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¿Ha respondido el pueblo noruego al terrorismo con más democracia?

Fuentes: Rebelión

El 12/09/2011 fueron las elecciones municipales y regionales en Noruega, las cuales se han desarrollado a la sombra de uno de los acontecimientos más trágicos de su historia. Los atentados terroristas de Oslo y Utøya que dejaron un total de 77 muertos y un país conmocionado. En su discurso a la nación tras los atentados, […]

El 12/09/2011 fueron las elecciones municipales y regionales en Noruega, las cuales se han desarrollado a la sombra de uno de los acontecimientos más trágicos de su historia. Los atentados terroristas de Oslo y Utøya que dejaron un total de 77 muertos y un país conmocionado.

En su discurso a la nación tras los atentados, el primer ministro noruego Jens Stoltenberg calificó el ataque de tragedia nacional y apuntó que la respuesta del pueblo noruego al atentado sería con más democraciaii. En otro país que también ha sufrido ataques terroristas, los EEUU, las iniciativas tomadas tras los atentados del 11-S han sido muy distintas al llamamiento democrático de Stoltenberg, mediante la consecución de dos guerras, la ejecución de torturas a presuntos terroristas fuera de toda convención legal y humanitaria y con la aprobación de la PATRIOT Actiii como uno de las mayores ejemplos de normas que inducen a la arbitrariedad legal; si comparamos la promesa de más y mejor democracia ante el terrorismo con el recorte de libertades y el clima de beligerancia mundial, el ejemplo noruego resultaría inspirador.

Ahora bien, la pregunta fuerte a esta disyuntiva es: ¿Está el pueblo noruego dispuesto a contestar la mayor matanza de su historia sólo con demostraciones democráticas, o por el contrario se inclinará finalmente por las medidas autoritarias que han predominado en los demás países?

Varios periódicos españoles han publicado información que podría ayudarnos a responder esta pregunta. Por una parte, El País el 27/07/2011 se hacía eco de una encuesta del periódico noruego Verdens Gang el cual arrojaba una cuota de aprobación del 80% de la gestión del primer ministro Stoltenbergiv. Por otra parte, el periódico Público dio a conocer cinco días después otro sondeo realizado por el mismo diario en el cual el 65,5% de la población noruega afirmaba que el código penal noruego era demasiado laxo y que era necesario endurecer la legislación del paísv. La encuesta de aprobación abrumadora al primer ministro podría ser leída como un refrendo a las palabras de Stoltenberg de enfrentar la violencia con democraciavi. La segunda, sin embargo, parece inclinarse más hacia la respuesta que han dado en otros países al clima de inseguridad generado por la «alarma terrorista». En mi opinión, es difícil que dos encuestas puedan reflejar realmente el sentir de la sociedad noruega sobre cómo responder al terrorismo. No es material suficiente para sacar conclusiones fundadas, aunque puede darnos pistas de hacia dónde puede evolucionar la opinión pública en el futuro.

Retomando las elecciones del lunes 12, podríamos intentar sacar una respuesta a nuestra anterior pregunta a raíz de los resultados electorales. Presentaré dichos resultados, y después mostraré mi interpretación de los mismos.

De acuerdo con la cadena de televisión y radio pública noruega (NRK), los resultados arrojados por las urnas el lunes 12 fueron los siguientesvii:

Partido -N.español-

(N. Noruego)

Equivalente español o europeo

e ideología

Resultado electoral

(en porcentaje)

Variación con respecto al 2007 (en porcentaje)

Laborista (A-Arbeidarpartiet)

PSOEviii

Socialdemocracia

31,6 %

+ 1,9 %

Conservador (H- Høyre)

PPix

Liberal-Conservador

28 %

+ 8,8 %

Partido del Progreso (FRP-Framstegspartiet)

FN (Front National-Francia) PxC (Plataforma per Catalunya)x

Derecha radical y populista

11,5 %

– 6,0 %

Partido del Centro (SP-Senterpartiet)

¿BNG?/Partidos Verdesxi

Centro izquierda, ecologismo, agrarismo

6,8 %

– 1,1 %

La Izquierda (V-Venstre)

Liberal Democrats -Inglaterra-xii

¿UPyD?

