio de García que lo coloca a éste como una «leyenda o mártir de la democracia», sino porque resulta un boomerang al meter también presos preventivamente a los dirigentes sociales como el presidente de la comunidad de Fuerabamba, Gregorio Rojas y sus abogados, etc. Y porque no ayuda a romper con la alienación capitalista y su régimen político en derrumbe. Al contrario, fortalece las tendencias más reaccionarias y bonapartizantes del régimen político o en su defecto evita, como estamos viendo en el caso de García, conocer la verdad y una sentencia firme contra los acusados.
Y si bien es cierto que el gobierno, puede entrar en una crisis profunda, pues, cuenta a su favor la alianza con las FF.AA., la Iglesia, la embajada yanqui, la CONFIEP (gremio patronal), y la falta de un Plan de Lucha serio (y no un paro dilatado varias veces y una jornada de lucha aislada para el 1ro de mayo) de la burocracia sindical y la izquierda liberal para derrotar la arremetida pro imperialista de la administración Vizcarra.
Una verdadera lucha contra la corrupción solo será posible con un gobierno de las/os trabajadoras/es
Finalmente, la lucha consecuente contra la corrupción no la puede dirigir un presidente pro imperial y con rabo de paja como Vizcarra (contrato con la empresa CONIRSA -que era consorcio de ODEBRECHT-; además, un colaborador eficaz declaró que Vizcarra recibió $100 mil del Club de la Construcción en la casa de PPK para la campaña electoral), sino un gobierno de las/os trabajadoras/es que plantee: Apertura de libros y hacer público lo que surja de las investigaciones inmediatas, expropiación de las cuentas y bienes de Odebrecht, Graña y Montero, JJC (y Alan, PPK, Toledo, Ollanta, Vizcarra, Susana), control obrero de la obra pública, aumento de salarios, rechazo al DS 345, nacionalización de la banca y el comercio exterior (bajo control de las/os trabajadoras/es). A esto hay que agregar la necesidad del juicio por crímenes de lesa humanidad que no prescriben.
César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).
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