No soy un genio, pero me mantengo en lo que dije en la primera entrega del análisis sobre el nuevo acuerdo de Minsk. Después del sobresalto inicial con que fue recibido por algunos, que no tienen en cuenta la situación del Donbás como, por ejemplo, la disparidad en armamento y disponibilidad de tropas sobre el […]
No soy un genio, pero me mantengo en lo que dije en la primera entrega del análisis sobre el nuevo acuerdo de Minsk. Después del sobresalto inicial con que fue recibido por algunos, que no tienen en cuenta la situación del Donbás como, por ejemplo, la disparidad en armamento y disponibilidad de tropas sobre el terreno, ahora que se van asentando las cosas y las reflexiones se comienza a ver que el acuerdo es, objetivamente, favorable al Donbás. Se comienza ver que «las fuerzas del neoconservadurismo mundial no están a favor» del acuerdo, que es «altamente favorable a la parte rusa» o que «después de Minsk, Ucrania tiene todas sus obligaciones detalladas y sujetas a un calendario preciso». Son cosas que publican los medios de la burguesía. ¿Por qué será? Pues porque hacen algo que no solemos hacer nosotros: tener en cuenta la geopolítica.
El nuevo acuerdo de Minsk sobre el Donbás es geopolítica en estado puro. Claro está que no se ha recogido así en el documento, pero cuando tres dirigentes políticos como Putin, Merkel y Hollande (Poroshenko no cuenta, es un pelele neonazi en manos de EEUU) dedican varios días a un acuerdo de este tipo es que se está poniendo en juego algo muy grande. La guerra, por ejemplo.
Como os decía en la primera parte de este análisis, la UE -que ha obligado a firmar a los neonazis de Kiev- ha tenido que optar entre Escila y Caribdis. Os cuento brevemente la historia, que me vino a la mente ayudando a mi hija con sus estudios de griego. Según la mitología, Escila vivía en los acantilados y Caribdis era un peligroso remolino. Los marineros tenían que atravesar un pequeño estrecho que estaba flanqueado por esos dos peligros, pero tenían que optar por arrimarse a uno u otro para poder pasar, intentando que su elección fuese la del peligro menor dado que los dos peligros eran igualmente difíciles de superar. Es decir, que la UE ha obligado a los neonazis de Kiev a optar entre una mala paz y entre una guerra que estaban perdiendo con claridad pese a la abrumadora superioridad armamentística y de tropas con que contaban.
Os comenté también que había fracasado el nuevo reclutamiento lanzado por los neonazis para la ofensiva final que pretendían llevar a cabo después del invierno, pero las presiones para responder a la recuperación por las milicias del aeropuerto de Donetsk llevó a que realizasen una ofensiva, limitada, que ha sido catastrófica como se está poniendo de manifiesto en Debaltsevo. A pesar de ello, la junta neonazi había logrado reunir casi 100.000 combatientes (50.000 del Ejército, 35.000 de la Guardia Nacional y 8.000 «voluntarios», es decir, los batallones nazis como el «Azov» o «Donbás», entre otros, además de los policías y fuerzas especiales del Ministerio del Interior). Frente a estos números, las milicias podían oponer unos 20.000 combatientes, suponiendo que en Donetsk haya los mismos que en Luganks puesto que se calcula que en el Ejército del Sur-Este de Luganks está compuesto por unos 9.000 combatientes. Esta es una de las razones por las que en las dos repúblicas se puso en marcha la movilización voluntaria y que sólo en el primer día de la misma supuso que se inscribieran 4.500 personas. La diferencia entre unos y otros, pese a estas cifras, es que los reclutas del Ejército combaten a la fuerza y sólo son de fiar los nazis, mientras que en el Donbás se combate por su tierra, por su cultura, contra el fascismo y tienen una motivación mucho mayor. Esta es una de las razones por las que EEUU está enviando asesores militares para formar y entrenar tanto al Ejército como a la Guardia Nacional.
