Con la participación de 180 personas, procedentes de 28 países y de las cuatro naciones indígenas brasileras, se llevó a cabo en la ciudad de Rio de Janeiro, entre los días 30 de junio y 1° e 2 de julio, el primer seminario internacional de la sociedad civil para preparar las acciones a ser desarrolladas […]
Con la participación de 180 personas, procedentes de 28 países y de las cuatro naciones indígenas brasileras, se llevó a cabo en la ciudad de Rio de Janeiro, entre los días 30 de junio y 1° e 2 de julio, el primer seminario internacional de la sociedad civil para preparar las acciones a ser desarrolladas de forma paralela a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (UNCSD), más conocida como Rio+20, que acontecerá en junio de 2012, también en Rio de Janeiro.
De forma preliminar, el evento y las acciones a desarrollar paralelamente por la sociedad civil se han denominado como «Cumbre de los Pueblos de Río +20 por Justicia Social y Ambiental»; no obstante, se espera que conforme avancen los preparativos sea definida de forma colectiva y ampliamente consensuada la mejor manera de convocar a los movimientos sociales, organizaciones sociales y no gubernamentales y a la ciudadanía global a sumarse a este proceso, el cual, para el comité internacional encargado de la organización de este primer seminario, constituye una oportunidad única para «reinventar el mundo», apuntando salidas al peligroso camino que está tomando la crisis civilizatoria contemporánea.
Durante el primer día de trabajo, la apertura del seminario contó con varios mini-paneles que sirvieron para que las diversas organizaciones convocantes expresaran su posición, relativa a la grave coyuntura global en materia climática y medioambiental y a la significación de las acciones de la sociedad civil frente a la convocatoria de la ONU.
Como fue indicado, hace veinte años, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (conocida como Río 92) y el posterior ciclo social de conferencias de la ONU, discutieron las cuestiones globales que afectan a la humanidad y pactaron una serie de propuestas para abordarlos (las Convenciones sobre Cambio Climático, Biodiversidad, Desertificación; la Agenda 21, la Carta de la Tierra, la Declaración sobre los Bosques, la Declaración de Durban, entre otras). Pero lo que debería haber sido el comienzo de la reversión de las situaciones de miseria, injusticia social y degradación ambiental se transformó, a lo largo de las últimas dos décadas, en frustración de muchas de las esperanzas depositadas en ese proceso.
Hoy, la depredación del medio ambiente y la destrucción de la vida y recursos de las poblaciones humanas se ha profundizado de la mano con un sistema de producción y consumo capitalista -representado por las grandes corporaciones, los mercados financieros y los gobiernos que garantizan su mantenimiento- que «…produce y profundiza el calentamiento global y el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la escasez de agua potable, el aumento de la desertificación de los suelos y la acidificación de los mares, y en pocas palabras, la mercantilización de todos los aspectos de la vida», como consta en el documento de convocatoria al evento. Desde 1992, no solo no ha habido avances significativos en cuanto al respeto de la vida y la naturaleza, sino que se constata un brutal retroceso, según las palabras de Beverly Keene, representante de la red Jubileo Sur.
Para el representante del brasileño Movimento de Trabalahores Rurais sem Terra (MST-Via Campesina), Marcelo Durão, la lucha frente a la Conferencia de Rio +20 no se agota en sí misma; para él, el capitalismo actualmente apuesta por una «economia verde» como forma de expansión y rearticulación para salir de su profunda crisis, difundiendo la idea de «tecnologias verdes» que van posicionándose como «salidas» a la crisis ambiental y social que cada vez es más patente. Para el lider campesino, así: «Rio +20 debe ser encarada como un momento clave para formular nuestra posición delante de la sociedad brasileña y delante de la sociedad global, para colocar a la población en las calles unitariamente de forma de enviar un mensaje al gran capital de que aquí estamos, resistiendo y luchando por un mundo justo social y ambientalmente».
Las diversas intervenciones durante la apertura destacaron también otras dimensiones presentes en la coyuntura actual; así, se constata que los países industrializados están en pleno colapso econômico (como lo muestra la situación actual que afecta a Europa y a los Estados Unidos, especialmente), por lo cual, de forma desesperada, están tratando de reafirmar las relaciones de poder y dominación sobre la sociedad y sobre la naturaleza, en escala global. En esa tentativa, la creación del llamado G-20 (criado en 1999) puede ser compreendida como una respuesta de los países más poderosos frente a la necesidad de ampliar su base aliada en pro del sistema econômico dominante -especialmente en un contexto de crisis que desde 2008 se agudiza cada vez más por todo el planeta-. No obstante, aunque los países que integran el G-20 representen 85% de la producción y 2/3 de la población mundiales, este foro es considerado como ilegítimo debido a que 173 países (muchas veces los más pobres y que sienten de forma más despiadada los efectos de la crisis) así como la totalidad de naciones indígenas y tribales del mundo, están completamente excluidas de la toma de decisiones sobre aspectos que terminan impactando de forma directa sus posibilidades de sobrevivencia.
