Tampoco el 13 de octubre será la fecha en la que se apruebe la entrega a Grecia de los 8.000 millones correspondientes al sexto tramo del primer rescate. El Eurogrupo no abrirá la bolsa hasta que analice el informe de los inspectores de la troika desplazados a Atenas. El Gobierno griego asegura ahora que tiene liquidez hasta mediados de noviembre, pero advierte de que pese a los draconianos recortes no podrá rebajar el déficit hasta el anunciado 8,5%.
El Gobierno griego aseguró ayer que podrá aguantar hasta mediados de noviembre sin recibir los 8.000 millones de euros del sexto tramo del primer rescate. Tras varias semanas advirtiendo de que sin esos fondos no podría abonar los sueldos y las pensiones de octubre, el Ejecutivo heleno ha tenido que asumir que sus llamamientos no han ablandado la rígida postura de sus acreedores.
Éstos no están dispuestos a aflojar su puño de hierro hasta que no analicen el informe de los inspectores de la troika -UE, FMI y BCE- desplazados hasta Atenas. En principio, estaba previsto que el Eurogrupo -la reunión de ministros de Finanzas de la zona del euro- diera luz verde al paquete económico en una cita fijada para el 13 de octubre. «Lo más probable es que el informe de la troika no esté listo hasta el 13 de octubre», explicó al término del encuentro celebrado el lunes en Luxemburgo el presidente de esta entidad, Jean-Claude Juncker, ante lo cual decidió cancelar la reunión anunciada para el jueves de la semana que viene.
De retorno a su país, el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, declaró en rueda de prensa que Grecia no tiene «ningún problema (de liquidez) hasta mitad de noviembre».
La duda es si fue antes el huevo o la gallina, si Grecia afirma que tiene fondos hasta noviembre porque le han dicho que no habrá nada antes de esa fecha y no quiere asustar más a los mercados; o si los acreedores han pospuesto el plazo hasta el próximo mes porque realmente Grecia puede aguantar el tirón.
En esta partida de póker, Venizelos volteó otra carta al advertir de que «podemos tener problemas para alcanzar el objetivo de cerrar el déficit en el 8,5% de PIB este año», dejando la puerta abierta a que «se aumente incluso al 9%».
Las previsiones oficiales del Gobierno griego al respecto han caducado en un plazo inferior a las 48 horas, ya que el pasado domingo indicó que su última revisión fijaba un déficit del 8,5%. Con anterioridad, el acuerdo con los acreedores estipulaba un porcentaje del 7,6%.
Problema de credibilidad
El ministro declaró que «está en nuestras manos, del Estado y de los ciudadanos, alcanzar ese objetivo», del 8,5%, y apostilló que «incluso, si algo no funciona, el agujero está previsto que pueda ser cubierto en 2012».
Con este baile de cifras, uno de los principales problemas de Grecia es su falta de credibilidad, cuestión reconocida por el propio Venizelos: «El asunto principal no es contar con el sexto tramo, sino convencer a los mercados de que tenemos un plan para el desarrollo sostenible del país», declaró.
En ese intento, aseveró taxativo que «Grecia es y continuará siendo siempre un miembro de la zona del euro» y que no se plantea «ninguna conversación sobre una suspensión de pagos». Descartó además que se estén estudiando nuevas medidas de austeridad más allá de las anunciadas el pasado domingo por valor de 7.110 millones y que contemplan la eliminación de decenas de miles de empleos públicos y diferentes medidas para incrementar la presión fiscal.
El vicepresidente del Gobierno, Teodoros Pangalos, reconocía ayer en una entrevista al canal Skai que «se ha acabado la capacidad de los griegos de pagar más impuestos».
El desempleo subirá al 16,4% en 2012, según el borrador de los Presupuestos Generales de 2012, debido a la contracción de la economía de previsiblemente un 5,5% del PIB en este año y de un 2,5% el próximo.
El clima social es de máxima tensión. El sindicato de funcionarios públicos ADEDY ocupó los ministerios de Agricultura, Sanidad, Finanzas, Cultura y Justicia, mientras que estudiantes entraron en el Ministerio de Enseñanza para protestar contra las reformas educativas. Venizelos tuvo que trasladar su comparecencia a otro edificio.