No hay que perder de vista nunca que si las milicias han llegado hasta aquí es por su firmeza, capacidad de combate e ideas claras de lo que quieren, pero también por el armamento que ha llegado desde Rusia. Es el famoso «Voentorg», que se podría traducir como flujo constante y que se ha mantenido, con algunos altibajos, durante todo este tiempo. Por ejemplo, durante el primer acuerdo de septiembre, el «Voentorg» fue casi suprimido totalmente y las milicias se vieron obligadas a recuperar todo el material abandonado por los neonazis para repararlo en la medida que pudieran. Pero esa situación duró exactamente 10 días, en cuando se constató que la junta de Kiev no iba a cumplir un acuerdo que, entonces sí, era totalmente favorable a sus intereses. Ahora se va a producir la misma situación, aunque no se va a dar el primer paso hasta constatar que los neonazis sí están haciendo sus deberes, es decir, cumplir el acuerdo. Para los pesimistas y críticos con el acuerdo les recuerdo, valga la cacofonía, el punto 9 del mismo en el que se dice que «de acuerdo con los representantes» de Luganks y Donetsk se gestionará el control de las fronteras y que, traducido, significa lisa y llanamente que las fronteras seguirán en sus manos siempre y cuando quieran. Por lo tanto, y como con el primer acuerdo, el «Voentorg» va a seguir abierto y que nadie dude que será así.
Esto deshace una de las críticas contra Putin. Ni ha dejado ni va a dejar solas a las milicias. Como tampoco es cierto que las controle del todo. Tanto Zajarchenko como Plotniski no van a hacer nada que moleste a Rusia, ni siquiera el tan idolatrado por algunos Strelkov, pero tanto uno como otro tienen que bregar con sectores de las milicias claramente anti-oligárquicos, como la Brigada «Pritzrak» en Luganks o el Batallón «Kalmius» en Donetsk que siempre han sido muy críticos con este tipo de acuerdos y con la falta de acción contra los oligarcas locales.
Y vamos con la geopolítica. El Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania ha dicho que lo logrado en Minks «no es lo que se llamaría un gran avance» (para los intereses europeos y de la junta de Kiev), «pero sí tuvo al menos el mérito de reducir la tensión». ¿Alguien se ha fijado que dos horas después de la firma del acuerdo, dos horas, el FMI anunció un crédito a Ucrania de 17.500 millones de dólares? Sin una cierta tranquilidad este desembolso no se hubiese producido. Este dinero es imprescindible para sacar de la bancarrota al país y para, también, eliminar las tensiones sociales que se estaban produciendo, tímidas, pero significativas, en varias zonas de Ucrania. Y dado que se escalará durante 4 años, queda por ver si se renueva o no si la junta neonazi vuelve a las andadas e incumple lo acordado. Por eso os decía que los plazos que aparecen en el acuerdo, como que en un mes tienen que aprobarse determinadas leyes y demás, se cumplen o no y, lo más importante, el contenido de esas leyes, aunque eso le dará igual al FMI. Pero el FMI está controlado por EEUU, no por Alemania o Francia. Por eso este es otro factor a tener en cuenta. EEUU no tiene el menor interés en rebajar la tensión, pero la UE (y no toda, Gran Bretaña, Polonia y los países bálticos, por ejemplo, quieren a toda costa la guerra contra Rusia) no quiere que vaya a más. Diréis que se han aprobado más sanciones contra Rusia, pero son irrelevantes y sólo es una cuestión de cara a la galería.
Otro de los brazos de EEUU es la OTAN. En el acuerdo se recoge una reforma de la Constitución, que no se va a producir. ¿Alguien cree que la OTAN va a consentir que Ucrania sea neutral? Porque si el Donbás sigue formando parte de Ucrania, el Donbás nunca va a consentir la presencia de la OTAN después de lo acontecido. Aquí sí que Rusia va a presionar con fuerza al Donbás: nunca, jamás, acaso, ni va a aceptar la presencia de la OTAN en sus fronteras. Pero mientras esta situación se produce, tiene que actuar con prudencia, impulsando acuerdos por aquí e impidiendo su derrota militar por allá. Eso es el «Voentorg».
