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«Grosse Koalition» prematura en Austria

Fuentes: Gara

Un año después de que la derecha y los socialdemócratas alemanes resolvieran el dilema electoral uniéndose en una Gran Coalición, Austria lleva camino de repetir el experimento. Lo único seguro es que el canciller saliente, el derechista Wolfgang Schüssel, será relevado por el socialdemócrata Alfred Gusenbauer. Lo demás está plagado de minas que pueden hacer […]

Un año después de que la derecha y los socialdemócratas alemanes resolvieran el dilema electoral uniéndose en una Gran Coalición, Austria lleva camino de repetir el experimento. Lo único seguro es que el canciller saliente, el derechista Wolfgang Schüssel, será relevado por el socialdemócrata Alfred Gusenbauer. Lo demás está plagado de minas que pueden hacer saltar las negociaciones.
Apartir del 11 de enero de 2007, la República de Austria será gobernada por una Grosse Koalition, formada por el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Popular Austríaco (ÖVP). Eso si las negociaciones, recién iniciadas culminan con éxito y si las cuatro reuniones aún pendientes no encallan.

Tanto el saliente canciller, Wolfgang Schüssel (ÖVP), como su designado sucesor, Alfred Gusenbauer (SPÖ), confirmaron la noticia.

El proyectado bipartito es un matrimonio de conveniencia y no una unión forjada por una voluntad política común. En ello se parece al Ejecutivo alemán, también formado por democristianos y socialdemócratas, pero el divorcio podría producirse antes en Viena que en Berlín: los puntos de discordia son mayores y más serios.

La debilidad del Gobierno austríaco es resultado de las elecciones legislativas del pasado 1 de octubre. De los comicios salió el SPÖ como primera fuerza política con el 35,3% de los votos, frente al 34,3% del ÖVP. Dos semanas después iniciaron las negociaciones. Los conservadores las interrumpieron a mediados de noviembre cuando los verdes, de forma ambigua, animaron al SPÖ a formar un gobierno minoritario. El ÖVP, a su vez, fracasó a la hora de conseguir el apoyo político del ultraderechista Partido Liberal de Austria, el FPÖ. Ante esta situación, y tras la intervención del presidente de la República, Heinz Fischer, los dos partidos mayoritarios volvieron a negociar.

Campo de minas

El único punto que, por el momento, les une es la reforma de la Administración pública: el Estado tiene que «adelgazar». Sin embargo, el camino al futuro Ejecutivo rojinegro está sembrado de minas. En primer lugar se hallan los conocidos puntos opuestos: tanto la reforma del sistema de educación como el pago semestral por los estudios universitarios separa al ÖVP del SPÖ. A ello se unen las diferencias en la política exterior y militar: los socialdemócratas quieren paralizar la compra de los aviones de combate Eurofighter, iniciada por el Gobierno saliente de Schüssel. Cara a los comicios del futuro, el SPÖ quiere que en adelante se pueda votar a partir de los 16 años, mientras que el ÖVP opta por el voto por correo. Además, ambos partidos se enfrentan por la aplicación o no del modelo neoliberal a la hora de garantizar unos ingresos mínimos pero fijos también para aquellos ciudadanos que no pueden trabajar.

Más allá de estos temas de política diaria, sobresalen sendas comisiones investigadoras del Parlamento austríaco sobre las cuales se enfrentan los futuros socios. El primero trata la quiebra del banco Bawag, propiedad de los sindicatos. El otro investiga las irregularidades que se produjeron en torno a la compra de los famosos cazas Eurofighter.

Lo único que los medios de comunicación aseguran saber a ciencia cierta es que el canciller saliente Schüssel no formará parte del planeado bipartito. Todo lo demás depende del futuro, que en Austria, por el color de los partidos políticos, podría ser finalmente de color rojinegro –