Guatemala es el país más rico de Centroamérica, con sus 68 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB) [1]. Muy por encima de países modernos como Costa Rica o Panamá (con un poco más de 50 mil millones de dólares de PIB). Sin embargo, es el país más desigual de toda la región, […]
Guatemala es el país más rico de Centroamérica, con sus 68 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB) [1]. Muy por encima de países modernos como Costa Rica o Panamá (con un poco más de 50 mil millones de dólares de PIB).
Sin embargo, es el país más desigual de toda la región, superado sólo por Honduras. Con cerca del 63% de su población en situación de pobreza (Honduras tiene el 68% de su población en pobreza). Mientras, más del 20% de su presupuesto general de la nación es desviado por actos de corrupción. [2]
Guatemala, en 2015, fue colocado en el imaginario mediático internacional como el «país arquetipo» en la lucha contra la corrupción, al «destituir/encarcelar» a su gobernante (Otto Pérez y Roxana Baldetti), por los delitos de corrupción y asociación ilícita (aún sin sentencia hasta la fecha).
El Gobierno norteamericano promovió dicha «hazaña» con la finalidad de posesionar su falsa «guerra contra la corrupción» en el imaginario latinoamericano como la panacea para los males bicentenarios. Pero, en la actualidad, la apabullante destrucción/ausencia de derechos en Guatemala, el descalabro generalizado del Estado aparente, y el total desgobierno, indican que esta guerra fue un teatro más, de esos juegos perversos gringos.
El teatro de la guerra anti corrupción, de Guatemala para Latinoamérica
Meses, después, aunque Guatemala seguía más corrupta que nunca, el Gobierno de los EEUU. promovió su estrategia de «guerra contra la corrupción» para destituir/encarcelar a incómodos gobernantes y ex gobernantes progresistas como Dilma, Cristina, Lula, Correa, etc. Pero, la táctica de fake news y lawfare no consiguieron todos sus objetivos.
Más aún, la «guerra anti corrupción», por su efecto búmeran, ahora, comienza a disparar contra el propio inquilino de la Casa Blanca. [3] Y, Donald Trump, ahora, mostró que ya no está entusiasmado con esta «su guerra». Eso se evidencia en el último boletín de la Embajada gringa en Guatemala respecto al desenlace político contra la lucha anticorrupción. [4]
Guatemala bajo la soberbia de la corrupción
Aprovechando este contexto de «desánimo» del Gobierno norteamericano, Jimmy Morales, Presidente de Guatemala, investigado por sus evidentes actos de corrupción, decidió oficialmente no renovar la permanencia de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG, entidad financiada, en buena medida, por los EEUU), cuyo convenio culmina en septiembre del 2019.
Además, en la actualidad, la permanencia en el cargo del Presidente Morales es examinada en el Congreso de la República por financiamiento electoral ilícito (el tercer intento de antejuicio). Su partido político también se encuentra investigado, a punto de ser disuelto por el Tribunal Supremo Electoral. En este contexto, Morales, respaldado por el Ejército y el empresariado, decidió golpear a la CICIG y la «lucha contra la corrupción»
Este desenlace de la corrupción, es una oportunidad para que Guatemala medite que cualquier «cooperación» gringa siempre será para distraerla y humillarla aún más. Un Imperio corrupto siempre corromperá y destruirá a sus colonias.
Es tiempo para que los sectores urbanos y clase media apueste por procesos de cambios estructurales profundos y duraderos. Las comunidades en resistencia, articulados en el Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), vienen impulsando el proceso Constituyente Plurinacional, en sus territorios y en las calles, sistemáticamente desde el año 2012. El sueño de estas comunidades en resistencia es crear el Estado Plurinacional, con autonomías territoriales, y nacionalizar todos las empresas y servicios privatizados durante el régimen neoliberal. [5]
La crisis de Guatemala no es sólo político. Es estatal. No es sólo de la administración pública. El país sobrevive en una anomia, y en un proceso vertiginoso de desintegración social violento. Se requiere concertar nuevos acuerdos mínimos que fundamenten y orienten el nuevo país que se sueña construir entre todas/os, con todas/os y para todas/os (pacto social plurinacional).
Notas:
[1] Véase, https://datos.bancomundial.
[2] Véase, https://www.americaeconomia.
[3] https://www.nytimes.com/es/
[4] Véase, https://gt.usembassy.gov/es/