Si no son los ucranianos los que podrían decidir sobre el futuro de Crimea, en todo caso nada debe ser alterado sin el consentimiento de los tártaros de Crimea
«Crimea era rusa hasta que el ucraniano Jruschof, sucesor de Stalin, decidió pasarla a Ucrania en 1954» (D. Pio Moa en su blog en «La Gaceta», del 17 de marzo del 2014)
«Crimea perteneció siempre a Rusia y desde hace 60 años fue cedida a Ucrania» (D. Mario Conde en ‘fundacioncivil.org’, del 18 de marzo del 2014)
Decir o, peor aún, creerse esta -frecuente- afirmación, es como darle la razón al delirio de Hassan II sobre lo de que el Sahara Occidental es marroquí desde «la noche de los tiempos».
¿Qué tiene que ver Crimea con Ucrania? Si tal pregunta se hubiera planteado, nos tendríamos que remitir sin falta al siglo X, cuando en el espacio geográfico de la actual Ucrania se hallaba el Principado de Kíev, su histórico estado-antecesor. Y es que en el año 988 el Príncipe de Kíev, Vladimiro I el Grande, adoptó el cristianismo en la ciudad Quersoneso, que hoy en día es Sebastopol.
Son las invasiones asiáticas las que devastaron el potente imperio kíevano, el cual llegó a reunir tierras desde el mar Báltico hasta el Negro; y cuyo príncipe Yaroslav I el Sabio, digamos, al tiempo que cobraba tributos a Bizancio casó a su hija Anna con Enrique I de Francia.
Con estas, son los tártaros los que ocuparon, pues, el territorio de la península, y establecen allí su Khanato hasta que éste fuera anexionado en 1783 al Imperio ruso (el cual históricamente es el Principado de Moscú (Moscovia), existente como Estado desde mediados del s. XIV). Ya con Catalina II los tártaros (griegos… y otros pueblos) sufren las primeras grandes purgas. Stalin superó el nivel considerablemente deportando de Crimea al territorio asiático de Rusia cerca de 250 mil tártaros, y se continuó rusificando la península. Aparte, hoy en día, parte de la actual presencia de rusos en Crimea deriva de los varios decenas de miles de marines rusos (en activo y retirados), con sus respectivas familias, que residen en la península.
No obstante, cuando por primera vez Crimea forma parte de un estado que se llame ‘Ucrania’ es, de facto, en abril de 1918, cuando la población de la península se libera del yugo zarista (y la República Popular de Ucrania era encabezada entonces por el Hetman Skoropadski).
Aunque es verdad que el PCUS decretó un traspaso de territorio de la R.S.F.S. Rusa a la R.S.S. Ucraniana, ¿fue precisamente un regalo? A juzgar por la paupérrima situación socioeconómica de Crimea (y las cifras son muy concretas) a fecha de 1953, fue más bien una carga financiera para la reconstrucción del territorio a cargo de los presupuestos y esfuerzos de la Ucrania soviética y su pueblo.
Ya en el referéndum del 1 de diciembre de 1991, cuando se decidía la independencia de Ucrania de la URSS (legalmente posible por la Constitución de la propia Unión), votaron a favor el 90,32% en total, y en Crimea en particular, a pesar de una presencia abismal de efectivos militares soviéticos, el resultado fue de un 54,19% para el «sí».
En estos 60 años de comunión de la Ucrania continental con su península de Crimea, ésta última pudo convertirse en algo parecido a «la medalla que cuelga en el pecho del planeta», como la describía Pablo Neruda. Claro está a costa de quién, pues el gobierno central ucraniano sigue, incluso en estado de invasión, pagando las facturas en concepto de pensiones y salarios de los crimeanos.
Si no son los ucranianos los que podrían decidir sobre el futuro de Crimea, en todo caso nada debe ser alterado sin el consentimiento de los tártaros de Crimea, los cuales -precisamente- recitan en sus manifestaciones recientes el poema de Sosiura: «Amad a Ucrania».
De hecho, los tártaros y la población ucraniana de Crimea no han participado en la farsa del «referéndum» del día 16 de marzo, pues aparte de ser éste ilegal (ni lógico mientras eres apuntado con fusiles extranjeros), todos conocen muy bien las palabras de Stalin sobre las votaciones: «da igual como voten, lo que importa es como recuenten».
En conclusión, es cierto que se dio el hecho del cambio de titularidad del territorio en 1954 (aunque, como hemos visto, no fue por PRIMERA vez…), pero diciendo esto creo que es obligatorio mencionar desde cuando es (era) Crimea rusa. Y si se hace constar ese pequeño matiz, todos veremos que Crimea estaba bajo el dominio ruso desde finales del s. XVIII hasta mediados del s. XX, salvo la excepción de 1917-1920: ni más ni menos, pues, que escasos 170 años (es decir, para nada desde SIEMPRE). Entonces, ¿qué (quién) hubo antes y después de ese período?
Esta es la pequeña clave para medir con conocimiento de causa las posibles pretensiones rusas sobre un territorio -Crimea- que, prácticamente, es (era…) una antigua colonia suya. Y si Putin niega su imperialismo, sino que es defensor de los rusos oprimidos, aquí tenemos a Alemania, con más de 3 millones de rusos, donde, a diferencia de Ucrania, sí que se les niega poder usar el ruso en vez del idioma oficial del país en cualquiera de los ámbitos, y donde no se enseña a los niños rusos su idioma materno en la escuela. Estos alemanes…
Andriy Yakubuv es miembro de la Unión Nacional de Periodistas de Ucrania