Recomiendo:
0

Entrevista a la escritora y reportera Lydia Cacho

«Escribí una radiografía emocional de los latinoamericanos»

Fuentes: Más Claro

En entrevista exclusiva con +Claro, la escritora y reportera Lydia Cacho (DF, 1963), habló del libro Sexo y amor en tiempos de crisis: «Sería el otro lado de la moneda de mis anteriores trabajos: la perspectiva de género aplicada a los adultos, un poco responde la pregunta que me han hecho durante 15 años desde […]

En entrevista exclusiva con +Claro, la escritora y reportera Lydia Cacho (DF, 1963), habló del libro Sexo y amor en tiempos de crisis: «Sería el otro lado de la moneda de mis anteriores trabajos: la perspectiva de género aplicada a los adultos, un poco responde la pregunta que me han hecho durante 15 años desde que estoy publicando las denuncias de violencia infantil y la violencia contra las mujeres, la mayoría de la gente pregunta: ‘¿cómo podemos detener este círculo vicioso?, ¿por qué los adultos no salvan a los niños del abuso sexual?, ¿las víctimas después se pueden convertir en abusadores?’, la respuesta está de forma luminosa en mi libro Sexo y amor en tiempos de crisis. Míranos a los 50 años, a los 40, y no tenemos ni idea de cómo vivir los afectos y la sexualidad, cómo piensas educar a los niños y adolescentes, si estamos perdidos en un desierto desinformativo. Sexo y amor en tiempos de crisis es el cierre de una etapa y de una serie de libros, ya estoy trabajando en un nuevo proyecto que no tiene nada que ver con esto». El libro está a la venta en México y saldrá publicado en España, Colombia, Argentina, Francia y Polonia, en palabras de Lydia Cacho: «Sexo y amor en tiempos de crisis es un libro de divulgación científica, un reportaje y una radiografía emocional de los latinoamericanos».

– Lydia, ¿qué tipo de metodología utilizaste para el libro Sexo y amor en tiempos de crisis?

– Decidí explorar los grandes tabúes sobre la sexualidad y el amor, las cosas que nadie nos está hablando claramente, encontré en internet un montón de barbaridades y estupideces repetidas sistemáticamente, incluso en estudios clínicos manipulados por las farmacéuticas, o estudios muy antiguos -que se siguen reproduciendo como si fueran recientes-, decidí hacer una investigación periodística con cierta base académica -publiqué los cuestionarios que realicé a hombres y mujeres, por supuesto está incluida la bibliografía y el glosario-, me parece que el periodismo científico en México, y Latinoamérica, ha ido desapareciendo, se ha convertido en un espacio muy pequeño donde simplemente se traducen algunos fragmentos de revistas científicas publicadas en Estados Unidos, que no necesariamente son las mejores. Sexo y amor en tiempos de crisis es un libro de divulgación científica, un reportaje y una radiografía emocional de los latinoamericanos.

– ¿Quiénes integraron el universo de entrevistados para tu libro?

– Entrevisté a muchos hombres y mujeres de México, contrasté los cuestionarios con personas de varios lugares de Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. Quería saber si vivimos de diferentes maneras nuestras crisis de la mediana edad, si eran iguales, o no, en cada país; también decidí entrevistar a intelectuales, doctores, escritores y poetas, gente que pasa mucho tiempo dentro de su propia cabeza, y en el ámbito de la cultura, para saber cómo estaban viviendo las crisis, y resulta que la viven prácticamente igual que un jardinero o que un albañil. Al final esta radiografía se convierte en una revelación de cómo hemos dejado en el cajón del olvido nuestras reflexiones públicas sobre nuestra salud sexual y reproductiva, con todo lo que implica: nuestra salud emocional, la manera en que nos vinculamos amorosamente, nuestro discurso amoroso ha cambiado y no estamos plenamente conscientes de ello.

– Una vertiente de tu trabajo es el periodismo de género, ¿algún hallazgo desmitificó tus propias creencias?

– Sin duda los hallazgos más importantes fueron las revelaciones que hicieron los hombres, durante muchos años he entrevistado a hombres y tengo muy buenos amigos, pero me llamó la atención la honestidad de mis entrevistados para poder explorar cómo construyen su masculinidad, cuando les pedí que me explicaran en qué momento de su infancia entendieron que tenían que demostrar su virilidad. Estoy convencida que Simone de Beauvoir se equivocó cuando decía: «las mujeres no nacemos mujeres, tenemos que convertirnos en mujeres», yo creo que los hombres no nacen hombres y se tienen que convertir en hombres al demostrar su virilidad sistemáticamente, de una manera más intensa que las mujeres. Evidentemente Simone de Beauvoir no se equivocó en todo, muchos de sus planteamientos siguen vigentes con respecto de la desigualdad de género, sin duda me interesó poder investigar cómo se construyó el sexismo contra los hombres en dos ámbitos: el discurso del amor romántico y el discurso sexista contra los hombres en el mundo científico: «con medicamentos la virilidad le da al hombre una potencia mágica».

