En Panamá la pobreza, la falta de empleo y la desigualdad social han hecho que la inflación en la comida, junto con el alza de los combustibles, hayan creado el caldo de cultivo para esta explosión social.
-Estamos en comunicación con Olmedo Beluche en Panamá. Buenas tardes, Olmedo.
-Buenas tardes, Mario, para ti y tu audiencia.
-Bien, finalmente se ha producido un estallido social en tu país, de esta manera se incorpora a una sucesión de levantamientos populares en los últimos tiempos a lo largo de nuestra América Latina. Quisiera que compartieras con nuestros oyentes los motivos, las características y los actores sociales que están participando y cuál es el momento actual.
-A partir de la primera semana de julio estalló una olla de presión que venía acumulándose desde hace décadas debido al modelo económico y político capitalista dependiente de nuestro país, en donde gracias al neoliberalismo, desde hace tiempo ya, parte de la fuerza de trabajo está en la precariedad y más del 40% en la informalidad.
Esto se hizo peor a partir de la pandemia cuando la economía se paralizó. El sector de la clase obrera que trabaja en el sector privado, ⅔ perdieron su puesto de trabajo directamente y de hecho cayeron en una situación de miseria donde solo se sostienen con un bono que da el gobierno de 120 USD para una familia, en un marco en el que la canasta básica está en unos 300 USD. Esa es parte del acumulado de la situación que hay.
Ahora ha reventado por los aumentos de los precios de los combustibles, que a su vez ha repercutido en un aumento de la canasta básica de los alimentos y ha llevado a la gente a decir que no aguantan más y salir a la calle. Aunque Panamá no es un país como la Argentina, donde la inflación es de varios dígitos, acá la inflación no llega al 10%, sin embargo, el acumulado de pobreza, de falta de empleo, de desigualdad social y de salarios precarios ha hecho que la inflación que hay de la comida, junto con las alzas indiscriminadas de los combustibles hayan creado el caldo de cultivo para esta explosión social.
Ya desde los primeros meses de este año empezó a expresarse con diversas movilizaciones, con el surgimiento de una alianza sindical importante, que no existía, en el mes de mayo y que fue la primera que empezó a convocar.
En julio los docentes a nivel nacional salen a la calle, hay represión de la policía, esto indigna más a la gente y ellos decretan una huelga nacional. A partir de eso se lanzan en todas las comunidades de las provincias a lo largo de la Panamericana a hacer bloqueos de calles, las comunidades dirigidas por los docentes. Los pueblos originarios, que viven cerca de la carretera, también hicieron sus bloqueos. Eso se ha combinado con movilizaciones y paros que ya llevan más de dos semanas.
Hay una situación bastante complicada en este momento porque el Gobierno intentó montar un diálogo con los huelguistas, pero, por un lado, intentó dividir el movimiento y, por el otro, centrarlo solamente en un congelamiento de precios de la gasolina y de esta forma olvidarse de las otras dos demandas claves que eran congelar la canasta básica alimenticia y el precio de los medicamentos que en Panamá son bastante caros. Entonces, esto es lo que se ha expresado, el hecho de que la gente masivamente se haya lanzado a la calle en todos lados encabezada por los gremios docentes.
-Olmedo, vos hablabas de la inflación. Decías ‘no es una inflación de varios dígitos como la que hay en la Argentina’, pero es una inflación en dólares.
-Si, así es.
-Ya que la moneda que rige en Panamá es el dólar estadounidense. Quisiera preguntarte cómo influye esa situación monetaria.
-Bueno, Panamá es un país bastante colonizado por los norteamericanos a pesar de que desde 1903 se han dado movilizaciones para expulsarlos de la Zona del Canal, lo cual se logró a principios de este siglo. A nivel económico la economía sigue dolarizada. De hecho, podemos decir que hay dos Panamá. Un Panamá que es el paraíso de los neoliberales, que vive del comercio, de la banca que acepta depósitos y cuentas secretas, de los bufetes de abogados que crean empresas de maletín y cuyo sistema se vio claramente en el escándalo de los ‘Panama papers’. Ahí salió y hubo otro escándalo el año pasado de otro bufete de abogados que sirven para cubrir la fuga de capitales de muchos países. Entonces, ese Panamá que uno ve desde la avenida Costanera pareciera que es boyante y muestra cifras económicas muy buenas, pero detrás de eso están los barrios populares con su miseria y su desempleo y que, sobre todo, afecta a la juventud panameña.
Por eso si uno ve la inflación interanual de junio a junio fue de 5.2%, pero en dólares y en el marco de que a la gente le cuesta mucho completar la canasta básica porque no tienen empleo y los salarios son muy bajos. Ya te digo que mucha gente vive del ‘bono solidario’, como lo ha llamado el Gobierno, que es de 120 USD que es para sostener a una familia cuando la canasta básica está por lo menos al doble.
-Quiero aclararles a nuestros oyentes que Panamá es el país más desigual de América Latina después de Colombia. Lo digo para ilustrar un poco más la situación. ¿Cuál es la perspectiva? ¿Cómo ves vos, como dirigente político, como dirigente sindical, que continúa este conflicto?
-El conflicto nació un poco dividido, como es la regla de las organizaciones sindicales y populares en nuestro país lamentablemente, en dos alianzas. Una se llama ‘Alianza Popular por la Vida’ y la otra ‘Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo’. El Gobierno intentó negociar con una de ellas, incluso uno de los dirigentes llegó a firmar algún acuerdo que fue repudiado después por los demás. Esto ha servido para algo positivo que es a partir de esa situación ha habido un acuerdo entre los dos sectores al que se han sumado los dirigentes del sector indígena para exigir una sola negociación con todos.