Centro derecha, liberalismo, multiculturalismo

6,2 %

+ 0,4 %

Partido Demócrata Cristiano (KRF-Kristeleg Folkeparti)

CDU (Partido demócrata cristiano -Alemania-)

UCD/CDS

Centro derecha, democracia cristiana.

5,6 %

– 0,7 %

Partido de la Izquierda Socialista (SV-Sosialistik Venstreparti)

IU/ICV

Izquierda, ecosocialismo

4 %

– 2,0 %

Rojo (R-Rødt)

IA (Izquierda Anticapitalista)

Izquierda radical, anticapitalismo, trostkismo.

1,5 %

– 0,3 %

Tabla 1. Fuente: NRK 13/09/2011

 

Existen algunas particularidades en la historia electoral noruega que conviene conocer antes de afrontar el análisis.

La primera es la profunda polarización geográfica del voto y la fidelidad del mismo por parte de los votantes. Las regiones septentrionales e interiores son feudo laborista, mientras que la costa y la zona meridional son de mayoría conservadora. Esto coincide con que las zonas en las que el laborismo es más fuerte son zonas rurales, mientras que las costeras de tendencia conservadora aglutinan la mayoría de las ciudades del país. Muestra de ello es que en las elecciones del día 12, tres de las cuatro mayores ciudades de Noruega (Oslo, Bergen y Stavanger) dieron la victoria a los conservadores, mientras que sólo una (Trondheim) a los laboristas.

La segunda peculiaridad reside en el consenso ideológico del país. Este «sentido común» político podemos atisbarlo en el hecho de que aunque en las zonas más densamente pobladas se hayan inclinado por las fuerzas conservadoras, esto no ha impedido que una vez más el partido laborista aparezca como el más votado. Este hecho se debe a una suerte de fidelidad política derivada del consenso ideológico imperante que favorece a la opción laborista. Dicho consenso se caracterizaría por dos ideas fundamentales: El estado social y el corporativismo, a la cual se podría añadir una tercera seña de identidad que sería la cultura de raíz luteranaxiii. La creencia en la existencia de dicho consenso ideológico pudimos verlo también en aquella expresión que Anders Behring Breivik utilizó en su manifiesto político «2083: Declaración de independencia europea» cuando llamaba a la lucha contra el «Marxismo cultural»xiv. Este «marxismo cultural» del que habla Breivik viene a ser una traslación (mejor o peor conceptualizada) de un consenso ideológico que aún siendo dominante, lleva tiempo en declive, prueba de ello es el hecho de que en los últimos años todos los partidos socialdemócratas de los países nórdicos (a excepción del noruego) han estado en la oposición y la gran mayoría han aceptado incluir en sus recetas políticas la agenda neoliberal de la tercera vía del laborismo británico. Pero como digo, el consenso aun funciona y es una de las claves de la permanencia laborista.

Finalmente, un tercer elemento a tener en cuenta es que en las elecciones municipales no existe (salvo en las grandes ciudades) los conceptos de gobierno y oposición en la mayoría de los concejos, pues el pequeño tamaño de la mayoría de las poblaciones y la ley electoral, que establece un sistema proporcional bastante puro, hace que no sea fácil llegar a mayorías de gobierno lo que en la práctica se traduce en gobiernos de concentración en muchos ayuntamientos.

Teniendo en cuenta estos tres elementos (1º distribución geográfica del voto, 2º consenso ideológico social-corporativo y 3º gobierno de concentración en muchos de los ayuntamientos) me dispondré a dar mi lectura de los resultados.

