Los ciudadanos groenlandeses acuden hoy a las urnas para votar una ampliación de su Estatuto de Autonomía, que abre la vía de la independencia de Dinamarca, Estado integrado en la UE, si así lo deciden en referéndum. Se trata de un paso más en la recuperación de la soberanía de los groenlandeses, que comenzó con el primer Estatuto de Autonomía, aprobado en 1979
Los ciudadanos de Groenlandia acudirán hoy a las urnas para refrendar el acuerdo suscrito con Dinamarca en julio que amplía notablemente las competencias de la considerada mayor isla del mundo y que abre la vía para la independencia total de este territorio si así se acepta en referéndum.
La importancia de este referéndum estriba, por tanto, en el hecho de que un Estado miembro de la UE, Dinamarca, reconoce el derecho de autodeterminación a un pueblo que coloniza y al que se le abren las puertas para acceder a la independencia total.
Un proceso similar se producirá en 2010 en las islas Feroe, el otro territorio que permanece bajo administración danesa y que se encuentra en un proceso de recuperación de su autogobierno.
Este proyecto es el resultado de los trabajos de una comisión mixta danesa-groenlandesa, que ha actualizado el Estatuto de Autonomía vigente desde 1979. Así, el Gobierno de Nuuk podrá gestionar sus recursos minerales y asume competencias en materias como Justicia, Policía y Administración Penitenciaria. Los groenlandeses, incluso, podrán decidir algunas cuestiones de política internacional. En cualquier caso, el mayor avance es la posibilidad de acceder a la independencia cuando el pueblo groenlandés así lo decida en referéndum.
Un reciente sondeo del Gobierno groenlandés estima que el 75% votará a favor del nuevo Estatuto. Las encuestas anteriores han marcado la misma tendencia.
El primer ministro de Groenlandia, Hans Enoksen, del partido socialdemócrata Siumut (Adelante), ha destacado que el referéndum de hoy «no es sobre la independencia», pero, a renglón seguido, ha señalado que espera que «Groenlandia sea independiente en doce años».
«El acuerdo sobre la autonomía ampliada constituye la única vía para avanzar», destacó Enoksen a la radio pública, recordando que «el pueblo groenlandés desea ser independiente desde hace muchos años».
En las últimas elecciones groenlandesas, celebradas en noviembre de 2005, el partido socialdemócrata de Enoksen (diez escaños de 31), favorable a la independencia, formó gobierno con la izquierda independentista Inuit Ataqatigiit (IA, Comunidad Inuit, siete escaños) y con el unionista liberal Atassut (Sentimiento de Comunidad, seis escaños).
Esta coalición estalló en mayo de 2007 por divergencias entre Siumut e IA. Actualmente, el Gobierno de Nuuk está formado por los socialdemócratas y los unionistas liberales. Sin embargo, han conseguido dar pasos hacia la independencia.
Al igual que las islas Feroe, Groenlandia tiene un Gobierno y Parlamento propios y dos representantes en la Cámara de Copenhague.
Pueblo inuit
El de hoy es un referéndum clave para el futuro de la isla, pero los groenlandeses están acostumbrados a acudir a las urnas para decidir su futuro. Así, en 1982 votaron abandonar la Comunidad Europea, en la que se integraron en 1972 debido a su vinculación con Dinamarca. Tras un periodo de transición, abandonaron la Comunidad Europea en 1985.
Paradójicamente, Groenlandia sigue siendo miembro de la OTAN.
Cultural y geográficamente, Groenlandia poco tiene que ver con la metrópoli danesa. Se trata de una isla alejada de Dinamarca y que, de hecho, geográficamente es Norteamérica y no Europa.
La mayoría de sus habitantes son inuit (el término «esquimal» tiene connotaciones despectivas), por lo que mantienen mayores relaciones con otros pueblos inuit de Canadá, Alaska y Siberia. Sin embargo, la colonización del Ártico por parte de Dinamarca, Canadá, EEUU y Rusia estableció fronteras artificiales entre pueblos que tradicionalmente se habían mantenido en estrecho contacto.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se reanudó el contacto entre los groenlandeses y los inuit de Canadá y en 1977 se estableció una organización que alberga a todos los pueblos inuit, la Conferencia Circumpolar Inuit (ICC). Esta organización se ocupa principalmente de temas culturales y ambientales y ha tenido un papel activo dentro del sistema de derechos humanos de la ONU.
Una de las cuestiones que más han contribuido a crear una identidad groenlandesa ha sido el mantenimiento del idioma autóctono, el kalaallisut, y su cultura frente a la lengua danesa. Alrededor del 95% de los nativos habla kalaallisut, mientras que son muy pocos los daneses que son capaces de expresarse en la lengua local.
Sin embargo, la lengua administrativa es el danés y para obtener un puesto de trabajo se suele demandar un conocimiento fluido de la lengua de la metrópoli.
Dependencia económica
La economía ha sido uno de lo mayores obstáculos para que la demanda de independencia haya avanzado más en Groenlandia. La mitad del presupuesto del Gobierno autonómico procede de los subsidios daneses. Aunque han permitido el establecimiento de una sociedad avanzada, estos subsidios también han traído dependencia y pasividad a la sociedad inuit.
A grandes rasgos, Groenlandia disfruta de un sistema social similar al danés, uno de los más avanzados de Europa, que incluye seguridad social, acceso gratuito al tratamiento médico, licencia por maternidad y un sistema público de jubilación. Sin embargo, existen graves problemas sociales, entre los que destaca el de la alta tasa de alcoholismo, que es fuente de muchos accidentes, violencia doméstica y suicidios.
Sin embargo, el cambio climático puede convertir a Groenlandia en una potencia en recursos minerales, ya que el debilitamiento de la capa de hielo en algunas zonas de la isla ha permitido que yacimientos de petróleo y cinc puedan resultar rentables. Todos estos recursos estarán gestionados por el Gobierno de Nuuk, lo que puede ser un factor determinante a la hora de incrementar los deseos de seguir cortando vínculos con Dinamarca.
Una de las actividades tradicionales de los groenlandeses es la caza de focas, que es base para la subsistencia de muchas familias. Su carne es un alimento importante en la dieta inuit y sus pieles se venden en el mercado internacional. Además, es uno de los rasgos de identidad groenlandeses.
Cuando Greenpeace comenzó sus protestas contra la caza de focas en Canadá, se desató también una campaña contra los cazadores groenlandeses, a pesar de que el sistema que utilizan es diferente. De hecho, algunos países prohibieron la importanción de pieles de focas groenlandesas, lo que supuso un impacto económico importante, provocando fuertes críticas por parte de los inuit, que denunciaban el eurocentrismo de estas posiciones y la falta de conocimiento de la vida en el Ártico que revelaban.