El problema es que el Gobierno intenta con pequeñas trampas resolver las situaciones y hoy (19/7) intentó abrir a la fuerza a la ciudad de Santiago de Veraguas, que es el corazón de la huelga. Fue un puente que está bloqueado por la comunidad y entonces la represión lo que hace es dificultar la posibilidad de una negociación. Sin embargo, en términos generales a la larga es muy probable que el Gobierno, que ya cedió en la demanda del precio de la gasolina que había subido a casi 5 USD el galón…
-¿Son más o menos 4 litros?
-Sí, son 3,78 litros. La huelga exigía que bajara el precio a 3 USD, como estaba antes de este proceso inflacionario. El presidente Cortizo metió la pata la semana pasada porque sin negociación metió 3.95 USD y la gente lo rechazó. En el marco de un supuesto acuerdo el domingo lo bajaron a 3.25 USD. El Gobierno puede hacer eso porque en última instancia puede subsidiar a las petroleras, a los monopolios pagándoles la diferencia. Le venden a la gente a este precio de 3.25 USD, pero el Gobierno, por otro lado, va a pagar la diferencia que hay con el valor comercial. Así que es una conquista posible.
Lo de la canasta básica es decretar el congelamiento de 50 productos, que no son los que la gente necesariamente más consume, pero todavía está pendiente la negociación al igual que lo de las medicinas.
Lo que nosotros decimos como Polo Ciudadano es que los problemas generales son de tipo estructural. El problema de una estructura económica hecha para los servicios, donde se exoneran de impuestos a los principales negocios del país, a los que están vinculados con el Canal de Panamá, con los puertos y los servicios marítimos y el Centro Financiero Internacional. Todos están exonerados o se les permite la evasión fiscal de manera descarada.
Un economista ha estimado que Panamá ha perdido en los últimos 10 años cerca de 46.000 millones USD en evasión fiscal sin considerar los que están legalmente exonerados que son un sector bastante importante. Se cree que en este momento la evasión fiscal después de la pandemia anda en 6.000 millones USD anuales. De manera que esos dos países de los que estábamos hablando, mientras la burguesía exige como salida de la crisis acabar con la corrupción imponiendo austeridad y que se despida parte de la planilla del sector público, los sectores populares decimos lo contrario.
Despedir empleados públicos es aumentar y agravar el problema. Lo que hay que exigir es que los ricos paguen impuestos, una reforma progresiva para que dejen de estar exonerados y una persecución dura contra la evasión fiscal.
De hecho, hay una lucha de clases fiscal sobre quién debe pagar la crisis. Por supuesto que la burguesía plantea, y el Gobierno le está haciendo caso, ir por el lado de la austeridad con lo cual la situación tiende a agravarse, aunque ahora bajen el precio de la gasolina.
Daniel Ortega se ha convertido en una especie de Anastasio Somoza del siglo XXI
-Olmedo, quería aprovechar, hoy 19 de julio se cumplen 43 años de la entrada triunfal en Managua del sandinismo tras la caída del dictador Anastasio Somoza. Me gustaría escuchar una reflexión de tu parte acerca de este hecho.
-Es lamentable esta conmemoración en la medida en que Daniel Ortega ha escupido sobre lo que ha sido la lucha que llevó al triunfo a esa revolución. No solamente ha degenerado todo el proceso revolucionario de aquella generación que luchó por la democracia y los Derechos Humanos, sino que se ha convertido a su vez en una especie de Anastasio Somoza del siglo XXI.
Hoy en día las cárceles de Nicaragua están llenas, sobre todo de compañeros y compañeras como la Comandante Ana María Téllez que fueron dirigentes revolucionarios de aquella época, incluso que el propio Daniel Ortega les debe su libertad porque ellos con su lucha lograron que saliera de la cárcel. La revolución sandinista decían algunos en la década del 80-90 que se había congelado. Lamentablemente, yo ahora diría que ha retrocedido y se ha convertido en lo contrario que supuestamente debió ser. Sin embargo, la juventud de Nicaragua sigue en la lucha.
Lamentablemente, la represión del 2018 se ha saldado no solamente con 300 muertos sino también con decena de miles de jóvenes que han tenido que huir del país y exiliarse en países vecinos, sobre todo Costa Rica, pero se mantiene la resistencia.
Tarde o temprano habrá que repetir una nueva revolución sandinista que recupere las libertades democráticas, los Derechos Humanos como cosa fundamental en Nicaragua que ha sido pisoteada por el señor Daniel Ortega. Ha pisoteado todas las banderas y ensuciado la bandera del sandinismo. En ese momento la juventud de América Latina acompañó y celebró aquella revolución.
Hay gente de la Izquierda que cree porque no es un gobierno directamente controlado por EE UU, por la ultraderecha, ya es revolucionario y hoy ni se tendría que hacer una crítica a los métodos y a las cosas que se están haciendo en la dictadura de Ortega y Murillo, porque también la señora tiene mucha responsabilidad en lo que está pasando.
-Olmedo, ¿querés agregar algo más?
-Vamos a ver cómo se resuelven estos acontecimientos en Panamá. Sea como sea esperamos que la dirigencia sindical logre madurar no solamente la lucha reivindicativa, sino también un proyecto político que plantee un país alternativo.
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