El día siguiente a las elecciones el profesor Lars G. Svåsand de la universidad de Bergen realizó un análisis de los resultados en los cuales identificaba a dos claros ganadores y a dos posibles perdedores. En su opinión los ganadores de la jornada eran el partido conservador y el laborista, tomando en ambos casos el crecimiento porcentual de sus representantes, mientras que los dos perdedores serían el partido del progreso y la izquierda socialista, por ser precisamente los dos partidos que registraron mayores caídas de voto (en especial el partido del progreso). La razón de la caída del voto en cada una tendría distintas razones.

En el caso del partido del progreso la perdida de voto podría venir dada, tal y como sugiere el profesor Svåsand, como un voto castigo por la identificación que se realizó entre el partido y sus ideas con Anders Breivik, quien en el pasado militó en sus juventudes y compartió parte de su ideario. Si bien esta hipótesis es plausible, un análisis de los sondeos de opinión de los periódicos noruegosxv nos muestran que la tendencia en caída del partido es anterior a los atentados de Oslo y Utøya y que por lo tanto, dicha identificación no ha supuesto un giro de los acontecimientos para el partido sino sólo un elemento que ha extremado la tendencia en la que se encontraba.

En cuanto al partido de la izquierda socialista, el caso es bien distinto aunque esclarecedor. Tanto él como el partido de centro y el laborista forman la coalición roji-verde que gobierna en noruega desde el 2009. La pérdida de 2 puntos de la izquierda y de 1,1 por parte del partido del centro pueden ser leídas como un voto castigo contra la coalición. El hecho de que los laboristas no hayan experimentado un descenso de sus votos como resultado del voto castigo se explica por la solidaridad de los votantes ante el partido que fue víctima del ataque terrorista. Mas, y aún con todo, hay que hacer notar que el incremento de votos de los laboristas ha sido de tan sólo dos puntos porcentuales, muy alejado del espectacular crecimiento electoral que muchos expertos auguraban como muestra de solidaridad ante el partido. Ha habido voto castigo también para los laboristas y esto puede notarse en la diferencia de apoyo que el partido recibió en las concentraciones tras los ataques, muy superiores a los resultados cosechados tras las elecciones.

En cuanto a los conservadores, su vertiginoso ascenso en casi nueve puntos porcentuales es posiblemente el dato más interesante que nos arrojan estas elecciones. Desde inicios del 2010 el partido ha ido recuperando gran parte del terreno que el partido del progreso le había arrebatado durante las dos anteriores décadas. Ciertos medios internacionales han visto en este hundimiento del partido del progreso y el ascenso de los conservadores un transvase de votos de una formación conservadora a la otraxvi. Pero no se trata de un simple traspaso. El partido del progreso y el partido conservador comparten una buena parte de sus principios fundamentalesxvii, aunque una lectura comparada de sus bases ideológicas nos revelaran que el partido conservador continúa aún dentro del consenso social-corporativo con el cual el partido del progreso ha cortado tajantemente. El cortar con dicho consenso fue en parte una de las claves del ascenso de la formación de ultraderecha, elemento que ahora se vuelve en su contra.

El problema fundamental del consenso social-corporativo que instituyó la socialdemocracia es que ha dejado de ser un marco de comprensión satisfactorio para una buena parte de la población. Su concepción armónica de una sociedad integrada hace tiempo que ha dejado de corresponderse con los numerosos conflictos y retos que acosan a las sociedad europea desde hace décadas. Si a esto le sumamos el abandono de muchos de los preceptos de la socialdemocracia por parte de dichos partidos y la adopción de postulados neoliberales, las preguntas de porqué la socialdemocracia pierde terreno en los países nórdicos y porqué asciende la ultraderecha se responden por sí solas.

