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Entrevista a Mauro Vay, activista del Comité de Desarrollo Campesino encarcelado en Guatemala

Guatemala es un país donde las cárceles acrisolan la mística revolucionaria de sus profetas encarcelados

Fuentes: Rebelión

La historia guatemalteca recordará este período neoliberal, no sólo como una dolorosa época de despojo-expulsión, y disolución de los derechos humanos, sino también como una etapa de la criminalización más cruenta de la defensa de los derechos humanos y de la Madre Tierra. A las y los defensores de derechos, y a cuantos se atreven […]

La historia guatemalteca recordará este período neoliberal, no sólo como una dolorosa época de despojo-expulsión, y disolución de los derechos humanos, sino también como una etapa de la criminalización más cruenta de la defensa de los derechos humanos y de la Madre Tierra.

A las y los defensores de derechos, y a cuantos se atreven a despertar y a organizar a la población despojada, el Estado-empresa neoliberal los declara ipso facto «enemigos internos», los persigue y encarcela, si acaso no son asesinados selectivamente.

Hace más de 3 meses atrás, tres defensores de derechos del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), fueron secuestrados por agentes particulares de la empresa distribuidora de energía eléctrica ENERGUATE, e inmediatamente ligados a proceso penal (sin que existiera orden de detención). Uno de los secuestrados-encarcelados es Don Mauro Vay (MV), de 60 años de edad. Incansable defensor de derechos. Fundador y coordinador nacional de CODECA. Él, en la cárcel de Huehuetenango, nos concedió la siguiente aleccionadora e interpelante entrevista.

-O.I. ¿Quién es Mauro Vay?

-M.V. Soy campesino de la clase desposeída, dirigente consciente de la lucha revolucionaria. Vengo de una familia muy desposeída. Pero, en el transcurso de mi vida, he aprendido que no hay otro camino que hacer cambios. (…), persigo cambios y no me importa a cualquier costo.

-O.I. ¿Qué le motivó y motiva a gastar su vida en la lucha social?

-M.V. Al inicio, la pobreza, la experiencia de la vida en el campo. De cómo se manejaba la explotación, la discriminación. Esa es parte de una experiencia sufrida, por eso vi que era necesario luchar.

Por otro lado, la formación que recibí de un Jesuita, en los años 80, Padre Marcelo, de Bélgica. Con él aprendí lo que es el compromiso cristiano. Desde allí, yo me consagré. Antes, yo sentía que era necesario hacer algo contra las injusticias, pero me entretenía con la orientación religiosa anterior que nos decían que es pecado hacer algo, es pecado. Yo sentía esa lucha interna entre lo que yo miraba en la realidad y lo que me decían que era pecado hacer algo por cambiar las injusticias. Desde aquella formación con el Jesuita comprendí mi compromiso cristiano (…), buscar las transformaciones sociales con dignidad sin importar el costo. Desde allí, me formalicé en la lucha revolucionaria.

-O.I. ¿Qué le hizo perder el miedo a la cárcel, incluso a la muerte?

-M.V. Yo siento que es la convicción de luchar y el sentir cristiano de que uno tiene que dar la vida por los demás. Esto me hace convencer de que yo no estoy perdido. Tengo una base cristiana y tengo una base social donde aprendí, en el campo, el sufrimiento, la explotación. La fe cristiana me hace convencer de que yo puedo arriesgarme, pero que también tengo la capacidad de evadir cualquier poder que hay en la tierra con la ayuda de Dios.

-O.I. La mayoría de los ex guerrilleros se desmovilizaron y se acomodaron después de los Acuerdos de Paz. Don Mauro siguió en la lucha, ¿por qué?

-M.V. Cada guerrillero tuvo su formación desde la estructura en la que estuvo. La mayoría de los guerrilleros fueron formados desde el punto de vista materialista. Entonces, se manejó una situación de capacidad de conciencia militar, pero la conciencia a veces cambia cuando no hay una fortaleza espiritual en la persona.

Yo considero que eso, a muchos de los ex combatientes, lo desvaneció al cambiar de situación de vida. Pero, también hay muchos ex combatientes que espiritualmente se consagraron en el conocimiento y en la convicción, y, ahora, siguen en la lucha. En mi caso, mi convicción religiosa, mi experiencia de sufrimiento, la compresión y la fuerza espiritual que tengo me mantiene y mantendrá en la lucha.

-O.I. Ud. comenzó en la lucha social, luego transitó a la lucha militar, y finalmente se incorporó en la lucha sociopolítica, ¿por qué esos quiebres?

