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Contrabando de residuos tóxicos y radioactivos de los años 80

Encontrado buque envenenado en Italia

Fuentes: Rebelión

Un robot submarino encontró ayer un buque mercantil de grandes dimensiones, que se sospecha está cargado de escorias tóxicas y hasta radioactivas  a unas 20 millas náuticas de la costa de Cetraro, provincia de Cosenza, en la costa de Calabria, la punta de la bota italiana. Por el momento se desconoce el nombre de la […]

Un robot submarino encontró ayer un buque mercantil de grandes dimensiones, que se sospecha está cargado de escorias tóxicas y hasta radioactivas  a unas 20 millas náuticas de la costa de Cetraro, provincia de Cosenza, en la costa de Calabria, la punta de la bota italiana. Por el momento se desconoce el nombre de la nave hundida, pues no consta en los archivos de las capitanías de puerto cercana noticia de ningún naufragio. Sin embargo, se sospecha que se trate del «Cunski» gracias a las declaraciones de Francesco Fonti,  un miembro arrepentido de la ‘Ndrangheta (la mafia calabresa). Este colaborador de la justicia confesó en 2006 que formaba parte de una organización que provocaba hundimientos de barcos con escorias tóxicas y radioactivas.

El hallazgo de la nave confirma lo que la organización ecologista Legambiente venía denunciando desde 1994: la existencia de un tráfico de residuos tóxicos organizado por la ‘Ndrangheta desde los años 80. Muchos buques zarpaban desde puertos italianos hacia las costas africanas o latinoamericanas cargadas con residuos tóxicos o incluso radioactivos. Prueba de ello es que el gobierno venezolano rechazó entonces el carguero Lynx tras revisar su contenido. En 1988 las autoridades libanesas reciben una denuncia sobre un cargamento enorme de residuos tóxicos que habían llegado de Italia un año antes. Según un reportaje de Greenpeace del 11 de mayo de 1995 lo componían 15.800 barriles y 20 contenedores con pesticidas, explosivos, disolventes, fármacos caducados y metales pesados. Tras las protestas del gobierno libanés, el gobierno italiano tuvo que comprometerse a retirar el cargamento envenenado. Entre tanto, en 1989 se había firmado el acuerdo internacional que prohibía el tráfico internacional de residuos, lo que obligó a la ‘Ndrangheta a cambiar modus operandi y optar por los hundimientos provocados. En realidad, quienes levantaron la liebre sobre el verdadero carácter de los naufragios fueron las empresas aseguradoras de esas naves: la Lloyds denunció 39 hundimientos en las costas italianas.

El caso del Cunski está ligado a otros tres hundimientos, según el arrepentido Fonti: la Jolly Rosso -que embarrancó el 14 de diciembre de 1990-, el Voriais Sparadis y el Yvonne A. Los cuatro buques fueron empleados entre 1988 y 1989 en esa operación de recuperación de residuos tóxicos en la zona cristiana del Líbano, bajo la supervisión del gobierno italiano y fondos de la cooperación.

El descubrimiento del barco hundido ocurre poco después de que se haya encontrado en la localidad de Amantea una colina de Cesio 137. En este pueblo, poco distante de Cetraro, embarrancó la nave Jolly Rosso el 14 de diciembre de 1990. El contenido de la nave fue sepultado a unos treinta metros de profundidad en una cueva. En Amantea, la temperatura del suelo en la zona es seis grados más alta; se ve una mancha roja desde los satélites; se registra una radioactividad seis veces más alta de lo normal; abundan las muertes por tumores.

Mientras el gobierno Berlusconi anuncia orgulloso el retorno a la energía nuclear, los residuos tóxicos escondidos en los 80 empiezan a dar sus frutos envenenados.