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La emergencia sanitaria y el coronavirus en Perú

Entre la realidad y la ficción

Fuentes: Rebelión

Se cumplen quince días desde que el gobierno decretara el estado de emergencia sanitaria y la cuarentena obligatoria suspendiéndose toda actividad laboral, social o  económica, quedando restringidos los derechos constitucionales como la libertad de tránsito y reunión hasta el 30 de marzo, y el gobierno ya ha dispuesto la prorroga del estado de emergencia por 15 días más.

Y es que la cosa es seria, y la repuesta del gobierno se ha ido dando conforme se iban confirmando los casos de personas infectadas y según los datos oficiales que el Ministerio de Salud iba proporcionando. Respuestas y acciones lentas que llegaron con un poco de retraso y que costaron la renuncia de la ministra del sector Elizabeth Hinostroza.

Hoy ya es sabido que las cifras oficiales de 671 casos de personas contagiadas al 28 de marzo es solo eso, un dato estadístico, pero que esa cifra se tiene que multiplicar por 5, y es que en lo concreto las cifras ya superarían los 3 mil casos reales de personas contagiadas con coronavirus en el Perú. Y esto es lo primero que debiéramos empezar a corregir, pues el sistema de información que sirve como base para la toma de decisiones políticas tiene que ser preciso y corresponder a las circunstancias reales de la pandemia en nuestro territorio.

Lo que tenemos como datos e información oficial es desfasado y corresponde a casos detectados 9 días antes, es decir, existe un retraso en la información producto de la demora en descartar los casos de personas sospechosas de tener el virus. En Perú, el promedio para descartar si una persona es positivo de coronavirus es de  9 días, a diferencia de España, 3 días; o Alemania, 2 días máximos.

Pero ¿son suficientes las acciones que ha emprendido el gobierno del presidente Vizcarra para detener el crecimiento exponencial de la pandemia y amortiguar los efectos que podría tener en la tasa de mortalidad en las poblaciones más vulnerables del país?

Para el Ing. Ivan Robles, de GTAnalytics, Grupo Técnico de Egresados de la UNI COVID 19, las medidas que ha implementado el gobierno como la cuarentena obligatoria no bastan para contener la propagación actual del virus, pues se deben implementar acciones y políticas pensando que dentro de muy pocos días debemos pasar a la fase 4 y asumir medidas adicionales a las que ya se están ejecutando.

Robles indicó que pensar en aislar en villas o zonas seguras a las personas vulnerables o mayores de 60 años es una posibilidad que debiera ser considerada, esto a partir de compartimentar regiones y asegurar las condiciones de sanidad y salubridad para sus habitantes. “Esta es una medida audaz y atrevida, pero quizá necesaria y más económica pensando en los costos que originaría el colapso del sistema sanitario y de salud en el país”, señaló.

También exigió un liderazgo más firme y creativo al ejecutivo, ya que la cuarentena obligatoria no debiera ser asumida como de unas vacaciones forzadas sino de aprovechar la mano de obra y el talento humano de los peruanos para una acción colectiva, que más allá de los aplausos a los profesionales de la salud a las 8 de la noche, vaya a crear insumos o instrumentos que ayuden a salvar vidas de la gente que está siendo afectada por este virus.

“Se pueden crear válvulas mecánicas para respiradores artificiales, pulseras con sensores para evitar que las personas mayores se lleven las manos a los ojos o la cara o realizando aplicativos o software de soporte y auxilio comunitario, para que la tecnología esté al servicio de la salud y en combate a esta enfermedad”, dijo.