Para los participantes, además, es importante recordar que no tenemos más tiempo. No podemos darnos el lujo de 20 años más de devastación y cruzarnos de brazos sin hacer nada ahora, porque una hipotética «Rio +40» es absolutamente impensable delante del ritmo de destrucción de los recursos y de la vida llevada adelante por el gran capital global. El lema con el cual la ONU ha convocado a esta nueva Conferencia («Green economy to fight poverty»), demuestra la absoluta irresponsabilidad con que la crisis medioambiental y social que estamos viviendo es encarada por los centros del poder corporativo y político mundial, que promueve más capitalismo para salir de la crisis provocada por ese mismo capitalismo.
Frente a este discurso verde, los movimientos sociales y la sociedad civil en su conjunto, están frente al desafío de mostrar al mundo entero que existen salidas reales, efectivas, que ya están siendo construidas por las comunidades y por diversos sujetos políticos en todo el planeta. Diversas alternativas productivas, sociales y de gestión económica son emprendidas con éxito por cooperativas, asociaciones de vecinos, asociaciones de economía solidaria, movimientos sociales, pueblos indígenas y minorías étnicas, sexuales, religiosas… por mujeres, jóvenes y niños del campo y la ciudad… todas esas formas de construcción colectiva, aunque hoy no sean hegemónicas, son justamente las que demuestran que otro mundo no es solo posible a futuro, sino que está siendo posible hoy en día también. Por su parte, la llamada «economia verde» de las grandes corporaciones lleva a la destrucción de la vida, a la desterritorialización y violación de los derechos humanos más fundamentales de los pueblos del mundo entero. Es especialmente importante viabilizar estas alternativas porque, como recordó Bryan Ashley, editor de la revista surafricana Amandla!, es todo un desafío crear una mayor consciencia climática y medioambiental quando la población mundial lo que está, muchas veces, es movilizándose por la creación de más empleos y por el acceso a un mayor consumo, dentro de los moldes de la sociedad capitalista, lo que termina generando mayor presión sobre la naturaleza y mayor depredación social.
En síntesis, durante el resto del primer día y durante el segundo día de trabajo, sesiones de debate grupal y plenarias se sucedieron de forma participativa y, aunque existen posiciones encontradas relativas a los objetivos y alcances de la Cumbre de los Pueblos, este primer seminario permitió colocar aspectos relevantes para la construcción de una agenda común y un proceso unitario de aquí a junio de 2012 y más allá. Fue destacada la necesidad de vincular el camino hasta Rio +20 con la enorme diversidad de luchas sociales que están desarrollándose en América Latina y el Caribe, en África, Asia y en la misma Europa y los Estados Unidos. La doble moral de los gobiernos y corporaciones debe ser refutada en todos los países, de forma que, al llegar a la Conferencia de la ONU dentro de un año, esos gobiernos y corporaciones vean su legitimidad menoscabada frente al posicionamiento de las verdaderas alternativas representadas por la sociedad organizada.
Durante el último día de trabajo (sábado 2 de julio) se realizó una plenaria abierta a los movimientos y organizaciones sociales, plenaria en la cual participaron cerca de 400 personas provenientes de distintos lugares de todo Brasil. Esta plenaria fue ya una demostración del enorme interés y trascendencia que la sociedad está atribuyendo a los acontecimientos que tendrán lugar en Rio de Janeiro, dentro poco menos de un año.
Por ahora, la ruta está trazada y el principal desafío durante los próximos meses será mantener la unidad dentro de las distintas fuerzas y movimientos de cara a la realización de la cumbre de los pueblos, paralela y contestataria de la conferencia oficial. Dentro de la así llamada sociedad civil existen diferencias, tanto de concepción como de formas de lucha, relativas a temas como la crisis ambiental y econômica, la «economia verde» y sobre lo que se comprende como las salidas o alternativas. Con este paño de fondo, la construcción de una nueva «hegemonia ambiental» que sea capaz de profundizar una crítica del capitalismo y de proponer a la sociedad global nuevas formas de organización productiva y social, debe pasar por un esfuerzo constante de diálogo entre fuerzas diversas, mas no necesariamente antagónicas, en el marco de esa sociedad civil. El verdadero enemigo es el gran capital y el poder político que lo sustenta. Cuando miles de millones de personas sufren hambre, miseria y violencia cada vez mayores, y cuando la naturaleza está sometida a los peores niveles de explotación en la historia del planeta, puede ser simplemente criminal de nuestra parte no intentar consolidar un diálogo entre todas aquellas fuerzas que militan a favor de un nuevo mundo con respeto a la vida, respeto a la naturaleza y justicia para todos y todas.
Gerardo Cerdas Vega. Grito de los Excluidos/as Continental. Minga Informativa de Movimientos Sociales