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Honduras: La Corea del Norte de las Américas

Fuentes: Rebelión

Honduras se ha transformado en la Corea del Norte de las Américas. Sus acciones la han colado en situación de ostracismo internacional. La OEA la suspendió de membresía en dicha institución, hecho que no se daba desde 1962. Ello implicará, por extensión, fuertes limitaciones en materia de créditos y ayudas. Tanto el Banco Mundial como […]

Honduras se ha transformado en la Corea del Norte de las Américas. Sus acciones la han colado en situación de ostracismo internacional. La OEA la suspendió de membresía en dicha institución, hecho que no se daba desde 1962. Ello implicará, por extensión, fuertes limitaciones en materia de créditos y ayudas. Tanto el Banco Mundial como el Banco Interamericano de Desarrollo ya se pronunciaron en relación a la restricción de créditos al país centroamericano. La Unión Europea suspendió la firma de un Tratado Comercial con los países centroamericanos, como resultado del golpe de Estado, lo que a su vez se traducirá en mayores censuras y retaliaciones en contra de Tegucigalpa por parte de sus vecinos de la subregión. Por lo demás, la UE estudia sanciones específicas en contra de Honduras que podrían incluir la prohibición de entrada a territorio de la Unión de personalidades vinculadas al gobierno de facto, así como medidas restrictivas de tipo económico. La Asamblea General de la ONU aprobó una Resolución condenando el golpe y el Secretario General de dicha organización exigió la restauración del «orden constitucional», afirmando que «todo cambio inconstitucional de poder es inaceptable». Los presientes Obama y Zapatero declararon que no reconocían al gobierno golpista. La SICA, UNASUR, el Grupo de Río y el ALBA condenaron el golpe y exigieron el retorno al hilo constitucional. Otro tanto hicieron los rectores y presidentes de los organismos comiciales de América Latina. Las naciones europeas con embajadores en Tegucigalpa ordenaron el retiro de éstos. Honduras se ha transformado en un Estado paria dentro de la comunidad internacional, que deberá acostumbrarse a vivir bajo el peso de sanciones y exclusiones. Ello resulta particularmente difícil para un país de sus características. A decir del Canciller de Brasil, Celso Amorín: «Honduras es muy dependiente de la ayuda externa, muy dependiente de los prestamos del Banco Mundial».

No obstante lo anterior el régimen de facto se muestra contumaz. ¿Qué razones pueden encontrarse tras esta actitud? ¿Convicción con respecto a la constitucionalidad de sus procedimientos? ¿Certeza con respecto a la existencia de importantes apoyos internacionales? ¿Provincialismo político y miopía superlativos? Es obvio que si hubiesen creído en la validez de sus argumentos constitucionales, la asonada militar no hubiese precedido al intento de legitimación institucional ni este último se hubiese sustentado en la patraña de una carta de renuncia forjada, supuestamente enviada por correo ordinario. Es evidente, a la vez, que los apoyos internacionales con los que cuentan no provienen de gobierno u organismo multilateral alguno. Provienen, por el contrario, de élites de signo conservador que comulgan con los preceptos de inmovilismo político y preservación de privilegios que caracterizan a la élite tradicional hondureña. Este respaldo se sustenta sin embargo en una realidad virtual, de naturaleza mediática, incapacitada para revertir las sanciones y el aislamiento internacionales. El hecho mismo de que el gobierno de facto subestime a tal punto el ostracismo impuesto por gobiernos y organismos internacionales y brinde tanta relevancia al respaldo mediático, confirma a la vez su miopía y su evidente provincialismo político. Lo primero por dejarse seducir tan fácilmente por los espejismos y lo segundo por esa visión de túnel que constituye la mayor expresión de la falta de cosmopolitismo político.

Es una verdadera lástima y un drama en sí mismo que sea el pueblo hondureño quien haya de sufrir las consecuencias de las acciones inconstitucionales, torpes e irresponsables de su élite tradicional.