La crisis de Fukushima, que ha cambiado la postura de Alemania e Italia, no ha modificado los planes del Gobierno francés, firme defensor de la energía atómica.
El último accidente nuclear «sin consecuencias» en Francia tuvo lugar el sábado 2 de julio en la central de Tricastin. Una columna de humo se elevaba a las tres de la tarde tras el fallo de un convertidor. El incidente paró varias horas dicha central. Tal vez porque en suelo francés nunca ha tenido lugar un accidente nuclear importante, en el país vecino prolifera el discurso de la seguridad de esta peligrosa y escasa fuente de energía.
En Francia hay unas 50 centrales nucleares. Es el país europeo con más centrales y el segundo del mundo. Un 70% de la energía francesa proviene del uranio y, junto con Finlandia, es el único país que construye una central nuclear en estos momentos en la Unión Europea. Francia no ha desaprovechado la oportunidad de su presidencia de turno en la cumbre del G20 para influir en la formulación de las propuestas para el Organismo Internacional de Energía Atómica, entre las que se cuentan la iniciativa de que en el futuro solamente científicos ligados a la industria sean los que evalúen las centrales nucleares. Mientras, la oposición de la sociedad civil francesa es creciente: el domingo 26 de junio hasta diez mil personas formaron una cadena humana en Fessenheim, pueblo francés en la frontera con Alemania y Suiza, donde hay una central de los años ’70 que las organizaciones ecologistas califican de peligrosa.
Reactor experimental
La Unión Europea ha gastado ya 16.000 millones en el proyecto de Reactor Termonuclear Experimental Internacional (Iter), en Cadarache, en el sur de Francia. El costo ha aumentado, a pesar de que no se ven avances en este proyecto que se puso en marcha en 1986. El experto en energía Mycle Schneider lo llamó «un programa para emplear a físicos en paro» en el periódico alemán Taz. Este presupuesto, que afecta al desarrollo de alternativas renovables, está redactado y acordado de forma que salir del mismo costaría a la UE unos 4.500 millones de euros por los acuerdos con empresas constructoras y por los contratos del personal empleado.
Además, Francia es el primer exportador de tecnología nuclear, a pesar de que este Estado firmó en 1960 el tratado de no proliferación de armas nucleares. Junto con Reino Unido, Francia es uno de los países que ha investigado y posee armas nucleares, que experimentó en el Sahara argelino y en Polinesia desde 1960 hasta 1996. Estos experimentos obligaron en 2009 al Ministerio de Defensa a pagar 10 millones de euros para los 150.000 damnificados por las pruebas nucleares. Otro Ministerio de Defensa, en este caso el alemán, ha pedido a los astilleros nacionales que comiencen la construcción del tercer submarino nuclear de ataque de la flota francesa de los seis que el Ejecutivo de Sarkozy ha previsto fabricar. Este arsenal restará 8.700 millones de euros de las arcas del Estado francés. Como señaló el presidente del partido verde alemán en la revista Stern, Estados como Francia «no se enrolan en proyectos nucleares por necesidades energéticas, sino por cuestiones de poder militar». El ejemplo es la central que se construye en Brasil con una subvención alemana, una central innecesaria, ya que ese país produce a día de hoy el 80% de su energía mediante renovables.
Mientras el mundo ha asistido a la mayor catástrofe nuclear de la historia en Japón, otros desastres naturales en EE UU han alertado de la urgencia de una rápida salida del negocio nuclear. Las dos plantas del Estado de Nebraska han declarado niveles de emergencia a causa de las inundaciones y en Minesotta el calor ocasionó el fallo de un generador de emergencia en Prainie Island, el mismo tipo de accidente que dio lugar al desastre de Fukushima. A pesar de esta concatenación de pruebas, el presidente Nicolás Sarkozy felicitó a su homólogo japonés por la «transparencia» en la gestión por parte del Gobierno nipón de los efectos del tsunami en los seis reactores de la central siniestrada en marzo.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-ultimo-guerrero-de-lo-nuclear.html