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Francia y la discriminación legalizada

Fuentes: Rebelión

El 13 de noviembre de 2015 la capital francesa sufrió los ataques más sangrientos, teniendo como único precedente la toma de Paris durante la segunda guerra mundial. Las acciones, reivindicadas por el grupo Estado Islámico, dejaron un resultado de ciento treinta muertos según cifras oficiales. Los ataques coordinados por ‘los ocho hermanos del yihad’ se […]

El 13 de noviembre de 2015 la capital francesa sufrió los ataques más sangrientos, teniendo como único precedente la toma de Paris durante la segunda guerra mundial. Las acciones, reivindicadas por el grupo Estado Islámico, dejaron un resultado de ciento treinta muertos según cifras oficiales. Los ataques coordinados por ‘los ocho hermanos del yihad’ se distribuyeron en 6 grupos, llamando la atención la sala de conciertos Bataclan donde hubo más cantidad de muertos y se vivieron los momentos más tensos con la posterior toma de rehenes. También llamó la atención las detonaciones de explosivos cerca del Stade de France. El entonces presidente François Hollande se encontraba en el recinto donde se jugaba el partido amistoso entre Francia y Alemania, irónicamente los dos países que más han endurecido sus políticas de migración y la recepción de refugiados de Medio Oriente. Apenas a los quince minutos de iniciado el encuentro se oyó la primera detonación, el presidente, que se encontraba en los palcos con una amplia comitiva como en una reunión amena con amigos, fue desalojado breves minutos después, antes de la segunda detonación Enterado de los sucesos no perdió tiempo y recorrió las butacas del coliseo con un semblante ríspido pero sin mucha idea de lo que estaría por venir. El partido concluyó con la victoria francesa y con el pánico de miles de personas que estaban por enterarse de lo acontecido.

En las primeras horas del 14 de noviembre Hollande daría un mensaje donde aseguraba se buscaría justicia para Francia y eliminar el terrorismo, así como se decretaba el estado de excepción o emergencia. Las acciones no se hicieron esperar y en uno de los mayores bombardeos en Siria, los aviones de combate galos dejaron caer en Raqqa alrededor de una veintena de bombas. Esta ciudad fue proclamada la capital del grupo Estado Islámico, sin embargo la existencia de civiles que no habían logrado movilizarse era indudable. En una nota, el diario español El Mundo recoge lo siguiente «De acuerdo con datos que publicó el tres de agosto la agencia Associated Press, recabados por un organismo independiente llamado Airwars, 459 civiles habían muerto entonces en bombardeos de la coalición anti IS en Irak y Siria.» En esta coalición estaba integrada Francia y era liderada desde Washington.

Mes y medio antes de los ataques de noviembre, Francia había atacado posiciones importantes para ISIS «en el pueblo de Al Yala (este) de la ciudad de Deir al Zur, donde los radicales tienen un campo de entrenamiento», según informo Tele sur y donde las principales víctimas fueron los llamados «cachorros del califato», niños entrenados para dar su vida por la organización.

Los ataques posteriores en Niza donde fallecieron 85 personas reforzaron la idea de blindar y tener controles estrictos para las mezquitas en Francia y la comunidad musulmana. Además de esto, los ataques bélicos fueron devastadores, el representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, anunció que los ataques franceses a la ciudad de Tokhar, Manbij, al norte de Siria, perjudicaron solo a la población civil: «los terroristas abandonaron la aldea poco antes del ataque aéreo cuando se enteraron que Francois Hollande había prometido vengarse», informa Tele sur. 164 civiles muertos fue el resultado del ataque.

Macron y dos años de un estado en emergencia

Los más de cinco atentados ocurridos en Francia y catalogados como terrorismo en los dos años que se mantuvo el estado de excepción, sirvieron para que las semillas de islamofobia y neofascistas se propagaran con rapidez, la fuerza que tomaron los partidos de derecha fue impresionante y después de la decisión de Hollande de no ir por la reelección, la propaganda de estos fue de gran atractivo para las comunidades más conservadoras,. Recordemos la gran fuerza con la que llegó Marine Le Pen, la candidata de ultra-derecha a las elecciones y que estuvo a menos de tres puntos porcentuales de Macron. Y si bien la ultra-derecha francesa no consiguió el poder, si se mantuvo del lado de la comunidad conservadora.

En los primeros meses de su mandato, Macron mantuvo una actitud solidaria con las comunidades que migraban de Medio Oriente y el norte de África. Sin embargo, esta actitud disminuyó con las demandas del sector conservador francés de ser más estricto en cuanto al número y las formas de otorgar el estatus de refugiado. Aunado a lo rápido que crecieron sus números en desaprobación.

La aprobación en la Asamblea Nacional, así como en el Senado donde Macron goza de una amplia mayoría, de la «ley para reforzar la seguridad interior y la lucha contra el terrorismo», como oficialmente se llama, surge de la necesidad del estado de tener las mismas facilidades para incidir en la vida de la comunidad musulmana.

Los puntos que causan alarma entre los grupos y activistas de derechos humanos son «la competencia que se otorga a los prefectos, que son los representantes del Estado en los territorios, de establecer perímetros de protección en lugares de concentración ciudadana», lo que implica la violación al libre tránsito y la presencia de comandos fuertemente armados en centros de gran conglomeración. «Los prefectos también podrán ordenar sin orden judicial -aunque un magistrado administrativo deberá vigilar el procedimiento- el cierre de lugares de culto que se consideren incitan al odio, a perpetrar actos violentos o que hagan apología del terrorismo», lo que implicaría la infiltración en comunidades musulmanas así como no se aclara los parámetros con los que serán calificados de tal o cual forma, así como también «la nueva ley también sigue permitiendo restringir los movimientos de sospechosos de poder cometer un acto terrorista», todo esto tomado de El Mundo.

«Las modificaciones no han acabado con la inquietud de organizaciones de derechos humanos que temen que esta nueva ley limite las libertades y no respete la presunción de inocencia ni la vida privada», destaca Tele sur, ya que si bien a la letra no muestra su hostilidad en la práctica será una cosa distinta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.