– En una generalización irresponsable de mi parte: los mexicanos somos machistas, católicos de doble moral y consumidores de los estereotipos televisivos. ¿Cómo se contrasta la sexualidad del hombre mexicano con los hombres de otros países?

– No creo que sea una generalización irresponsable, me llama la atención que muchos de los hombres a los que entrevisté son empresarios exitosos, me interesaba el contraste con el hombre que tiene dinero, educación y prestigio social, con acceso a los servicios privados de salud, llamó mi atención que vive con los mismos prejuicios que el jardinero de una zona rural, en general los hombres no saben cuidarse, son víctimas del propio machismo, se ponen en riesgo en términos del descuido de su cuerpo -desde la alimentación a problemas de salud más serios-, los hombres le cuestan tres veces más al Estado mexicano que las mujeres. Cuando los hombres llegan al médico, en general padecen enfermedades muy graves, no hubo prevención; se dice en la televisión que las mujeres vamos mucho al médico, que somos enfermizas y quejumbrosas, en realidad al ser las cuidadoras sociales por educación y cultura, nos cuidamos más, vamos al ginecólogo al comienzo de nuestra vida sexual; a los hombres no se les educa sobre salud sexual y reproductiva, a pesar de que los hombres tienen un sistema hormonal muy complejo, una psique parecida a las mujeres, vivimos los mismos cambios bioquímicos al desarrollarnos, los hombres también se angustian con los cambios en sus cuerpos aunque no lo confiesen.

– En una crónica, Fabrizio Mejía Madrid comparó el viagra con el prozac, por la inmediatez para «solucionar» los problemas sin pasar por la terapia para entender la disfunción o la depresión. ¿Desde qué perspectiva abordas el papel de la pastilla azul?

– El tema de la pastilla azul fue revelador, a partir de mi investigación sobre la corrupción de las farmacéuticas había explorado: quiénes utilizan viagra y cuántos millones de dólares gana la industria farmacéutica con las pastillas para la disfunción eréctil. Ahora, cruzando toda la información de este negocio multimillonario, las propias farmacéuticas confiesan que sus usuarios son hombres menores de 30 años, ellos no necesitan tomar viagra pero están acostumbrados por la presión social a usar el sexo como deporte y demostrar su virilidad. Sin embargo, las farmacéuticas no se están haciendo responsables por los efectos secundarios en el organismo; por otro lado, son muy conmovedoras las revelaciones de los hombres que tienen problemas hormonales o crisis emocionales y que toman viagra, cuando los entrevisté yo tenía un nudo en la garganta al escucharlos tan vulnerables.

– ¿Cuál es tu análisis de las farmacéuticas en relación a la salud sexual y reproductiva de las mujeres?

– Fue muy interesante leer las investigaciones científicas más importantes desde la creación de las pastillas anticonceptivas y los estudios posteriores, los primeros anticonceptivos eran cargas hormonales brutales que no debieron darse nunca a las mujeres, los inventores de la píldora confesaron: «los anticonceptivos pueden causar cáncer, deben ser muy cuidadosos al recetarlos, por las cargas hormonales y las cantidades de estrógeno», posteriormente bajaron estas dosis pero siguen siendo peligrosas para las mujeres, tiempo después los científicos crearon estrógenos sintéticos -de la orina de las vacas y las yeguas-, estas píldoras son las que se recetan en Latinoamérica, las hormonas de yeguas pueden causar problemas -están prohibidas en Europa y Estados Unidos-, debemos denunciar: qué nos están recetando los médicos a las mujeres de Latinoamérica y por qué nos han engañado ante la prevalencia del cáncer cervicouterino y cáncer de mama, causado por las hormonas artificiales que nos han vendido como la panacea.

– ¿Cómo describirías las políticas públicas de México sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres?

