La victoria de Inuit Ataqatigiit (IA), partido de izquierda independentista, en las elecciones del pasado martes en Groenlandia supone otro paso en la dirección en que los inuit de aquella isla parecen decididos a continuar. Tras 30 años con un régimen autonómico que el partido hasta ahora gobernante negoció con Dinamarca y que no respondía […]
La victoria de Inuit Ataqatigiit (IA), partido de izquierda independentista, en las elecciones del pasado martes en Groenlandia supone otro paso en la dirección en que los inuit de aquella isla parecen decididos a continuar. Tras 30 años con un régimen autonómico que el partido hasta ahora gobernante negoció con Dinamarca y que no respondía a las aspiraciones populares, el pasado noviembre aprobaron en referéndum una reforma estatutaria que, además de ampliar sustancialmente las competencias del Gobierno de Nuuk, reconocía el derecho de autodeterminación de los habitantes de la isla. El día 21 de junio entrará en vigor el nuevo estatuto y serán los independentistas de izquierda los encargados de su gestión.
La victoria de IA ha de entenderse en un doble sentido. En el ya mencionado de una apuesta del pueblo inuit de Groenlandia por la independencia, por lo que el nuevo gobierno se ha de enfrentar al reto de demostrar la viabilidad económica de una Groenlandia independiente, algo que hoy día parece más factible no sólo por disponer del control de los recursos del subsuelo, sino también por el mejor acceso a los mismos debido al debilitamiento de la capa de hielo. Pero también parece clara la voluntad de cambio en el aspecto social en una sociedad que padece una gran desigualdad económica, graves deficiencias en los servicios sanitarios y educativos, en la protección de menores o en la lucha contra la violencia sexista. Ello explica la clara victoria de la izquierda inuit, y ése será su otro gran reto.
Parece clara, pues, la oportunidad de dar nuevos pasos hacia la independencia de Groenlandia, como parece clara la voluntad de cambio social de sus habitantes. A buen seguro, no será un camino exento de dificultades. En cualquier caso, cabe felicitarse porque el pueblo inuit pueda decidir su futuro sin impedimentos externos, algo no habitual, si bien debería serlo. Claro que el estado al que actualmente pertenecen los inuit no prohíbe la materialización de una opción que en Groenlandia, y no sólo en Groenlandia, es mayoritaria.
http://www.gara.net/paperezkoa/20090604/140513/es/Groenlandia-avanza-hacia-independencia