-M.V. Por eso. Dada la coyuntura he aprendido mucho. Yo empecé en lo religioso, luego en la lucha social campesina, luego en la lucha militar. Y, ahorita, que se firmó los Acuerdos de Paz, nunca desconocí del movimiento social, inmediatamente formé el movimiento social, y sé las estrategias del movimiento social, porque nací de ese movimiento social.

La lucha militar fue transitorio, y en el momento en que lo pidió la necesidad. A la firma de los Acuerdos de Paz era necesario, pues, la lucha social. Y lo hice, porque estoy formado. Tengo la capacidad política y militar.

-O.I. ¿Qué buscaban las guerrillas, y qué busca, ahora, CODECA?

-M.V. Cambiar el sistema. Estoy encarcelado por que el sistema capitalista neoliberal nos asume como enemigos a todos cuantos luchamos por los derechos. En la guerrilla aprendimos a identificar al enemigo. Sé que se cometieron muchos errores, pero aprendimos de esos errores. El hostigamiento militar nos distrajo del objetivo de la construcción del poder local. Ahora, vamos por la construcción del poder de abajo hacia arriba para hacer las transformaciones estructurales.

Con la guerrilla no logramos la expansión organizativa, ahora sí tenemos organización a nivel nacional. Con la guerrilla no hemos logrado el involucramiento de la clase media, con el movimiento sí lo estamos logrando.

-O.I. ¿Qué le motivó a organizar CODECA?

-M.V. La misma necesidad, el mismo proceso, la misma convicción revolucionaria, el mismo compromiso cristiano. Era necesario hacer algo. Yo no tenía contacto con ningún movimiento. Los movimientos en ese tiempo eran clandestinos. Por eso tuve que formar CODECA. Yo quise integrarme a los movimientos existentes, pero no tuve oportunidad. Yo busqué a los movimientos, pero no pude encontrar en ese tiempo. Por esa razón fui obligado a formar a CODECA. Aun estando CODECA, yo quise ser miembro de otro movimiento. Yo no quería encabezar. Yo quería empujar desde abajo y que otros encabezaran. Probamos en CUC (Comité de Unidad Campesina) y en CONAMPRO, pero los líderes eran demasiados celosos. No pudimos integrarnos. Por eso, a ley tuvimos que formar CODECA con otros compañeros y compañeras.

-O.I. ¿Cuáles son los impactos que deja con su lucha desde la organización?

-M.V. Ahorita, yo veo que ya hay mayor organización, con una definición ideológica cada vez más clara. En el país, hay y existió montón de organizaciones pero sin definición clara de lo que se quiere. Ahora, ya existe una definición clara con visión de país. CODECA plantea hacer las transformaciones estructurales en el Estado y en la sociedad.

Esta visión política, ideológica, de transformaciones estructurales con visión de país, no teníamos antes. Antes sólo estuvimos organizados por demandas sectoriales, y no con una visión de país.

-O.I. ¿Cómo hacer estas transformaciones estructurales en Guatemala?

-M.V. La base principal es la organización. Para promover la organización hay que utilizar varios argumentos, varias demandas que representen a todos los sectores del país. Nuestra demanda inicial fue el acceso a tierra. Luego, los derechos laborales y la recuperación de los bienes y servicios comunes privatizados. Ahora, las transformaciones estructurales del país.

Ahorita, yo estoy en la cárcel, pero la expansión organizativa ya está. Sabía que la lucha por la recuperación de la energía eléctrica era riesgoso, pero las circunstancias organizativas eran necesarias, y no me arrepiento. Las ideas y la lucha siguen, y eso me satisface.

La gente ya tiene información y formación. Ahora, si quienes están organizados siguen optando políticamente por la derecha, pues, por lo menos ya saben a qué se atienen.

Ahora, no podemos darnos el lujo de dividir a la izquierda. Debemos fortalecer a la izquierda.

-O.I. ¿Cómo cambiar la mentalidad de muchos dirigentes actuales de la izquierda política que no creen en la asamblea, desobedecen a las bases sociales, no creen en los movimientos sociales?

-M.V. Esos pensamientos radicales de algunos dirigentes de la izquierda van a ser transitorios. Por un lado, porque la población se está organizando y va asumiendo responsabilidad. Por el otro lado, que también ya están caducando. Ellos están caducando físicamente e ideológicamente. Queda el nuevo liderazgo. Yo confío en el nuevo liderazgo. No en ese liderazgo idiota que ha estado, y que simplemente se han sentido de nombre revolucionarios, pero más no de acción. Lo que estamos planteando y promoviendo es una revolución de acción. 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.