Al concluir el fuego en el sureste de Ucrania el pasado 5 de septiembre de los corrientes, constituye una nueva derrota de los estadunidenses de usar el Estado como máquina contra Rusia y saquear sus riquezas. En días pasados, el golpe de Estado de Maidán abrió la puerta a la brillante apuesta geopolítica del presidente […]
Al concluir el fuego en el sureste de Ucrania el pasado 5 de septiembre de los corrientes, constituye una nueva derrota de los estadunidenses de usar el Estado como máquina contra Rusia y saquear sus riquezas. En días pasados, el golpe de Estado de Maidán abrió la puerta a la brillante apuesta geopolítica del presidente ruso, Vladimir Putin, que permitió la reincorporación de la península de Crimea a Rusia mediante la sutil decisión soberana de sus residentes y con ello el retorno al espacio ruso de la valiosa Flota del Mar Negro.
Varios observadores internacionales han afirmado que mientras el presidente Barack Obama es un jugador de damas chinas, el presidente Putin es un lúcido ajedrecista, prudencia que convengo. Pero, al parecer el presidente Putin, quien practicó también la disciplina deportiva del judo, ha desarrollado como el ex mandatario Fidel Castro la destreza de emplear a la política el chispazo fundamental de ese deporte, al utilizar contra el enemigo toda su fuerza para vencerlo. El Estado estadounidense ha tenido que aguantarse unas cuantas tundas de Fidel a lo largo de estos últimos años en que el comandante ex presidente, como hoy en día Putin, ha hecho presencia de una original pericia para dominar al enemigo sin apenas agitarse mucho, más aún despeinarse.
Las intentonas de EE.UU. para rodear y echar abajo a Rusia y a China no se han interrumpido nunca pese a la disipación de la U.R.S.S. y a los estrechos lazos económicos que unen a Washington con Bejín. Se conjeturaba que la OTAN, aunque fue fundada inicialmente en (1949), tenía como juicio de ser el desafío a los ex estados socialistas de Europa sindicados en el Pacto de Varsovia (1955).
De modo que la Alianza del Atlántico Norte debió liquidarse una vez que dejó de existir su contraparte (1991) y que se dio por legalmente ultimada la guerra fría. Pero la historia es otra. De la misma forma que se transgredió impúdicamente por Washington el ofrecimiento realizado a Mijail Gorbachov por George W.H. Diciendo este que: «La OTAN no se ampliaría hacia el este, en dirección a la antigua frontera soviética». Resulta que la casi totalidad de los ex países socialistas europeos han ingresado a la alianza occidental desde 1999 y en varios de ellos se han instalado bases militares del grupo. Por ello la respuesta de hoy día que tienen los Estados Unidos por parte de este Gigante de la Eurasia. Han sido mentiras tras mentiras y occidente siempre crédulo de las falsedades de sus gobernantes. Obama no te metas, el mundo quiere la paz. Continuemos…
La facinerosa (cruel) maniobra de bombardeos de la OTAN contra las urbes e infraestructura civil de la vieja Yugoslavia (1999), llevada al extremo y al margen totalmente de la legalidad internacional, pues no tuvo el consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU, fue una clara premisa de la deriva anti rusa contenida en el ADN de la OTAN, según la clara definición realizada por la diplomacia de Moscú después de la ridícula cumbre de la OTAN ejecutada en Reino Unido.
Mientras esta concluía entre agitados reclamos anti rusos, los nazis colocados por Washington en el gobierno de Kiev se veían obligados a aceptar plenamente el régimen de cese el fuego en el este de Ucrania propuesto por Moscú. No tenían otra opción; simplemente el ejército que habían proyectado en abril a lo que se llamó un movimiento antiterrorista, fortalecido por los neo nazis del Sector Derecho y los mercenarios congregados en la Guardia Nacional, había sido puesto de rodillas por los intrépidos golpes y estratagemas de las autodefensas de las repúblicas íntegras de Donetsk y Lugansk, proclamadas y refrendadas en plebiscito por la gran mayoría de sus originarios.
Este antiterrorismo se debió a una cobarde guerra contra la población civil de la región, cuyas ciudades fueron bombardeadas por aire y tierra durante semanas, mientras los perversos del Sector Derecho asesinaban prisioneros y ni siquiera daban digna sepultura a sus muertos. Esta podrida, admiradora del criminal de guerra nazi y asesino de judíos y campesinos polacos Stepan Bandera, es la que Estados Unidos y sus socios europeos están alebrestando y tratando como heroicos combatientes por la libertad. Otro Estado Islámico pero derrotado oprobiosamente al nacer. Rusia tuvo que imponer la llegada de la ayuda humanitaria a la zona por la renuencia criminal de Kiev a que le fuera proporcionada a una población que no tenía ni agua que tomar desde hacía semanas.
Si los militares rusos dieron algún apoyo o sugerencia a las autodefensas, estaban en todo su derecho, como antes en la recuperación de Crimea, aunque nadie ha podido presentar prueba alguna de ello. Lo que sí está muy claro es que los agitadores y actores del golpe en Kiev han estado influyendo hacia una guerra nuclear, pues un enfrentamiento bélico de Moscú y Washington no puede concluir de otro modo.