Tanto Alemania como Francia, casi me atrevería a decir que es al revés, Francia y Alemania, son conscientes de ello y que una situación así va a arrastrar a sus países al desastre. Recomiendo que leáis la prensa burguesa francesa. Hace un año EEUU sancionó a un banco francés con 9.000 millones de euros por hacer negocios con Cuba y ahora resulta que EEUU y Cuba normalizan relaciones diplomáticas, aunque no se haya levantado el bloqueo. Con la crisis de Ucrania, Francia no puede vender un porta helicópteros a Rusia porque quedaría mal ante sus «socios», pero las arcas francesas necesitan desesperadamente ese dinero. Hollande ya ha dicho que si los acuerdos se cumplen, ese barco, ya construido, será entregado a Rusia «en breve plazo». ¿Os tengo que recordar que Hollande ha declarado en público que apoya la autonomía e, incluso, la federalización de las repúblicas de Donetsk y Luganks? Merkel no va tan lejos, por supuesto, pero sabe que es un proceso irreversible.
En Donetsk, Luganks y Rusia (incluso en Ucrania, con mucha cautela para no ser considerados traidores) se está publicando que Poroshenko salió varias veces de la sala de negociaciones para hacer llamadas telefónicas a EEUU y al Estado Mayor de su Ejército para lograr el visto bueno a este acuerdo, que se le vio demudado, tembloroso y sudoroso. Eso quiere decir que no tuvo más remedio que plegarse a lo que tanto Rusia como Francia y Alemania planteaban. Hay quien dice que este no es el primer acuerdo que se discutió, sino un segundo porque Poroshenko dijo que el primero no se podía firmar tal cual estaba redactado. Eso indica que si se han bajado las posturas, tanto Alemania como Francia estaban dispuestas a obligar a Ucrania a ir mucho más allá.
Desde septiembre para acá la relación de algunos países de la UE, como Alemania y Francia, con la junta neonazi de Kiev ha cambiado desde el apoyo incondicional a una frustración apenas contenida. La UE necesita con urgencia una salida «digna» (para ella) de la situación y se encuentra, también, ante el dilema de Escila y Caribdis. Porque su Escila es Rusia y su Caribdis es EEUU.
Un último apunte. Los neonazis han roto todos y cada uno de los acuerdos que han firmado, desde el ya lejano acuerdo con Yanukovich sobre las elecciones hasta el primer acuerdo de septiembre, por lo que este segundo acuerdo tiene pocas posibilidades de que se cumpla. Pero ahora sus heridas son mucho más profundas que antes y va a tardar más tiempo en reponerse. El plazo para una nueva guerra es ahora el verano. Seis meses es ya un tiempo prudente para que algunas tropas entrenadas por EEUU se hayan formado, para que algunas armas se hayan repuesto, para volver a insistir en la idea de un nuevo reclutamiento…
Pero en ese tiempo, también Donetsk y Luganks se van a fortalecer, las milicias se van a dotar de una estructura más centralizada, se irá camino de un verdadero Ejército (Luganks lleva ventaja en este sentido, con el Ejército del Sur-Este en marcha en el que la «Pritzrak» está al mando) y os recuerdo que están creándose tres brigadas mecanizadas, que van a permitir controlar más rápidamente mayores extensiones de territorio, y no van a tener problemas con las armas y municiones porque, en estos momentos, el «Voentorg» está a pleno rendimiento. Se van a fortalecer las estructuras políticas y se va a tener un control más fuerte de las zonas recién liberadas. Y está el pueblo, cada vez más motivado, cada vez más fortalecido. Como diría Machado, «golpe a golpe, verso a verso».
Una prueba del estado de ánimo de la población del Donbás la tenéis en este vídeo. Es un mensaje claro a los neonazis y un llamamiento a las familias normales ucranianas para que rechacen la movilización. Aunque es lo suficientemente expresivo, es de agradecer que alguien lo pudiese traducir.
Blog del autor: http://elterritoriodellince.blogspot.com.es/