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Europa no se pone de acuerdo en cómo afrontar la crisis bancaria

Fuentes: El Periódico

Las instituciones de la UE, contrarias a la idea francesa de crear un fondo común de rescate. Solbes exhibe su «irritación» con Irlanda por la medida que garantiza el 100% de los depósitos.

La iniciativa francesa de proponer un fondo europeo común, semejante al plan americano de Bush, para apoyar a la banca en apuros ha desatado enfrentamientos directos e indirectos entre los distintos gobiernos de la UE. Mientras, el Banco Central Europeo aplazó ayer una bajada de los tipos de interés y las bolsas mostraron, de nuevo, su extrema sensibilidad a la incertidumbre. Por si fuera poco marasmo en plena crisis, varios países han comenzado a aplicar soluciones particulares.

Tras esas disensiones asoma el indiscutible afán de protagonismo del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que trata de aprovechar que ejerce la presidencia comunitaria de turno para erigirse en líder de la solución de la crisis y «refundar el capitalismo», como él mismo ha proclamado en las últimas horas, informa desde París José A. Sorolla.

Francia defiende la necesidad de crear un instrumento común, una idea que apoya Holanda, aunque ambos países se han esforzado en matizar, o incluso negar, en las últimas horas. En el otro lado, un grupo de naciones, entre ellas España, Alemania y Gran Bretaña son partidarias de individualizar las soluciones.

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, no quiso entrar en la polémica cuando fue interrogado sobre los planes de Sarkozy, pero dejó clara la escasa simpatía con que Bruselas observa esos movimientos. «No opino sobre lo que no existe», zanjó lacónico.

El presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, fue mucho más explícito en su oposición al plan. «No corresponde a la estructura política de Europa», dijo Juncker, quien añadió que la UE no necesita un plan de rescate bancario semejante al que se tramita en Estados Unidos, porque el sistema financiero europeo, pese a sus dificultades puntuales en el Benelux y Gran Bretaña, es «más estable» que el norteamericano. «No veo la necesidad de que tengamos este tipo de plan en Europa», añadió.

Frente al modelo estadounidense, la Unión Europea se orienta hacia una mayor coordinación de las actuaciones nacionales y un reforzamiento de las normativas financieras, informa Eliseo Oliveras.

En el mismo bloque contrario se ubicó el ministro español de Economía, Pedro Solbes, partidario de soluciones «nacionales», respetuosas con los principios europeos de «no discriminación y no ayudas de Estado y compatibles con el Plan de Estabilidad y Crecimiento».

Minicumbre en París

Además, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha expresado su malestar por la intención de Sarkozy de abordar soluciones europeas a la crisis en una reunión restringida, mañana, en París, a la que solo asistirán los mandatarios de Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia (los cuatro europeos del G-8), junto a Juncker y Trichet.

Salvo Italia, todos los invitados a esta reunión se alinean frente a la propuesta estrella del anfitrión francés. En contra de la iniciativa se pronunció claramente el primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, quien abogó por soluciones nacionales, aunque debe haber una «coordinación internacional».

Dos de los países que han debido socorrer a sus instituciones financieras (Fortis y Dexia) expresaron pequeñas diferencias sobre cuál debía ser la solución. En Bélgica, su ministro de Finanzas, Didier Reynders, abogó por reforzar los actuales mecanismos de control, aunque reconoció las dificultades que existen para alcanzar un consenso europeo.

El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, desmintió que defendiera crear «un fondo europeo» y explicó que la propuesta es que los países de la UE se pongan de acuerdo para que cada uno de ellos constituya un fondo con alrededor del 3% de su producto interior bruto, por si alguna entidad nacional incurre en dificultades graves. «Hay que encontrar una estrategia común sobre la base de las responsabilidades nacionales», argumentó Balkenende.

De momento, cada gobierno europeo actúa de forma unilateral y autónoma ante la crisis según sus necesidades nacionales, aunque se haya producido una mínima coordinación entre Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo para evitar el hundimiento de Dexia y Fortis.
La decisión de Irlanda de garantizar la totalidad de los depósitos bancarios de las seis mayores entidades el país está despertando recelos, en especial en Gran Bretaña, que teme un traslado masivo de fondos. El ministro español, Pedro Solbes, en su calidad de excomisario europeo de Economía, expresó ayer su «irritación» por esta iniciativa unilateral de Irlanda que, en su opinión, puede contravenir los principios comunitarios «contra la discriminación y ayudas de Estado».

La Comisión Europea indicó que esperará a conocer los detalles de la decisión irlandesa para pronunciarse sobre su compatibilidad con el derecho europeo, aunque es muy difícil que se atreva a cuestionar la medida. La legislación europea permite a cada país fijar una garantía de los depósitos mucho más elevada que el mínimo de 20.000 euros establecido a nivel de la UE. De momento, Grecia ha decidido imitar a Irlanda y anunció una garantía para la totalidad de los depósitos.