– Cuando hablamos de salud sexual y reproductiva los funcionarios y los medios de comunicación se enfocan en la segunda palabra: «reproductiva» y comienzan a hablar del embarazo, de la interrupción del embarazo no deseado, siempre hablan en términos de la maternidad, sin embargo olvidan la primera palabra: «salud sexual», normalmente cuando se habla de «salud sexual» en los medios se limitan a las píldoras anticonceptivas y los condones. A pesar de que tenemos una norma de salud que supuestamente debe dar todos los servicios de salud sexual y reproductiva a las mujeres, los servicios del sector salud no son integrales, mucho menos con la salud hormonal y emocional, ni siquiera se menciona en las escuelas o universidades; para las empresas tampoco tiene importancia este tema, desestiman la salud hormonal y emocional en los seguros médicos que dan las empresas, niegan el acceso a terapias hormonales cuando las personas tienen necesidad de tratamiento para mejorar sus vidas. En el caso de los hombres el problema es diez veces más grande, la salud sexual de los hombres prácticamente no existe en nuestra cultura, los hombres nunca entendieron que no había una construcción de un discurso amoroso, del erotismo y la intimidad que era indispensable. La construcción de los vínculos amorosos tiene que ver con la salud sexual y reproductiva.

– ¿Qué esperas ante las diversas lecturas que haremos de tu libro?, ¿con quién te gustaría debatir los conceptos de Sexo y amor en tiempos de crisis?

– Una vez que salió el libro, la sensación fue de un parto, escribir un libro es como si tuvieras un bebé y lo entregas a la sociedad. Lo que me gustaría como reportera e investigadora es dejar el libro sobre la mesa para que sea un aporte al debate público, que tenga que ver con la postura que toman los hombres en los medios de comunicación, los académicos y en el mundo médico, espero que lo debatan entre ellos, no me interesa convertirme en una gurú del sexo y el amor. Es un trabajo periodístico, nuestro trabajo es poner sobre la mesa temas bien articulados y documentados para aportar al debate público, me interesaría que volviéramos al debate sobre el amor, el sexo y las crisis que vivimos.

– Por tu trayectoria de periodista y feminista, pienso que este libro no fue un accidente, sino que te preparaste toda la vida para escribirlo…

– Definitivamente el tema no cae accidentalmente, el otro día estaba hojeando la primera edición de Demonios del edén (Grijalbo, 2005), y buena parte del libro, además de las denuncias de las niñas y los testimonios de los victimarios, fue un análisis puntual sobre cómo viven su sexualidad los pederastas; en Demonios del edén también abordé cómo las niñas y los niños no han sido educados sobre su cuerpo, no se les dio la oportunidad en la infancia para reconocer su cuerpo y saber defenderse, cómo entender qué significa la intimidad y cómo pedir ayuda. Por supuesto, la mayoría de los pederastas tuvieron una infancia de abusos sexuales, sin duda este libro sería el otro lado de la moneda de mis anteriores trabajos: la perspectiva de género aplicada a los adultos, un poco responde la pregunta que me han hecho durante 15 años desde que estoy publicando las denuncias de violencia infantil y la violencia contra las mujeres, la mayoría de la gente pregunta: «¿cómo podemos detener este círculo vicioso?, ¿por qué los adultos no salvan a los niños del abuso sexual?, ¿las víctimas después se pueden convertir en abusadores?», la respuesta está de forma luminosa en mi libro Sexo y amor en tiempos de crisis. Míranos a los 50 años, a los 40, y no tenemos ni idea de cómo vivir los afectos y la sexualidad, cómo piensas educar a los niños y adolescentes, si estamos perdidos en un desierto desinformativo. Sexo y amor en tiempos de crisis es el cierre de una etapa y de una serie de libros, ya estoy trabajando en un nuevo proyecto que no tiene nada que ver con esto.

– Finalmente, ¿publicarás este libro en Latinoamérica?, ¿los editores piensan en la posibilidad de traducirlo?

– Mi libro anterior, sobre las mafias de tratantes alrededor del mundo: Esclavas del poder (2010), está publicado en 25 países y traducido a 12 idiomas, lo pueden encontrar en casi toda Latinoamérica, tenemos ediciones en Argentina, Panamá, Colombia, Guatemala y Estados Unidos. El libro: Sexo y amor en tiempos de crisis (2014) está en vías de ser publicado en España, Colombia, Argentina y probablemente en Francia y Polonia. Mis libros: Demonios del edén (2005) y Esclavas del poder (2010) están traducidos al sueco, al italiano, al francés y al inglés, muy probablemente Sexo y amor en tiempos de crisis (Grijalbo, 2014) siga en la misma lista.

*Entrevista publicada originalmente en la edición impresa de la revista mexicana +Claro (marzo, 2015). Se reproduce en Clarín.cl con autorización del autor y de www.masclaro.mx

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.