Ya se han desmantelado 170.000 empleos públicos, mediante jubilaciones anticipadas y otras medidas, y está aprobada la eliminación de otros 150.000 puestos de funcionarios hasta 2015. La suma, 320.000, es superior a un tercio de los 900.000 empleos que había antes de la crisis.
Los sindicatos mayoritarios, ADEDY en el sector público y GSEE en el sector privado, han convocado para hoy una huelga general de 24 horas que amenaza con paralizar el país. Por ejemplo, está confirmado que no operarán vuelos comerciales entre la pasada medianoche y la próxima. «El espacio aéreo se mantendrá abierto sólo a vuelos de emergencia y médicos», explicó un portavoz del aeropuerto de Atenas.
Avances y flecos por cerrar
La reunión del lunes del Eurogrupo sí avanzó en otros aspectos como las garantías que exigía Finlandia a Atenas a cambio de su contribución al segundo plan de rescate. Hubo un acuerdo que estará disponible para los 17 países de la zona del euro, si bien impone tantas condiciones que ningún otro Estado pedirá avales, según auguró Jean-Claude Juncker.
Queda por cerrar la participación del sector privado en ese segundo rescate. Algunos analistas consideran que existe la posibilidad de que los bancos tengan que asumir una quita en los bonos helenos que tienen en cartera mayor a la del 21% acordada inicialmente. La ministra española de Economía, Elena Salgado, se apresuró a negar esta opción.
El banco franco-belga Dexia se hunde por su exposición a la deuda helena
El banco franco-belga Dexia, acuciado por su exposición a la deuda griega, se encuentra al borde de tener que ser rescatado por las instituciones públicas, pese a haber aprobado con buena nota los tests de resistencia a la banca publicadas en julio. En este ejercicio de evaluación, Dexia obtuvo una de las mejores calificaciones entre los noventa bancos analizados.
Sólo un mes después, sin embargo, anunció unas pérdidas de 4.000 millones de euros durante el segundo trimestre, las más elevadas de su historia. Una de las causas de los problemas es que, en el momento de realizar las pruebas de resistencia, la Autoridad Bancaria Europea no tuvo en cuenta que algunos países podían declarar la suspensión de pagos, parcial o total, un hecho que afectaría a las entidades con mayor exposición a los mercados de deuda soberana.
Esto ocurrió cuando el 21 de julio los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona aprobaron el segundo rescate griego, que incluía una reestructuración de la deuda equivalente a una quita del 21% de la deuda helena en manos de algunos bancos. Según las pruebas de resistencia, Dexia tiene una exposición bruta a la deuda griega de unos 3.462 millones de euros.
La agencia estadounidense de calificación Fitch rebajó el lunes la nota de la deuda del banco, mientras que otra de las tres grandes agencias, Moody’s, amenazó con hacer lo mismo, lo que provocó un desplome del 10,16% de las acciones de Dexia en la bolsa de Bruselas. Ayer la caída fue de otro 22,46%.
Los gobiernos francés y belga se comprometieron a hacer todo lo posible para evitar el colapso de la entidad. Un nuevo rescate sería ya la segunda intervención del sector público en Dexia tras la que tuvo lugar en setiembre 2008, en este caso a causa de la crisis de las hipotecas subprime en EEUU. Entonces, los Gobiernos francés, belga y luxemburgués inyectaron 6.376 millones de euros para evitar su colapso.
La solución, según algunos medios, pasará por la creación de un banco «malo» y otro «bueno», colocando en el primero, que contaría con el aval de los gobiernos de París y Bruselas, todos los activos problemáticos, mientras que los activos saneados se venderían a final de año para conseguir capital.
Los bancos centrales de ambos estados se apresuraron a emitir una nota declarando su «respaldo pleno» a Dexia y asegurando que «no hay razón para que los clientes retiren su dinero», porque sus ahorros están «perfectamente asegurados». Según diferentes analistas, Dexia podría ser, si no se inyecta más capital a los bancos, la primera de una larga lista de entidades que se verían arrastradas por la quita de la deuda griega. Por no hablar de lo que sucederá si llega la quiebra. I.I.