Los partidos de derecha populista que han vivido su auge en los países nórdicos se apartan del consenso social-corporativo y al hacerlo ofrecen a cambio acción y toma de decisiones. El consenso se ataja mediante la voluntad y con ello llega la promesa de que el conflicto va a resolverse. El 24 de julio del 2011 Breivik echó mano de ese carácter decisionista llevando el ataque al consenso social-corporativo a extremos siniestros. Lo más paradójico de la violencia terrorista de Breivik radica en su carácter exitoso. No es una violencia que llame a la adhesión de unos principios, no invita a la discusión, sino que en su carácter espectacular provoca un estímulo social que mueve a la población a exigir decisiones y cambios; acelera el estado de descomposición del consenso social-corporativo. Es por ello por lo que se pueden dar situaciones tan paradójicas como que el 80% de la población apruebe el mandato laborista pero sólo un 30% esté dispuesta a votarles. Por lo que el país en su conjunto se solidariza con la socialdemocracia y el estado social pero más de un 65,5% pide que se endurezcan las leyes tal y como pide la derecha. La población demanda una autoridad fortalecida por encima de una autoridad dialogante. Por eso el partido conservador es el gran vencedor de estas elecciones, porque combina todas estas cualidades. Se encuentra dentro del consenso social-corporativo pero en el límite de poder abandonarlo por su liberalismo económico y su defensa de la autoridad. Es un partido de frontera que sirve de punto de unión entre la noruega que quiere romper con su pasado socialdemócrata y aquella que aun queriendo hacerlo se encuentra demasiado metida dentro de su cultura política.

Votar al partido conservador es una forma de respaldar al estado social-corporativo sin en realidad apoyarlo. Por eso los laboristas no se han beneficiado electoralmente de los atentados terroristas de julio, porque en cuanto víctimas de la violencia terrorista tendrán el respaldo de la sociedad noruega. Pero en cuanto personificación del consenso social-corporativo no podrán ganar el apoyo de una sociedad que ya no se conforma con esa visión armónica de lo social que no da respuestas a los problemas y ansiedades de la población. El conservadurismo inherente a esta forma de socialdemocracia irá laminando las bases sociales del laborismo y fortaleciendo al partido conservador, y un intento de salida neoliberal por parte de este tendrá el mismo resultado que ha tenido para el resto de la socialdemocracia nórdica. La pérdida de su hegemonía cultural.

Volviendo a la pregunta inicial, de si la población noruega ha respondido al terrorismo con más democracia, tal y como proponía Stoltenberg, la respuesta en base a los argumentos presentados es no. No, si lo que se entiende por democracia es la participación ciudadana de la elección de representantes. Un incremento de un 2% en la participación con respecto a las elecciones del 2007 (61,7% 2007xviii – 63,6% 2011xix) no es precisamente una demostración de fuerza democrática ante un cruento ataque terrorista, y menos cuando la fuerza política víctima del ataque apenas se beneficia del incremento.

Si por democracia entendemos la adhesión al sistema social-corporativo, el hecho de que hayan ascendido fuerzas que teóricamente lo apoyan podría leerse como un refrendo a esta forma de organización social y forma de concebir el mundo. Pero ambos partidos no conciben la relación armónica de la sociedad de la misma manera. Mientras que para el laborismo la regla básica del consenso es el bienestar como resultado de la redistribución de recursos por medio del estado social, para los conservadores el consenso es resultado de la instauración de la autoridad y los valores de mercado. No son el mismo proyecto político y por lo tanto, aunque ambas formaciones hayan sido las que más apoyos hayan recabado esto no quiere decir que su modelo sea parejo. El modelo del laborismo pertenece a una forma de organización productiva (el keynesianismo económico y el modelo fordista de producción) desaparecidaxx, mientras que el modelo conservador es un modelo fronterizo que en tanto en cuanto la fuerza del laborismo vaya declinando se irá homogeneizando hacia el resto de partidos conservadores de Europa y abandonando con ello su apoyo al estado social. Por esto, podemos argumentar que si democracia es igual al consenso social-corporativo, este no ha salido reforzado en las elecciones.

