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En Francia reverdece la izquierda en un nuevo revés para Emmanuel Macron

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La segunda vuelta de las municipales francesas confirmó el domingo el «tsunami» ecologista que anunciaban los sondeos y el revés del partido «macronista», en unos comicios marcados por una abstención récord en medio de importantes medidas de seguridad por la pandemia de coronavirus.

La ola ecologista fue la principal noticia de la jornada junto con la victoria de la extrema derecha en Perpiñán, su primera presa de peso desde 1995, y a la elevada abstención (votó apenas el 41% de los habilitados) la unión multicolor entró con fuerza en el rumbo político francés.

La segunda vuelta debió celebrarse el 22 de marzo, pero el 16 de marzo el presidente Emmanuel  Macron la suspendió e instauró el confinamiento que se extendió hasta el 11 de mayo. El término histórico también se aplica a la creatividad con que verdes e izquierdas lograron armar alianzas ganadoras y, también, por la abstención.

Los ecologistas y las alianzas que se gestaron con otras corrientes de la izquierda francesa durante la pandemia aparecen como la apuesta más ganadora de la segunda vuelta de las elecciones municipales. Europa Ecología Los Verdes (EELV) y sus socios de la izquierda, socialistas y comunistas principalmente,

La segunda vuelta es un punto de inflexión y un ejemplo para quienes no creían en los pactos bicolores o tricolores. Las victorias ecologistas son espectaculares por la cantidad de ciudades, por la importancia demográfica que tienen y la forma en que, tras décadas y décadas de estar en manos conservadoras o presas de ese vaivén izquierda-derecha, pasan ahora bajo la autoridad verde.

La jornada electoral desnudó un hastío social ante una clase política que no parece ir a ningún lado y no ha sido capaz en muchos años de generar proyectos de país de cara al electorado, es decir el pueblo

Además de las victorias netas, las alianzas con la ecología le permitieron a la socialdemocracia y las izquierdas afianzar victorias que parecían lejanas.

Los verdes estarán en el gobierno de las tres principales ciudades de Francia tras haber ganado la segunda, Marsella, donde acabaron con un cuarto de siglo de gobiernos conservadores, y la tercera, Lyon, la gran esperanza del «macronismo».

Mientras que en París lo harán aliados con la socialista Anne Hidalgo, que revalidó el puesto de forma clara. Además, conquistaron Burdeos y Estrasburgo y se quedaron a 227 de votos de arrebatar Lille a la histórica socialista Martine Aubry.Solo dos quintas partes de la población se desplazó a los colegios electorales en unos comicios celebrados tres meses después de haber sido aplazados en medio del avance de la COVID-19, tras haber superado el 15 de marzo la primera vuelta en la que solo votó el 45 % del censo. Mes y medio después de que el país comenzara la desescalada, el gobierno programó de nuevo el voto, pero pese a la mejora de la situación sanitaria, los ciudadanos parecieron no haber perdido el miedo al contagio, a lo que se sumó la práctica ausencia de campaña electoral.

¿Ocaso del macronismo?

El partido presidencial, La República en Marcha (LRM), disperso, sin bases regionales), dividido y con escasas ideas, voló muy bajo. Sólo se salvó el primer ministro Edouard Philippe en la ciudad donde era candidato, Le Havre, donde ganó con 58,83% de los votos. Menos Emmanuel Macron, ganaron todos: los verdes, la extrema derecha, las izquierdas y hasta la derecha de Los Republicanos que pudo conservar casi todas las ciudades de más de 9.000 habitantes.

La baja participación no oculta que el partido del presidente ha mostrado una enorme limitación territorial y suma un segundo revés electoral sin su líder como cabeza de cartel electoral, tras haber sido superado en las europeas de 2019 por la ultraderecha.

Tras el revés, todo apunta a que Macron anuncie en los próximos días una amplia remodelación de su gobierno que le permita llegar en mejor posición a las elecciones presidenciales de 2022.