Finalmente, si por democracia entendemos, tal y como propone el economista Cesar Roa, como la creación «de un espacio [público] donde puedan presentarse y elaborarse distintas visiones del pasado y del presente para decidir sobre el futuro en común»xxi Entonces podremos argumentar que el partido laborista ha errado el tiro al poner sus esperanzas en las elecciones. El consenso social-corporativo que es la clave de su dominio político-cultural se encuentra en declive y es necesario sustituirlo por otro nuevo. Con su apuesta por las elecciones ha dejado escapar una preciosa oportunidad de concentrar la energía y movilización social que surgió tras el atentado, una fuerza social que podría haber dado un golpe de timón a la política nacional permitiendo que surja un nuevo consenso fruto de la discusión pública y ciudadana, desde el pueblo, por el pueblo y para el pueblo, con la que, posiblemente, hubiera podido frenar el ascenso del conservadurismo ya no sólo electoralmente, sino como única respuesta a la lenta desintegración del modelo social-corporativo.

En definitiva, no creo que desde ningún punto de vista la población noruega haya seguido la sugerencia del primer ministro Stoltenberg de contestar al terrorismo con más democracia. No, la respuesta ha sido la misma que en el resto de países. Adhesión a los principios conservadores de orden y autoridad. La respuesta democrática no ha surgido no porque no haya fuerzas sociales que no estén dispuestas a apoyarla (como se pudo comprobar en las masivas concentraciones de repulsa al terrorismo) sino porque la opción electoral, la única que sabe protagonizar el laborismo, ha dejado de ser para gran parte de la población la forma política por excelencia de enfrentar los retos de lo político. De ahí los sorprendentes resultados de estas elecciones. De ahí la paradójica victoria de Anders Breivik.

Notas

i Todos los enlaces de la bibliografía fueron consultados el 13/09/2011 en la horquilla horaria que comprende de las 10:15 a las 21:00 horas de ese día.

ii En inglés el discurso íntegro del 22 de Julio facilitado por la oficina de la presidencia: http://www.regjeringen.no/en/dep/ud/Whats-new/news/transcript-of-the-prime-ministers-speech/transcript-from-prime-minister-stoltenbe.html?id=651770. También puede leerse en español información resumida sobre el tema en el periódico Público del 25/07/2011: http://www.publico.es/internacional/388638/noruega-promete-mas-democracia-en-honor-de-las-victimas

iii USA public law 107-56: http://www.gpo.gov/fdsys/pkg/PLAW-107publ56/pdf/PLAW-107publ56.pdf

iv El País 27/07/2011: http://www.elpais.com/articulo/internacional/noruegos/aprueban/nota/gestion/primer/ministro/atentados/elpepuint/20110727elpepuint_7/Tes

v Público 1/08/2011: http://www.publico.es/internacional/389683/el-65-6-de-los-noruegos-es-favorable-a-endurecer-las-penas

vi Además de esta interpretación considero que el alto apoyo en la encuesta al primer ministro pudo ser utilizada por los encuestados como una forma de respuesta contra el atentado al apuntalar la imagen de uno de los dos objetivos simbólicos del ataque, pues, no olvidemos que la bomba de Oslo fue dirigida contra las oficinas burocráticas del primer ministro.

vii Resultados con el 99,9% de la NRK: http://nrk.no/valg2011/valgresultat/

viii El partido laborista noruego es en realidad más izquierdista pues mantiene en su programa de políticas públicas una inversión social y de defensa del estado del bienestar más firme que la tercera vía del nuevo laborismo o del PSOE.

ix Høyre es un partido conservador aunque menos que el PP, podría ser más cercano en ciertos aspectos a la desaparecida UCD.

x Resulta complicado encontrar un partido equivalente al Partido del Progreso en España. Este partido se circunscribe en toda una constelación de partidos que aparecieron durante los años setenta en Escandinavia como reacción a la inmigración y a las políticas del estado del bienestar y cuyos ejemplos equivalentes más cercanos sería el partido xenófobo PxC, aunque por su dimensión e importancia de impacto político estaría más cercano a los que es el Front National de Jean-Marie Le Pen en Francia.