El único motivo de celebración en el «macronismo» fue la victoria en Le Havre del primer ministro, Édouard Philippe, que cobra una dimensión particular en medio de los rumores que apuntan a que saldrá del Ejecutivo en los próximos días.

Macron y su partido venían sufriendo una caída en sus niveles de popularidad desde antes del surgimiento de la pandemia, debido en parte a la brutal reforma al sistema de pensiones –continuación de las políticas económicas neoliberales que se han venido aplicando en Francia desde las presidencias del derechista Nicolas Sarkozy y del socialista François Hollande– y a la insurgencia social protagonizada por el movimiento de los chalecos amarillos.

Se conjetura que Macron prepara una amplia remodelación del Ejecutivo para darle un giro más social y ecológico con el que pretende afrontar los dos años que le quedan en el Elíseo. Una nueva dirección que difícilmente podría encarnar Philippe, una figura procedente de la derecha y que, a menudo, ha asegurado que no está dispuesto a renegar de sus convicciones.

El resto de sus candidatos fueron barridos en ciudades importantes, incluida Lyon, donde defendían el legado de Gérard Collomb, pero que, en medio de divisiones internas, se esfumó en manos de los ecologistas.

La tercera ciudad del país fue uno de los símbolos del avance de los verdes, que un año después de haber dado la sorpresa en las europeas, donde fueron terceros por delante de los dos partidos históricos, demostraron que gozan de una dinámica ascendente.

¿Un frente de izquierdas?

Pese a la abstención aplastante, las elecciones repartieron su premio a cada partido, fueron indiferentes al movimiento presidencial y, una vez más, probaron la viabilidad de la filosofía del diálogo entre movimientos que comparten las misas ideas y en los cuales se cruzan principios inamovibles de preservación de la naturaleza, igualdad y justicia social.

Los que se habían burlado de esos chicos “utopistas” que cuidan plantitas y promueven la bicicleta tendrán que revisar su comprensión de la realidad. Los numerosos puentes que los verdes y las izquierdas fueron construyendo, desembocaron en una de las victorias verdes-rojas-rosas más extensas de que se tenga memoria. Al mega dogma liberal del crecimiento le salió un competidor nuevo: el crecimiento verde.

 Yannick Jadot, líder, eurodiputado y la cara más visible de los verdes, a propósito de la izquierda y la ecología, señaló que “lo apasionante en las ciudades que se mantienen o pasan (verdes o a la izquierda) es que lo hacen en torno a la ecología y la solidaridad”. Jadot piensa que su partido debe lideras un eventual frente de izquierdas para las presidencials de 2022.

Los ecologistas solos no llegan, y la izquierda sola tampoco. Hacen falta los dos más los movimientos ciudadanos (claves en las victorias de este domingo). Juntos constituyen una robusta propuesta política que recién empieza a dar sus primeros pasos. Hay, hoy, un leve trazo de ese impreciso mundo del mañana.

Los socialistas se conformaron con la victoria de Hidalgo en la capital, aunque la hispanofrancesa borró el puño y la rosa de su partido de la campaña y se alió con los ecologistas, junto a quienes barrió a dos exministras, la conservadora Rachida Dati y la marconista Agnès Buzyn.

Además, conservaron Nantes y, por los pelos Lille, donde Aubry tembló hasta el último momento para perder uno de sus tradicionales feudos, que estuvo a punto de caer ante el empuje ecologista. Sin embargo, fueron derrotados en Toulouse por los verdes.

Los conservadores, por su parte, contaron las batallas por derrotas, aunque siguen siendo el partido con más implantación territorial y su único consuelo pasa por ser quienes más municipios controlan. Pero será una pequeña recompensa para un partido que dejó escapar ciudades de la talla de Marsella, Burdeos o Estrasburgo.

Un mal bagaje para afrontar el futuro, sobre todo porque la extrema derecha volvió a marcar un tanto, con la victoria de Louis Aliot en Perpiñán, que les dará un escaparate y que abre una grieta en el cordón sanitario que, hasta ahora, les alejaba del poder. 

Isabella Arria, Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)