xi No existe en España un partido político cuya idea encaje con el Partido de Centro noruego. En Noruega, como en el resto de los países nórdicos los partidos del centro son partido agrarios defensores de los agricultores que con el tiempo han evolucionado hacia una suerte de social-liberalismo mezclado con políticas medioambientales. En España podría equivaler a los posicionamientos sociales del BNG -con toda su dimensión de apoyo y enfoque rural- aunque sin sus posiciones nacionalistas. O, de alguna manera, a las distintas formaciones verdes.

xii «Venstre» significa izquierda en noruego y es el nombre del antiguo partido liberal de noruega que vivió su época dorada durante el siglo XIX. En la actualidad el partido podríamos clasificarlo dentro del centro-derecha liberal, con cierto apoyo al multiculturalismo, el cual puede equipararse fácilmente al Partido Liberal Demócrata inglés y con más dificultad al partido español UPyD, pues en sus enseñas ideológicas no se encuentra el nacionalismo.

xiii Que una sociedad comparta un consenso Socialdemócrata quiere decir que la idea de un estado interventor que asegure la inversión en servicios públicos y en políticas sociales es una idea que sobrepasa a los partidos de la izquierda instalándose también en los programas de los partidos del centro parlamentario y en el conservador (no así en el partido del progreso que es abiertamente neoliberal). El hecho de que ese espíritu socialdemócrata compartido sea corporativo significa que en su concepción del orden social no impera el conflicto y la lucha de clases, como en los partidos socialistas y comunistas herederos de la II y la III Internacional, sino que se basa en la creencia del consenso y la cohabitación inter clasista, por la cual los distintos sectores de la sociedad se relacionan entre sí formando consensos de bienestar recíprocos. Parlamentarismo en lo político, negociación colectiva en el ámbito laboral y protección nacional de los sectores productivos. Esta visión armónica de lo social ha sido defendida en el resto de Europa por las fuerzas conservadoras como la democracia cristiana o el fascismo y ha servido de puente ideológico entre una socialdemocracia que ha conservado exitosamente su hegemonía cultural a cambio de adoptar un talante conservador que le acercase a la derecha política. Este excepcionalísimo ideológico de la socialdemocracia es explicado por autores como Bo Stråth y Øyestein Sørensen por el hecho de que la socialdemocracia en Escandinavia no es sólo producto del movimiento obrero sino que podría considerarse como una forma secularizada de la cultura luterana preindustrial.

STRÅTH, Bo & SØRENSEN, Øyestein (1997): The cultural construction of norden; Universitetforlaget Oslo, Oslo.

xiv El manifiesto fue retirado de la red por las autoridades noruegas tras los atentados pero se pueden leer algunas de sus ideas en este reportaje (en noruego) de la NRK:

http://www.nrk.no/nyheter/norge/1.7724781

xv En este caso uso el barómetro electoral del periódico conservador Afteposten, cuyos editoriales no se alejan demasiado de las ideas del partido del progreso: http://www.aftenposten.no/nyheter/iriks/politikk/article2883937.ece

xvi Entre otros muchos destaco el artículo publicado por la BBC que da un buen ejemplo de la lectura oficial de estas elecciones: http://www.bbc.co.uk/news/world-europe-14895052

xvii Declaración de principios del partido del progreso: http://www.frp.no/no/Andre_sprak/English/Principles/ y del partido conservador: http://www.hoyre.no/www/om_hoyre/english_information/ (ambos en inglés)

xviii Página gubernamental de las elecciones del 2007: http://www.regjeringen.no/krd/html/valg2007/bk5.html

xix Resultados de la televisión pública noruega: http://www.nrk.no/valg2011/valgresultat/

xx JESSOP, Robert (2004): El futuro del estado capitalista; Catarata, Madrid.

xxi ROA, Cesar (2010): La República de Weimar: Manual para destruir una democracia; Catarata, Madrid. Pp. 15-16

 

 

 

Marcos Reguera Mateo es estudiante de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM y de la Samfunnsvitenskapelige Fakultet de la Universitetet i Bergen (UiB)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.